Aaron y Bonnie

27 2 0
                                    

AARON'S POV

Era otro cambio de clase normal y corriente. Los estuches volaban, el ruido podía escucharse desde Francia, la gente se empujaba entre sí, otros peleaban, otros se chillaban y discutían. Lo dicho, normal y corriente. Me senté en una mesa al azar para contemplar todo aquel jaleo. 

-Largo de mi sitio- exigió una azabache.

-¿O qué?- alcé las cejas. Ella me lanzó otra de sus miradas asesinas.- Vamos, ¿no puedes ser agradable por un día?

-Seré agradable contigo cuando los cerdos vuelen. 

-El otro día vi uno volar.

-Oh, claro- oh, no. Ya empezaba otra vez. Bomba sarcástica.- Y seguro que después fue a tomar jugo de la piedra filosofal con su amigo el unicornio, que acaba de salir de ver una pelea entre Batman y Superman. 

-Te has superado- le dije con la mejor de mis sonrisas. Ella me lanzó una mirada fría.- Oye. yo también lo creía imposible, pero lo vi con mis propios ojos. 

-¿El cerdo o el unicornio?- preguntó con curiosidad.

- Algo mucho más increíble- hice una pausa para dramatizar, en la que ella arqueó las cejas para que siguiera hablando.- A ti sonriendo. 

-Pendejo- masculló. Aunque había vuelto a sonreír.

-Y lo haces de nuevo. ¿Sabes? Cuando bromeas eres incluso agradable. 

-¿Qué quieres de mí?- preguntó cruzándose de brazos y alzando de nuevo ese muro invisible que siempre la aislaba. 

-No quiero nada- respondí yo con sinceridad. 

-Largo de mi sitio- repitió, esta vez mucho más fría que antes. 

-Eres muy estirada y muy borde. Por una vez que intento estar de buenas contigo me rechazas así. ¿Qué pasa contigo?

-Si tan estirada soy, ve a divertirte con tus amigos, a hacer el payaso y a hablar de lo maravilloso que eres. Y lárgate de mi sitio.

Me fui de su sitio volví para charlar con mis amigos. 

BONNIE'S POV

Era invisible para todo el mundo. ¿Por qué no podía serlo también para ese molesto payaso? Aunque también era cierto que él estaba intentando ser agradable. Tal vez yo también debería intentar ser agradable. 

Esperé al siguiente intercambio de clases. 

-Hey- oí.- Estirada. 

-¿Qué quiere el señor que vio un cerdo volador?- respondí olvidando ser amable. 

-Puedes abreviar todo eso a Aaron- arqueé las cejas. Él hizo una pausa. Entendí que quería que le dijera mi nombre. 

-A mí me sigue gustando "Estirada"- dije con una sonrisa vacilona en los labios. 

-Bah, de todas formas sé tu nombre- dijo con aires de suficiencia. 

-¿Cuál es?- inquerí yo, sin dejar mi sonrisa.

-María- negué con la cabeza.- Emma. Samanta. Evanna. Petunia. Margarita. Violette. Alexandra. Sandra. Lila. Taylor. Jessica. Jannet. Candy. Bonnie.

-Bingo. 

-¡Bonnie! Te dije que me lo sabía. 

Me reí. 

-Bueno, "señor que vio un cerdo volador", creo que ya va siendo hora de que te largues de mi sitio. 

-Bueno, "señorita sarcástica y estirada", creo que será mejor que no me digas lo que tengo que hacer. No olvides que soy más alto que tú.

-Y tú no olvides que soy más inteligente que tú. 

-Otra vez con aires de superioridad.

-Perdona, pero tú tienes tanto ego que no sé cómo entras por la puerta. 

-Pues tú tienes tanta superioridad que te ves en un altar y no llegas ni a un pedestal- creo que él era consciente de que no tenía sentido.

-Pues tú te crees copa de cristal y no llegas ni a vaso de plástico. 

-Pues a mí ya se me han acabado las ideas. 

Yo me reí. No me caía del todo mal. 

-Bueno "señor que vio un cerdo volador", como te he vencido claramente, largo de mi sitio.

-Está bien "señorita sarcástica y estirada". Pero sólo por esta vez. 


Mis perfectas imperfeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora