Reflejos

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Vi en sus ojos la desilusión y la neblina que últimamente caracterizaba su mirada, ella jamás lo admitiría en voz alta pero era obvio que se estaba ahogando en su propio mundo ¿por qué nadie más era capaz de verlo? Su sonrisa era ahora una falsificación de lo que algún día fue, un engaño para hacer creer que todo iba bien. Sí, esa mentira que incluso ella había empezado a creer como cierta.

Todo en ella seguía igual y a la vez había cambiado, algo imperceptible, casi como una ilusión, una pesadilla en la noche, pero sin duda el cambio estaba ahí. Esa visión me estaba envenenando, no es lo que yo quería ver. Alcé mi puño hacia ella y lo estrellé contra su cara, el rojo carmesí inundó mis pupilas. Nada más cambió, aquella mirada cansada seguía observándome con una expresión inmutable desde el otro lado. Aquella imagen fracturada me seguiría cada día a donde fuera que fuese, esa era mi realidad, esa era yo.



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