Capítulo 1

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Era un noche estrellada como nunca antes se había visto, las estrellas parecían el mismísimo universo acercarse a la Tierra cada vez más, la luna se encontraba redonda y a su máximo punto.

En la Academia Shiko, casi siendo media noche, en el salón de artes, había un joven. Un joven de cabello violeta algo desordenado, sus ojos de un color naranja casi rojo y unas grandes alas negras saliendo por su espalda. Este pintaba un recuadro de la hermosa vista que se apreciaba a través de la ventana, moviendo su mano de manera grácil por el lienzo. El nombre del muchacho era Shiki Natsumezaka, un ángel caído.

El joven mantenía una expresión seria y calmada. El muchacho sonrió, el recuadro estaba casi listo y se veía perfecto.

El sonido de un arpa se hizo presente en los vacíos pasillos de aquella institución, mientras aquel sonido era seguido por una suave y fina voz femenina, el joven de cabellos violáceos detuvo lo que hacía mientras dejaba el pincel de lado. Salió del salón mientras caminaba vagamente por los pasillos de la Academia Shiko, dejándose guiar por tan melodiosa voz y poder encontrar a la chica que tocaba el arpa y cantaba tan hermosamente, pues se supone que no habría nadie a tan altas horas de la noche.

Tras unos minutos de vagar por los pasillos siguiendo la fina voz, Shiki llegó a la azotea de la institución, apreciando un par de majestuosas alas blancas brillando al borde de la azotea, la muchacha daba la espalda al joven dejando sus maravillosas alas a la completa vista del pelivioleta. Por lo que apreciaba, la joven tenía un largo cabello color naranja rizado que era meneado por la suave brisa nocturna.

Curioso, Shiki se acercó lentamente a la delicada criatura en la azotea, la cual estaba concentrada en su canción.

La pelinaranja miraba el precioso cielo nocturno mientras sus manos se movían con gracia por las cuerdas del instrumento.

Al terminar la melodía, la chica pudo escuchar mejor los pasos de alguien acercarse a ella, se tensó levemente pues se supone que nadie debía haberla visto. La joven se volteó ligeramente mientas sus preciosos ojos avellana se conectaban con unos hechizantes ojos granate. Algo revoloteó en su pecho al cruzarse con los ojos del chico.

El de cabello violáceo también sintió su corazón dar un vuelco al apreciar tan bellos ojos avellana, no sólo sus ojos, sino también su rostro. Facciones delicadas, sus mofletes levemente ruborizados y sus labios rosados, y finos. Su piel tan delicada y cremosa a la luz de la luna, que parecía ser suave y un total deleite al tacto.

La joven era un ángel, literalmente. Pues ella era la dueña de tan majestuosas alas blancas. Parecía ser un Serafín debido al patrón que tenían sus blancas alas y debido al tamaño de estas.

Los ojos de ambos se mantuvieron conectados unos minutos, aunque para ambos, había sido una preciosa eternidad.

-¿Quién eres?- Preguntó Shiki a la joven de naranjo cabello.

El de cabello violáceo se preguntaba ¿Qué hacía un ángel allí? Pues los ángeles no tenían permitido bajar a la Tierra a menos que fuera para cumplir con una misión.

Ella permaneció en silencio mientras sostenía su arpa de plata entre sus delicados brazos. Volteó su cuerpo completamente dejando ver su precioso vestido blanco, el cual contrastaba perfectamente con su nívea piel. Este era corto y de tirantes, escarchado.

-¿Qué hace un ángel aquí?- Preguntó al no recibir respuesta a la pregunta que había hecho con anterioridad.

-Vine por una misión encomendada por mi maestro- Dijo la chica con su aterciopelada voz que caló hasta lo más profundo del corazón de Shiki, su voz era tan suave y delicada, un deleite auditivo -Respondiendo a tu anterior pregunta, mi nombre es Alice. Es todo lo que necesita saber- Se presentó haciendo un leve asentimiento como saludo.

-¿Una misión?¿Qué misión?- Preguntó Shiki mientras se acercaba a ella con paso firme, casi como un depredador.

-Proteger a alguien. Fui encomendada como su ángel guardián- Respondió la pelinaranja mientras se tensaba por cada paso que daba el chico para acercarse a ella.

