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Como todos los días camino a paso tranquilo por la plaza, no tengo prisa por el momento, tengo la hora marcada y aún falta mucho, pero cuando tengo una oportunidad para sentarme a descansar, lo hago. Todavía me recupero de la herida en el tobillo, nada grave, pero cuesta lo suyo andar cuando duele.

Abro mi bolso y saco una botella de agua, tengo esa manía, esa clase de persona que necesita llevarla encima y beber cada dos por tres, al menos no es whisky como mi hermano antes de alejarse de la adicción.

Me entretengo un rato pensando y cuando vuelvo a mirar el reloj en mi muñeca ya es casi la hora, así que compruebo si mi pié está en condiciones y luego sigo andando, hasta sentarme unos cuantos bancos más lejos y espero.

*Vale, esta historia me encanta, pero no estaba segura de publicarla, así que recibir vuestra opinión a lo largo de la fic sería genial.*


guns [l.h.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora