CAPÍTULO 7. No sé que hacer...

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Los días pasaban. Los que no estaba con ella eran cada vez más pesados y lentos. Pero sin embargo, cuándo estábamos juntas el tiempo pasaba tan rápido que me daba miedo parpadear.

Pero sin embargo empezaba a tener una sensación de vacío, estaba genial cuándo quedábamos, aunque fuera para sentarnos en un césped y poner música, y me estaba empezando a pillar en serio de ella. Pero no quería. Digamos que lo de "enamorarme" nunca ha sido mi fuerte, siempre elijo a las peores personas y a las que más daño me van a hacer, y aunque con ella es, y era diferente, tenía miedo de que me volviera a pasar algo parecido. Y de hecho creo que aún hoy lo tengo. No sé, ¿seré masoquista? Porque si no, no lo entiendo.

En fin... El caso es que dejé que siguiera pasando el tiempo, total... Aunque lo que sentía se me notaba tampoco salía el tema, y mis sentimientos en casi todos los aspectos de mi vida dan igual, así que, ¿por qué está vez iba a ser diferente? Preferí dejarlo estar. Quedar y estar con ella por supuesto, porque era mi única forma de escapar de todos y de todo, de olvidarme un poco del resto del universo, pero pensé que había sido un encoñamiento tonto que se me acabaría yendo de la mente. Hm... Llevaba casi un año auto engañándome con el tema de mi corazón, y no estaba preparada para que él tomara las riendas de la cabeza y de todo lo que quedaba de mí. Pero sin saber por qué le deje hacerlo... Sin plantearme el posible dolor futuro, eso es lo que haces cuándo quieres a alguien, ¿no? Anular tus sentidos de protección hacia uno mismo y regalárselos en un paquete delicadamente decorado a la otra persona, asegurandote a ti misme que mientras tenga el paquete nada malo puede pasarle a esa persona. Pero, lo que muchos no sabéis, es que a veces ni siquiera se sabe que tienes el paquete, o cuándo se sabe, mucha gente prefiere decir que lo ha perdido. Pero sigo sin entender porque a la gente le gusta eso. Que la protejan. A mi me gusta proteger a los que quiero, protegerla a ella sobretodo, pero... Tengo tantos paquetes perdidos que ya no sé dónde meterlos.

Lo peor es que cuándo más tiempo pasaba con ella, más me gustaba, más me atraía hacia ella, y las me dolía cuándo la veía mal. Y no solo eso, si no que, cuándo estaba con ella dejaba mi corazón y mi ser abiertos para ella, la enseñaba todo lo que era, y luego me arrepentía de hacerlo, pues la gente está acostumbrada a ver la coraza exterior de mi, pero no podía evitarlo, y ahora tampoco... Pero creo que me conoce tan bien que nota el mínimo cambio en mi forma de actuar o de ser. No sé... Pero llegué a un punto de no saber que hacer, si seguir adelante y arriesgarme con ella, porque creía que era la correcta, por decirlo así, o alejarme... ¿Sabeis cuál es el fallo de eso? Que los algunos imanes son tan resistentes que llega un punto en el que no se pueden separar.

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