Duplados

Capítulo 1

Última hora de clases antes de Navidad. 60 minutos para irse durante dos semanas de este infierno. 3600 segundos para dejar los exámenes y los deberes atrás durante 14 días. La clase de sociales pasa lentamente. El profesor es aburrido, muy aburrido. Creo que si este curso no fuera importante para poder entrar en las universidades, todos nosotros ya le habríamos hecho callar cortándole la lengua.

Clavo la mirada en la ventana que tengo al lado. Los árboles desnudos y el ulular del viento frío de la calle indican que una nueva estación se está abriendo paso entre el otoño. Cierro los ojos pensando en nada. Tener la mente en blanco es una de las sensaciones que más me gusta experimentar.

- ¡Clair! ¿Qué estaba diciendo? – Me pregunta el irritante y pesado profesor. Desvío mi mirada hacia el interior del aula, donde se encuentra él y todos mis compañeros. Tiene la cara roja de rabia, y su barba de un color blanco puro hace que se note más su enojo. Odia que no le escuchen durante sus clases.

- Profesor, usted estaba hablando sobre la Sexta Guerra Mundial, ¿no es así? – Pregunto yo. Sé a la perfección de qué trata este tema, sobre todo porque me lo sé de memoria desde que nací.

- Muy bien señorita Midler. Ahora, dime, ¿sería capaz de contarme un breve resumen de lo que yo he explicado hoy en esta clase? – Me pide el profesor retándome.

- Claro que sí profesor, será un honor. – Él rueda los ojos. No entiendo por qué sigue llamándome la atención por estar distraída en clase si sabe que todo lo que explica y me pregunta lo sé y soy capaz de explicarlo. Soy una estudiante con calificaciones altísimas, nueves y dieces, pero todos los profesores que tuve que aguantar alguna vez dicen que mi conducta es pésima y está por los suelos, que no me esfuerzo y que si sigo así no llegaré a ningún sitio. Soy lista y con buena memoria. Esto son puntos a mi favor, pero el instituto no es en lo que más me preocupo. Sé qué es trabajar duro por conseguir las metas que me he propuesto, vamos, porque he llegado hasta ellas, o en la mayoría. Soy rebelde, lo sé. No me gusta que me digan lo que tengo que hacer y lo que no tengo que hacer. Prefiero que me den consejos y después yo ya decidiré por mí misma. Odio las ordenes. El ser humano nació para equivocarse y cometer errores, y siempre será así. – La sexta guerra mundial. Europa contra América y parte de Asia. Aún no se sabe muy bien los motivos ya que todo es confidencial como siempre. Pero lo importante es que Europa, es decir, nosotros ganamos la guerra. No teníamos soldados suficientes, así que reunimos los diez científicos más importantes e inteligentes de toda Europa para poder manipular la genética de sus soldados para hacerlos más resistentes. Pero salió algo mucho mejor. Cogieron una célula del soldado más fuerte, listo, resistente, seguro de sí mismo... para hacer clones de él. Y fue así que un mes más tarde miles de soldados iguales salieron a la guerra derrotando a los americanos y asiáticos.

- Muy bien resumido señorita Midler. Ahora, por favor, ¿sería tan amable de decirles a tus compañeros las fechas exactas de la sexta guerra mundial? – Vuelve a preguntar el profesor.

- Claro. Esta guerra comenzó el octubre del 3157, no se sabe el día exacto, y acabó el 15 de marzo del 3162. Buen intento profesor, pero como ya ves no fallaré ninguna de sus preguntas. Váyase acostumbrando, ya va siendo hora. – Le digo con una sonrisa angelical. Antes de la Sexta Guerra ha habido la Primera, Segunda, Tercera, Cuarta y Quinta Guerra, aunque las dos últimas se pueden considerar solamente una sola guerra ya que la Quinta empezó justamente una semana después de que la cuarta Cuarta hubiera acabado; además, las causas de las dos guerras fueron casi las mismas: falta de alimento y agua, aunque en la quinta se le sumó el tema de la tecnología avanzada.

El profesor me mira muy malhumorado y decide no hacer caso a mi comentario y seguir explicando la última lección del trimestre. Al mismo tiempo yo vuelvo a estar en mi mundo hasta que BUM! un ruido extremadamente fuerte hace que vuelva a la realidad.