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Le admiro, tan solo dos semanas le han bastado para conquistarme. Recita poesía sin ningún tipo de apoyo, ha tenido la pasión suficiente para aprenderse los versos de los más grandes. Pero él va más allá de las palabras, te cautiva con la emoción en sus ojos, atrapa a la gente con sus mínimos gestos, nos engancha con su sonrisa.

Pero si hay algo que me hace volver cada tarde es que yo también amo la poesía, y con cada estrofa que él dice de memoria yo sé que nunca se equivoca. Pero al final aprovecha para engañar a los transeúntes, entre poemas de Shakespeare —por decir alguno— cuela versos que nunca antes había escuchado y que no por ello dejan de ser igual de significativos.

guns [l.h.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora