CAPITULO 2.

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Polarie POV:

Estaba en un bosque pero no cualquier bosque, estaba en mi más amado hogar. Miraba todo al mi alrededor pero algo me hizo entristecer, toda la armonía y la vida que había antes de irnos ya no existía. Los árboles no se movían, se escuchaba algunos animales salvajes y lo más importante, no percibía a ningún narniano. Esto es horrible, es como si Narnia hubiera muerto, no hay nada que me diga que me estoy equivocando y de que todo está como antes. Caminé por un sendero mirando e intentando encontrar un narniano o algo que me explique que estaba pasando, también estaba mirando para ver si encontraba a los demás. De pronto a mi derecha escucho el relincho de un caballo, lentamente me fui hacia esa dirección y allí había un caballo que se parecía mucho a Eryx, me acerqué un poco y me escondí detrás de un arbusto, asomé un poco mi cabeza para ver mejor al caballo.

— ¿Eryx eres tú? — pregunté y el caballo miró hacia los lados buscándome.

— ¿Quién ha hablado? Vamos sal de tu escondite estúpido cobarde. — habló este en una posición de ataque.

— Vale ya salgo pero no hace falta que te pongas así. — dije saliendo de detrás del arbusto y mostrándome.

— ¿Larie? Oh dios mío cuánto siento lo de antes, no sabía que eras tú. Lo sien... — decía Eryx tan rápido que apenas se le entendía.

— Hey Eryx tranquilo. Fue bastante gracioso, no te preocupes que no estoy enojada. — dije riéndome y él se unió a mis risas.

— Te he extrañado mucho mi pequeña guerrera. — dijo mientras yo lo abrazaba y le acariciaba el hocico.

— Yo también te he echado mucho de menos. Pero Eryx, ¿qué ha pasado aquí? ¿Narnia no es igual que antes? — le pregunté con el ceño fruncido.

— Telmarinos, eso es lo que ha pasado. Cuando vosotros habíais desaparecido aparecieron ellos y destruyeron Cair Pravel, pero lo más horrible es que los narnianos desaparecieron y muchos murieron en la lucha que hubo para defender vuestro castillo. — me explicó mientras yo me sentaba para descansar.

— Que horrible, ¿y papá? — pregunté y él se sentó a mi lado.

— Aslan se fue y no volvió a aparecer desde el día de su matrimonio. — dijo y yo me acordé de algo.

— Eryx hay que buscar a los demás. — dije levantándome rápido, pero grave error. Caí al suelo por el dolor que sentía en el vientre.

— Larie, ¿estás bien pequeña? — dijo y yo negué.

— Mi vientre... — dije con un hilo de voz, Eryx se acercó y levantó con su hocico mi camisa.

— Dios mío, ¿pero qué te ha pasado Larie? — preguntó acariciando suavemente mi vientre.

— Un estúpido me golpeó. — le respondí y él asintió.

— Vamos, sube. Te llevaré con los demás narnianos. — dijo y yo subí a su espalda.

Emprendimos camino hacia el norte donde se encontraban los narnianos restantes de la lucha contra los telmarinos. Mientras caminábamos Eryx me explicaba más detalladamente lo qué ocurrió durante nuestra ida. Al rato de haber acabado su explicación llegamos con los demás y todos me dedicaron una reverencia mientras me daban la bienvenida y se alegraban de mi vuelta a Narnia. Un centauro y un fauno que reconocí al instante, era Cliserio, se acercaron y me llevaron a una carpa, ahí dentro me tumbaron en una hamaca y se pusieron a curarme las heridas que tenía. Al acabar el centauro se fue, no sin antes dedicarme una reverencia, y Cliserio de giró a verme.

— Clis, me alegro de volver a verte. — le dije sonriendo.

— Larie, yo también me alegro. ¿Te traigo la ropa de siempre? — dijo sonriéndome y yo asentí riendo.

Clis salió y al rato entró con un conjunto, lo dejó en una silla y luego se acercó a mí. Me explicó unas cosas sobre lo que tienen planeado hacer y yo le dije que me quedaría con ellos pero que nos tendríamos que mover para que esos telmarinos no nos encuentren. Estuvimos conociéndonos un poco mejor hasta que él se tuvo que ir porque tenía aún trabajo por hacer. Cuando salió yo me levanté de la cama y me dirigí para ver la ropa que me había traído. Vaya, después de tanto tiempo aun recuerda mis gustos. Me puse la ropa y luego salí a buscar a Eryx.

