Capítulo 4

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En compensación por no haber actualizado en bastante tiempo aquí les dejo un laaaargo capítulo para que lo disfruten :3

###Vicky###

No se cuántos días pasaron desde que llegamos a este lugar, ni me importaba, sinceramente. Solo recuerdo que, después de oír todas esas patrañas, después de descubrir todo aquel mugriento y metafórico pastel, me encerré en una habitación aleatoria de aquel enorme edificio. Lo único que hacía, que intentaba hacer, mejor dicho, era comprender y asimilar toda la mentira en la que se había visto envuelta mi vida: yo era medio ángel, mi mejor amiga tenía alas, Elijah ni siquiera era humano, demonios, resulta que yo había salido de copas con la maldita parca, y Guerra... bueno, el ya no me parecía tan horrible. Supongo que no le había conocido en el mejor momento, aunque eso no quitase que fuese un bruto de mucho cuidado.
Escuchaba pasos desde el otro lado de la puerta, unos pasos inquietos. Alguien estaba ahí desde hacía ya un tiempo, sin atreverse a decir nada, solamente caminando a paso rápido de forma nerviosa, pero sin atreverse a decir palabra todavía. Claramente, no le iba a dar el gusto de preguntar qué quería, estaba claro: disculparse. Fuera quien fuese el caminante me estaba poniendo ya de los nervios. Esto debía acabar, por el amor de Dios.
Me acerqué lentamente a la doble puerta adornada con motivos dorados vegetales enteramente y miré por el pequeño visor para ver al causante de mi inquietud: era Luna.

-Si estoy aquí es porque quiero estar sola. Vete por favor y deja de hacer ese ruido espantoso, no ayudas a nadie. - hablé finalmente.

-Vicky... Abre la puerta por favor, tienes que comer, llevas ahí metida cuatro días. - dijo la rubia preocupada.

-Luna... ¿Así te llamas no? - me apoyé con la espalda en la puerta para no caerme al suelo. El no comer me tenía fatigada físicamente, me costaba hasta respirar - Dime que al menos no me has mentido acerca de eso.

-Vicky... - pronunció solamente. Su voz se quebró.

-Vete. Ahora sí. Lárgate y déjame tranquila. - no podía creer que ni siquiera conociera su verdadero nombre. ¿Quién demonios pensaban estas personas que era? ¿Una completa ignorante? A la mierda.

La escuché alejarse un poco de la puerta para hablar con alguien. Reconocí la voz del hombre alado, ese tal Azrael, que se hacía llamar mi padre sin permiso.

-¿No desea salir todavía? - preguntó él, parecía preocupado.

-No, mi señor. Creo que todo esto la supera... - dijo ella con un hilo de voz.

-Ten fe. Es fuerte, podrá con esto. - sus pasos se alejaron dejando a la rubia sola de nuevo al otro lado de la puerta.

Al cabo de unas cuantas horas sentí los pasos de Luna alejarse también. Me sentía aliviada, al menos ya no la tendría ahí pasmada poniéndome nerviosa. Decidí salir a escondidas ya que no me apetecía ver la cara de ninguno de los cuatro por ahora así que fui sola, al caer la noche, para explorar el lugar. Era un hermoso sitio apartado de todo lo que fuera civilización. El edificio se encontraba en la cima rocosa de una gran montaña adornada de grandes árboles de raíces muy profundas. El paisaje era hermoso, con todos aquellos árboles florecientes y el edificio en sí era bonito, adornado con motivos dorados. Todo parecía sacado de un cuento de hadas.
Salí por la fachada y pude escuchar a lo lejos el relinchar de un caballo así que fui en su busca. Prefería un millón de veces la compañía animal en estos momentos ya que al parecer, todos los demás me tomaban por imbécil. Al encontrar la valla que contenía a dos caballos trotando, me acerqué con cuidado y los observé: el primero era un caballo pálido, parecía enfermo, muy enfermo y malherido. El otro, en cambio, me sorprendió sobremanera. Le había visto antes, era el caballo de Guerra... el mismo al que vi morir antes de desmayarme.

Wish Stone || (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora