Esos ojos oscuros... |Itachi y tú|

Encuentro Inesperado

—Ojos oscuros...— Pronuncio... Esos que jamás he visto pero sin embargo, los añoro cada noche al acostarme y que deseo mirar todo el tiempo cuando despierto por las mañanas. — ¿Dónde estarán? — Me he preguntado incansablemente — ¿Acaso sólo eres producto de la imaginación? — Quizá auto responde mi subconsciente... Tanta perfección no podría ser real. Oscuros, tan oscuros como una noche sin luna ni estrellas, y tan penetrantes como una daga afilada que traspasa las corazas más resistentes que podría colocar cualquier ser humano. — ¿Dónde estás? — Me digo a mi misma y en automático mi mente pronuncia suspensivamente que dónde estará ese ser cuya seducción es tan masiva que se desborda a través de sus poros, inundando y arrastrando todo a su paso sin condiciones.

Reacciono finalmente, tantas preguntas sin respuesta comienzan a asfixiarme, miro a mi alrededor, nada ha cambiado, no es como si las cosas fuesen a cambiar de la noche a la mañana, literalmente. Observo mi móvil — 12:37m — Digo con un poco de sorpresa, dormí más de lo pensado... Aunque anoche fue algo desastroso, el insomnio invadió mi ser, el sueño logré conciliarlo alrededor de las 4 am, no puedo seguir así. Soñé otra vez con él, mi cuerpo lo pide, lo necesita. Todo se vuelve extraño cuando ya ningún hombre llena tus expectativas, siendo tan elevadas, llevo varios meses sin tener relaciones sexuales, es desesperante no conseguir a ese hombre que ideas en tu mente y que te eriza la piel con sólo imaginar que sus manos rozan tu piel...

Ladeo la cabeza, quizá esté enloqueciendo, quizá deba acceder a salir con uno de los tantos chicos que pretenden tener algo conmigo o quizá deba callarme y dejar de pensar idioteces. Hoy amanecí pensando más de lo normal, es realmente agotador, mi mente jamás hace una pausa, siempre analizando todo lo que pasa en mi entorno, por esa misma razón duermo poco. Con pesadez logro levantarme de mi cama, mis ojos arden, estar tanto tiempo frente al computador me está matando, coloqué mis pies sobre las pantuflas, y caminé a paso lento hacia el baño. Había una paz terrible en mi hogar, al parecer hoy estaba sola, eso debía ponerme de buen humor, sin embargo, me dio igual... Mis apellidos amanecieron cruzados, sin mencionar que mi humor generalmente es de mil demonios.

Miré mi reflejo en el espejo, tenía un poco de ojeras, suspiré y tomé el cepillo, colocando pasta de dientes, los lavé al igual que mi rostro. Luego caminé y entré a la cocina... Realmente no deseaba cocinar. Mencionando que detesto la cocina, sólo cogí un poco de leche y coloqué cereal, seguido de agarrar una cuchara y dirigirme de nuevo a mi habitación. Me senté en la cama, apoyando mi espalda en el copete de la misma, mientras encendía la TV, "desayuné" con toda la calma del mundo, estar de vacaciones en diciembre es perfecto. Terminé mi apetecible desayuno y me quedé en mis aposentos, no deseaba hacer absolutamente nada, la soltería voluntaria me estaba asfixiando, estuve por un rato haciendo zapping hasta que finalmente me quedé dormida de nuevo.

...

Seis horas después un sonido punzante me sacó del mundo de los sueños. — Mierda — Pronuncié al sentir como aparte de escuchar el molesto ruido que me despertó, también vibraba bajo mis costillas, me removí y cogí el maldito objeto que sonaba, vi su pantalla y leí a duras penas que era mi mejor amigo, que por cierto era gay.

— ¿Qué sucede? ¿No ves que es muy temprano infeliz? — Le dije irritada.

— ¿Temprano? ¿Acaso vista la hora, perra? — Me dijo y entonces reaccioné y vi la hora, 6:30 pm...

— Eh... ¡Es temprano para mí! — Dije en mi defensa.

— No puedo creer que aún estés durmiendo. — Me dijo con voz de incredulidad.

— Y una mierda. — Respondí, realmente mis hormonas andaban locas y sólo deseaba dormir.

— Y necesitas que un hombre arremeta contra ti. — Me dijo en un claro tono de burla.