Capítulo 2

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- ¡Qué bueno que vinieron! – Exclama la madre de Lizzy. – Hacía tiempo que no les veía señor y señora Midler. – Mis padres y los de Lizzy se dan la mano. – Y que mayor estás Clair, has crecido muchísimo. – Dice mientras me coge de las mejillas, seguro que deben estar rojas de lo fuerte que me ha pellizcado.

La familia Collins nos deja entrar en su casa, que es parecida a la mía, sólo que la decoración y el diseño interior es algo distinto que el nuestro. Durante la Quinta y Sexta Guerra hubo la presencia de una dimensión ética y social que ahora se ve reflejada en la sociedad de hoy en día. Para evitar más guerras y catástrofes los países decidieron unir todos los gobiernos en uno, un símbolo de fuerza y unión. Además, aunque el Gobierno no nos prive de todos nuestros derechos individuales y colectivos es importante decir que sí  hay unos límites marcados socialmente, culturalmente, políticamente y económicamente con el fin de crear un mundo justo, equilibrado e igualado. Es por eso que hay educación obligatoria, todos tenemos derecho a una vivienda y a tener trabajo para ganarnos la vida. En este segundo caso el Gobierno tiene la obligación de proporcionar a todos los habitantes del mundo una casa, y para que no haya desigualdad todas las personas tienen el mismo tipo de vivienda: una casa de dos pisos y un sótano, blanca por fuera y un tejado de color azul. Todas las casas son iguales, pero el diseño de su interior sí se puede escoger. De todas formas, el número de ciudadanos ha ido creciendo, así que la construcción de bloques de pisos ha empezado a ser necesaria.  

- Jane todavía no ha llegado. - Comenta Lizzy.

- Lo más normal. Sabes que la puntualidad no es su punto fuerte. - Le digo yo. Normalmente Jane llega tarde a todos los sitios. Hasta en su primera cita llegó media hora tarde en el restaurante donde había quedado con el chico. Es posible que en el día de su boda también sea impuntual.

- Bueno, ¿qué os parece ver un vídeo de Lizzy cuando aún tenía un año? - Pregunta la señora Collins entusiasmada -. Por cierto, Clair, me encanta el vestido que llevas puesto, hace juego con tus ojos.

Yo sólo sonrío agradecida. El vestido que llevo puesto es de color azul marino con ligeros toques plateados que hacen resaltar un poco el color de mis ojos, que son grises. Además, el vestido tiene algo de vuelo en la parte inferior y no es muy ajustado en la parte superior para disimular el poco trasero y pecho que tengo. El peinado que llevo es un moño bastante alto que aparenta, de esta forma, que mi estatura no es tan baja de lo que en la realidad es.  

- No mamá, no hace falta que les enseñes las cintas - Lizzy está harta de sus vídeos de cuando ella todavía era una cría, y no me sorprende, pues si mi madre los enseñara a todo el mundo que se presentara en casa y además delante de mis narices, estaría harta no, lo siguiente.

- Claro que hace falta, pequeña pulga - Le contesta el padre de mi amigamientras ella bufa casi desesperada. Yo al mismo tiempo me río del apodo que le han puesto. La llaman así desde que nació, según ellos era más pequeña que una pulga. Me volteo un poco para ver la cara de sufrimiento de mi amiga; estoy a punto de soltar una carcajada cuando veo que está negando la cabeza como si la fueran a torturar -. Bueno, os voy a poner la grabación mientras yo acabo de hacer la cena - dice él al momento que enciende el televisor para preparar la grabación. 

- Sálvame, por favor Clair. - Me susurra Lizzy a la oreja para que nuestros padres no se enteren. Yo ruedo los ojos y asiento la cabeza disimuladamente para que la madre de Lizzy no lo vea.

- Señora Collins ¿qué le parece si ayudo a tu hija en su habitación? Según me ha dicho ella está muy desordenada y quiere que se vea bien cuando llegue Jane. - Mentida. La habitación de Lizzy siempre está bien ordenada, toda limpia.

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