-¿Proteger?¿A quién?- Dijo tomando las muñecas de la muchacha, apretándolas con fuerza.

La chica soltó un leve quejido, cerrando uno de sus ojos y apretando sus labios debido al dolor que le causaba el agarre. Él la tenía sujeta con bastante fuerza.

-Esa es una información que no puedo revelar. Es clasificado- Dijo apretando un poco más sus labios ya que el agarre del chico se hacía cada vez más fuerte.

-Humm. Dime. Yo quiero saberlo- Insistió el pelivioleta tomando entre sus manos el rostro de la pelinaranja, acariciando delicadamente sus mofletes con sus pulgares.

-No puedo decirlo, tengo prohibido revelarlo- Dijo la chica apartando con delicadeza las manos del chico de su rostro. Aunque su tacto fuese agradable.

Una luz amarillenta, diferente a las tintineantes estrellas, se hizo presente en el nocturno cielo. La de ojos avellana miró aquella luz, sabía lo que era, así que se separó completamente del muchacho.

-Es hora de irme- Dijo Alice antes de correr para poder impulsarse y emprender vuelo, mientras sus maravillosas alas revoloteaban alejándose cada vez más de aquella academia.

-Es una musa- Dijo él mientras la miraba alejarse -MI musa- Dijo con una sonrisa torcida antes de entrar nuevamente a la institución.

La pelinaranja por su parte, miraba al chico a lo lejos ¿Qué era esa calidez que sentía en su pecho al verlo? La joven llegó a su hogar, en donde se encontraba su amiga Mitsuki. Una joven de largo cabello rosa pálido, con ojos de hermoso color caoba y piel lechosa.

-Eso ha sido peligroso Alice- Dijo la pelirosa a su amiga, mientras se sentaba a su lado -No deberías involucrarte con demonios o ángeles caídos- Advirtió mirando al pelivioleta.

-Mi misión es proteger a Ritsuka de ellos. Es mi deber como su ángel guardián- Dijo mientras podía observar el infinito a sus pies -También debo enseñarle a alguien lo que es el amor y creo que sé de quien se trata- Dijo recordando al pelivioleta.

Si bien se le había encomendado a la joven Alice cuidar a Ritsuka, también se le dió la tarea de mostrarle lo que era el amor a un ángel caído. Su maestro nunca especificó bien quien era el ángel caído, pero ya la joven tenía consciente quién era.

Era extraño, la joven sentía que ya conocía al de ojos granate de alguna parte. Aquellos ojos le eran tan familiares, al igual que aquella calidez en su pecho. Era como si ya se conocieran desde hace mucho tiempo, pero era imposible, a penas lo había conocido.

-Será mejor que descanses. Mañana es el día en que debes volver a la Tierra para cumplir tu misión- Dijo la pelirosa a su amiga antes de retirarse.

A partir de mañana, aquel ángel se convertiría en una humana común y corriente para poder cuidar a Ritsuka más de cerca y también poder estar más cerca del ángel caído para enseñarle lo que es el amor de verdad.

-Sé que podré cumplir con este reto, me aseguraré de que Ritsuka esté a salvo y enseñarle a ese chico sobre el amor verdadero- Dijo decidida y con una sonrisa, para ir a descansar un rato antes de su misión.

Por su parte, el pelivioleta había dejado el recuadro que pintaba un rato antes de la llegada de la joven, para comenzar uno completamente nuevo. El chico tenía una sonrisa torcida en su rostro mientras sus manos movían el pincel con una rapidez inhumana sobre el lienzo. Miró con orgullo su obra, era un cuadro de la joven Alice, era un perfecto recuadro de la pelinaranja. Shiki dejó el pincel a un lado.

-MI musa- Dijo mientras acariciaba con su dedo el rostro del recuadro corriendo la pintura, que estaba fresca.

Acarició el rostro en la pintura con delicadeza, riendo de forma tétrica y un poco sádica, antes de pasar sus manos por toda la pintura corriéndola, manchando sus manos. El chico abrazó el lienzo, manchando su ropa, cosa que no pareció importarle en lo más mínimo.

Shiki sólo se dedicaba a abrazar el lienzo, con la pintura completamente deformada y una risa bastante tétrica haciendo eco en el lugar.

My Sweet Angel ~Shiki Natsumezaka~ [Dance With Devils Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora