Las albóndigas no eran las mejores que me he comido durante mis diecisiete años de vida, pero algo era algo. Dejo el plato en el fregadero y busco en algún lugar, excepto el frigorífico, algo dulce como chuches o chocolatinas. Finalmente, las encuentro.
- ¿Quegues hug pogo? – Le pregunto a Jane con la boca llena. Definitivamente, la señora Williams compraba un chocolate de muerte.
- No, gracias.
- Pensaba que te estabas muriendo de hambre. – Le digo bromeando cuando veo que sólo se ha comido una de cinco albóndigas.
- Eh... sí, pero con la ducha se me ha quitado el apetito. – Me contesta. – Oye, ¿qué vamos a hacer en esta casa? Es decir, no me gusta estar aquí... Ya lo entiendes.
- Sí... tienes razón. ¿Qué te parece si mañana por la mañana por la mañana nos vamos a otro sitio?
- Estoy de acuerdo, pero ¿adónde?
- No lo sé. Ya veremos. – Sigo comiendo mi delicioso y exquisito chocolate. Diez minutos después de saborearlo salgo de la cocina. – Voy a ver un rato la televisión, puede que funcione y haya alguna noticia.
- Yo voy a dormir un rato. Estoy en mi habitación. Ya sabes cuál es.
Me siento en el sofá y enciendo la televisión, aunque todos sus canales no funcionan, sólo se ve blanco y negro. La apago y cojo mi móvil. Esta más que muerto. La verdad es que o sé por qué lo sigo teniendo, sólo es un cacharro más ahora. ¿A quién voy a llamar con un móvil que ni siquiera se enciende?
Me dirijo hacia la habitación de los señores Williams para tirarme un rato a la cama y dormir. La puerta está cerrada así que la abro. Veo que Jane está haciendo su siestecilla aquí. La tapo con la manta y me voy volviendo a cerrar la puerta sin hacer ruido. Voy hacia el cuarto de mi amiga para dormir allí, pero antes me entran ganas de hacer pis. Desvío mi camino y me dirijo hacia el baño para hacer mis necesidades. Abro la puerta un poco y un olor a muerto invade mis fosas nasales. Con la mano me las tapo y hago entrar todo mi cuerpo para poder tirar un poco de perfume o algo que haga calmar este olor.
Cuando acabo de entrar me fijo que en el suelo hay gotas de sangre. Algunas aún líquidas y otras secas del todo. Es raro. A los señores Williams los mataron ayer por la noche. Ya debería de estar seco.
Después de hacer todo lo necesario dentro del lavabo salgo y voy a dormir un rato. Cojo el despertador de Jane y me lo programo para dormir durante una hora. Después lo vuelvo a dejar sobre la mesita de noche y me duermo.
***
Escucho un sonido que me está interrumpiendo mi dulce sueño. El pastel de chocolate se esfuma y aparece un despertador gigante haciendo un ruido escandaloso.
Entonces me despierto y apago el cacharro que no deja de sonar.
Salgo de la habitación y me dirijo hacia la habitación donde Jane estaba durmiendo. Abro la puerta y veo que aún lo está haciendo. Voy al lavabo para ducharme. Limpio las gotas de sangre del suelo i pongo una toalla para no ensuciar el suelo cuando salga mojada. Cepillo mi pelo azabache para dejarlo sin enredos. Veo qué champú hay, jabones y suavizantes para limpiarme. Una vez me he decidido en cuáles voy a utilizar hago correr las cortinas de la ducha para abrir el agua. No me gusta el agua fría, así que siempre abro el grifo para que se caliente cinco minutos antes. Me quito el maquillaje de anoche y después compruebo si el agua ya está tibia.
Entonces veo que no está clara, pura, limpia. El agua ha adoptado un color rojizo, como si se hubiera mezclado con sangre. El baño ya debería de estar limpio, es decir, Jane se ha duchado ya. No se habrá desangrado.
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Duplados
Science FictionAunque no lo pareciese, el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina... Historia terminada el día 31 de diciembre del año 2015.