Isabel

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Yo: has hablado con Cindy?

Jesse: No

Jesse: ¿por qué?

Yo: No... por nada

Jesse: O_o

Jesse: ¿pasa algo?

Yo: noooo... ve y mándame fotos del sancocho

Jesse: jajajaja

El salón que esta vez habían escogido sus tíos no era tan grande como acostumbraba a ser. Estaba decorado completamente con guirnaldas blancas y rojas y en el fondo había un enorme árbol de navidad también blanco con juguetes, mariposas, estrellas y luces que lo hacían resplandecer en toda la habitación. Isabel prefería los arboles verdes tradicionales. Estos le hacían pensar en una equivocada idea de la nieve.

La fiesta transcurría sin ninguna novedad, la mayor parte de su familia estaba allí y parecían todos contentos, algo que ella estaba intentando disimular. Ahora que echaba una vista general, se daba cuenta que en realidad eran pocos los familiares que faltaban, todos habían hecho lo posible por asistir, incluso escuchó que uno de sus primos debía entregar un proyecto importante y lo aplazó. Bueno ella también había hecho su esfuerzo, dejó a un lado la fiesta de Jessica por asistir a ésta, eso valía como un verdadero sacrificio. Mientras recorría el salón, su abuela la llamó

-¿Estas divirtiéndote, Isa?- la abuela de Isabel era una señora de cabello castaño y ojos verdes. Estaba ya adelantada en la edad pero aun parecía fuerte y vigorosa como siempre.

-Si abue... es una buena fiesta- intentó ser positiva

-Yo sé que prefieres la de tu amiga Jessica pero diviértete como si estuvieras allá, ¿vale?

-Claro que si abue

La señora Rosario se alejó a saludar a otros nietos dejando a Isabel con cierto cargo de conciencia. No podría estar así triste toda la noche, no estaba en Galeras, pero al menos tenía una fiesta y estaba con la familia. Su madre se acercó y la llevo a una mesa

-Isa, ¿Qué pasa?

-¿de qué mami?

-Estas así como ida... como triste

-No... nada, es que estaba hablando ahorita con los demás

-Ah entiendo, ¿están en la fiesta?

-No, ninguno pudo ir

-Ya entiendo. Bueno pero alégrate mi vida, estas con tu familia y eso es lo que importa

-Si... la abuela me dijo algo parecido

-sobretodo hazlo por ella... mira que...

-¿Qué?

-No es seguro pero ésta podría ser nuestra última navidad con ella. Así que hagamos lo posible por que sea inolvidable.- la madre le dio un beso en la frente y la dejó sola.

Así que eso era de lo que se trataba. Tantas molestias en las fiestas, el que todos estuvieran allí, no lo había visto antes pero todos estaban alrededor de su abuela siempre preguntándole si se le ofrecía algo o si podrían hacer algo por ella. Isabel sabía que estaba enferma pero no hasta ese punto, la veía tan fuerte, siempre sonriendo y con la mejor actitud. Le costaba creer que esa mujer que tenía frente a ella pudiese morir en cualquier momento.

Se levantó de la silla, fue hasta ella y la abrazó

-Te quiero abuelita- le susurró mientras una lágrima corría por su mejilla

-yo también hijita... ¿sabes que mandamos a preparar sancocho para hoy?- Isabel se separó de ella y le sonrió- ¿Quieres ir a probar si está en su punto?

Aquella noche aunque recordando a sus amigos, Isabel disfrutó lo que quedaba de la noche con su familia, se dio cuenta que con ellos también se podían pasar buenos momentos. Llegó el momento de la comida y todos estaban encantados con el sancocho que Isabel había ido a probar anteriormente y el cual mejoró con la receta de la abuela de Jessica. Mientras tomaba su sopa, no pudo dejar de preguntarse si allá ya habían tomado la suya

Yo: ¿ya sirvieron la cena?



Imperfectamente, la mejor navidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora