Ambos recordaban cómo hace años se habían armado de valor para confesarse sus sentimientos después de haber pasado toda la infancia y la adolescencia juntos, siempre habían estado el uno para el otro, viviendo en su propia burbuja de felicidad sin importar lo que opinasen los demás, superando los obstáculos que la vida les ponía en su camino hacia la madurez. Su primer beso bajo una noche estrellada, su promesa de permanecer unidos en la eternidad sellada con su primera vez, a la luz de las velas y entre pétalos de rosas.
Sin embargo, ahora en sus ojos vio la desesperación del momento, un adiós definitivo a aquella relación de la que habían tirado tanto hasta romperla por completo. Sin duda se seguían amando como el primer día pero los errores se habían ido acumulando a sus espaldas hasta que el peso fue demasiado para soportarlo, cada día una nueva discusión, cada día una pared de orgullo se erigía entre ellos seguida de una puerta con destino a las profundidades de Pandora.
Ella, quien ahora se alejaba de él lentamente en silencio y arrastrando una maleta, había sido quien esa misma mañana, entre lágrimas de dolor, se había prestado a ser la pistolera de aquel tóxico amor, sólo dijo dos palabras mientras metía su ropa en la maleta: ¨se acabó", tan pocas palabras ponían fin a tantos años de recuerdos juntos pero ya era inútil tratar de recomponer aquella historia. No les quedaban fuerzas para resistir en aquella guerra, las continuas batallas habían consumido el amor hasta el punto de volver vacíos los te quiero, la cama en un lugar frío, las conversaciones en peleas y finalmente en silencio, nada quedaba por decir, nada por hacer, sólo mirar la distancia que crecía entre ellos a cada paso que daban.