— ¡Hey Eryx! ¿Vamos a vigilar un poco por los alrededores? — le pregunté al llegar a su lado.

— Claro, por cierto estás serán tus armas y compañeras de combate hasta que encontremos tu arco. — dijo y asentí sonriendo.

Eryx y yo nos alejamos del pequeño campamento y nos dirigimos hacia la playa. Al llegar allí vimos que en la arena había pisadas y alguna que otra prenda de ropa. Salté del lomo de Eryx y me acerqué para ver mejor las prendas, eran uniformes como los que llevo en Finchley. Espera estas son algunas de las prendas de los demás que acaban de llegar y estarán por aquí cerca. Corrí de nuevo hacia Eryx que se había quedado más atrás y monté rápidamente.

— Eryx llévame hasta Cair Paravel, por favor. — le pedí emocionada.

— Claro, pero explícame el porqué de tu repentina emoción. — me contestó galopando hacia mi castillo.

— Creo que sé donde están los demás. — le dije y él asintió corriendo más rápido.

Subimos las colinas que nos llevaban hacia Cair Paravel y lo que vi al llegar fue deprimente. Todo estaba en ruinas, lo que antes era un hermoso hogar ahora eran piedras y columnas destrozadas. Caminé hacia lo que se supone que eran los tronos y los miré triste, dirigí mi mirada hacia mi caballo y él estaba parado mirándome apenado. Esos telmarinos pagarán por todo lo que han hecho, me da igual lo que piensen de mi pero quiero vengar la pérdida de los narnianos que se sacrificaron por defender Narnia de dichos seres. Porque como le prometí a mi padre, siempre le seré leal a él y solo a él.

— Vamos a ver si la habitación secreta está intacta. — dije y Eryx asintió.

Subimos unas escaleras que nos llevaron a otra zona en ruinas y me acerqué al lugar donde se suponía que había una pared. La puerta de madera estaba destrozada recientemente y dentro se escuchaban unas voces muy conocidas, me arrimé un poco y las pude distinguir, eran los Pevensie y Luke. Miré a Eryx y le hice una seña con la cabeza para que bajáramos, el solo asintió y yo hice que mi anillo desprendiera una luz para iluminar las oscuras escaleras que nos llevarían a la habitación secreta. Cuando bajamos las escaleras vi como todos estaban mirando sus cofres y cogiendo sus armas, sonreí y carraspeé. Peter, Luke y Edmund desenvainaron sus espadas apuntándome y Susan tensó su arco con una flecha haciendo lo mismo que los chicos.

— Vaya pensé que se alegrarían de verme, no que dirigirían sus armas hacia mí. — dije con una sonrisa burlona mirando la caras sorprendidas de los demás.

— ¡Larie! — gritaron ellos y me abrazaron, luego Peter me cogió de la cintura y me besó.

— ¿Dónde estabas cariño? — me preguntó Peter cogiendo mi cara entre sus manos mientras la observaba para que estuviera bien.

— Estaba con Eryx buscándoos por los alrededores. — contesté girándome hacia mi caballo.

— Bienvenidos altezas. — saludó Eryx haciendo una reverencia.

— Hola Eryx. ¿Qué le pasó a Narnia? — preguntó Susan.

— Larga historia mi Reina, luego les explicaré. Ahora deben equiparse rápido. — dijo un poco agitado, al principio no lo entendí pero luego sentí como alguien estaba en peligro.

— Vale. — dije y abrí mi cofre cogiendo mi arco, la espada que utilizaba antes y las dagas y cuchillas que tenía.

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¡Hola! Siento mucho no haber actualizado el día en el cual les prometí, me surgió algo y no tuve tiempo para actualizar, pero aquí estoy de vuelta con el capítulo especial para Navidad.

Espero que la hayan pasado bien el 25 y que estén felices, muchas gracias por leer mi historia.

Besos y nos leemos.

Las Crónicas De Narnia: El Príncipe CaspianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora