Epílogo

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Han pasado tres años desde aquella triste despedida entre los ángeles enamorados. La pelinaranja seguía con su deber como Guardián de Ritsuka, siempre manteniéndola protegida a pesar de que el Grimorio no estuviese.

En aquel momento, el bello ángel de cabello naranja tocaba en su arpa una melodía, mientras miraba a su amiga Mitsuki en la Tierra.

La pelirosa decidió por sí sola, ir a la Tierra, en donde se había casado con el buen Lindo Tachibana y habían tenido una hija llamada Sarada. Tenía el cabello rojo escarlata como el de Lindo y sus ojos eran de un precioso color caoba como los de Mitsuki. Tenía a penas 6 meses de nacida.La pelinaranja sonrió al ver la felicidad de su amiga.

La pelinaranja no era tan valiente como para hacer algo así, tenía un deber que cumplir. Miró la pluma negra en su mano, pertenecía a su amado ángel caído, cerró su mano y la llevó hacia su pecho. Su maestro la llamó en ese mismo momento y esta fue hacia él. Tal vez se trataba de una nueva misión.

Mientras tanto, después de mucho tiempo, por fin Shiki se había librado de los demonios y viviría libre, sin tener que estar atado a nadie, haciendo lo que se le plazca. Sin limitaciones.

El de cabellos violáceos estaba en la cima del edificio más alto de la ciudad. Usaba sólo un pantalón negro, sin alguna camisa, y descalzo. Sus alas negras estaban extendidas. Shiki miraba las estrellas tan brillantes que había esa noche, por alguna razón, el cielo se veía idéntico a como estaba hace tres años. Parecía como si el universo se acercase a la Tierra y la luna a su máximo punto, brillante y redonda. Justo como el día en que volvió a ver a su amada pelinaranja.

Con nostalgia, el chico miraba tan bello cielo nocturno. Luego desvió la mirada a la pluma blanca en su mano, pertenecía a su dulce ángel. Cerró sus ojos mientras la suave brisa nocturna jugaba con su cabello y sus negras plumas.

Pasaron unos minutos hasta que el pelivioleta sintió un suave y cálido tacto en sus mofletes, lo cual provocó que él abriera sus ojos granate. Al abrirlos, pudo apreciar unos bellos orbes avellana frente a él.

-Alice- Pronunció el ángel caído contemplando el rostro de su amado ángel.

-Hola de nuevo, Shiki- Dijo la pelinaranja con una dulce sonrisa en su rostro.

La chica portaba unvestido blanco strapless, largo hasta las pantorrillas, junto con unos zapatos de cintas blancos y sus alas revoloteaban manteniéndola suspendida en el aire.

-Mi Dulce Ángel, volviste- Dijo el de ojos granate tomando la cintura de la pelinaranja y sentándola en sus piernas.

-Y esta vez será por siempre. Ahora tengo una nueva misión. Mi misión ahora es ser feliz contigo- Dijo la pelinaranja con una sonrisa y rodeando el cuello del joven con sus brazos.

-Espero que así sea, pues NUNCA, te dejaré ir- Dijo el chico apretando más fuerte su cintura -Eres MI musa, MI ángel. Eres MÍA- Dijo con posesividad antes de tomar los labios del ángel entre los suyos.

A diferencia de los besos que se dieron con anterioridad, este era posesivo y apasionado. La chica correspondía con torpeza, mientras el pelivioleta ponía la pasión en aquel beso.

Ahora que estaban juntos, nada ni nadie los iba a separar. Vivirían como humanos en la Tierra, independientemente de sus razas. Estaban enamorados, eso era un hecho que no se podía negar.

Ambos se casaron al año de vivir en la Tierra, tuvieron una hija llamada Sora. Una bella niña de cabello naranja rizado y ojos naranja casi tocando a rojo.

La pequeña era la prueba de su eterno amor y fidelidad.

My Sweet Angel ~Shiki Natsumezaka~ [Dance With Devils Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora