Capítulo 5

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Jodie se despertó, gritando y sudando. Ya no tenía dieciséis años, tenía treinta y seis. Se encontraba atada a una camilla, otra vez la misma pesadilla de todas las noches. Aunque más que un sueño, resultaba ser un recuerdo. Todo el pueblo se acuerda y se acordará de ella, ¡como para no hacerlo!

Jodie Trinket fue hallada en una congelada casa victoriana. La policía al llegar se topó con una adolescente gritando en el suelo, frente a las cabezas de los miembros de su familia, las cuales se encontraban dentro de cajas de regalos. Intentaron calmarla y hacerla entrar en razón, pero sin demasiado éxito. La joven fue acusada de los asesinatos de Josh Trinket, Tara Smith y, por último, del pequeño Aiden Trinket. Su coartada fue muy breve, al igual que inservible: se despertó por el fuerte sonido de unos cascabeles, más tarde se daría cuenta de que pertenecían a los renos del trineo de Santa Claus; su casa estaba congelada y fue obligada a abrir aquellas cajas que guardaban las cabezas de su familia. Cuando le preguntaron por el asesino, ella simplemente contestó:

— Fue él. Fue Santa Claus.

Obviamente, no la creyeron. ¿Quién iba a hacerlo? Jodie fue encerrada en un centro psiquiátrico ya que los médicos creyeron que sufría severos trastornos, aunque ese no era el verdadero motivo. La mantenían la mayoría de las horas sedada, para que dejara de gritar y patalear. Los forenses jamás pudieron explicar por qué la casa se encontraba bajo una capa de hielo y sin electricidad mientras que el resto del vecindario gozaba de una cena familiar con calefacción y luz. Tampoco hallaron los cuerpos de la familia Trinket, aunque corre el rumor de que se encontraron unos restos humanos descabezados en un remoto y aislado lugar de la Antártida.

Pese a todo, el siempre amable Santa Claus enviaba no se olvidaba nunca de enviar cada Navidad un regalo anónimo para Jodie. Sin embargo, ella sabía a la perfección que se trataba de él.

— Que seas muy feliz y pórtate bien —Terminó de leer la enfermera y entonces esbozó una amplia sonrisa—. Vaya, Jodie. Parece que Santa ha venido a visitarte y te ha dejado un regalo. Tienes mucha suerte, querida.

— ¡No! —Chilló Jodie de repente y comenzó a moverse de manera descontrolada, tratando de zafarse de las esposas que la mantenían atada a la cama.

— ¡Deja de portarte así de mal, Jodie! —Siempre que oía aquello, la que ahora era una mujer dejaba de moverse al instante, como si aquellas palabras fueran un comando. 

Se quedaba totalmente quieta, como una estatua, y guardaba el más absoluto silencio. No quería volver a entrar en esa lista, jamás en la vida. No soportaría otro encuentro con él. Cuando por la noche apagaban las luces, Jodie aún podía escuchar aquellos pasos hacer eco. Aún recordaba todas y cada una de las palabras que intercambió con ella. Esa sonrisa todavía le nublaba los pensamientos. Aún se acordaba a la perfección de aquella noche de Navidad en la que Santa Claus fue a visitarla.

 Aún se acordaba a la perfección de aquella noche de Navidad en la que Santa Claus fue a visitarla

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Este es el último capítulo del Micro-relato de terror para el concurso CDE (Concurso Descubriendo Escritores) organizado por saraholguinx y abrilfanara.

Espero que haya sido entretenido leer la historia o que por lo menos os haya dado algún escalofrío.

Un beso,

Mire.

Santa Claus viene a visitarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora