Capítulo 1: Soy

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Me llamo Raymond Alexander Bufford, a quién cariñosamente llaman Don Ray. Tengo 87 años y vivo sólo en mi casa tras sufrir la pérdida de mi esposa Liss hace algunos 15 años. Y aquí me encuentro, sentado en el balcón de mi casa, mirando como las nubes son empujadas por la brisa, como los rayos del sol van manchando poco a poco mi piel, viendo como el tiempo se desvanece al pasar de las horas, viendo como mis pensamientos me torturan sin poder controlarlo.

Tengo 3 hijos, Michael, Lisa, Jennifer. Todos ya están casados, viven muy lejos de mi. Casi siempre me visitan para navidades aunque ya se acerca el 24 y no se les ha visto el pelo por acá. Pero bueno, que más se puede esperar cuando tus hijos te tiran lejos de la sociedad en una casa apartada en la montaña para que así pases por desapercibido. Anhelo abrazarlos, anhelo besarlos, anhelo decirle que los amo. Y aquí estoy, pensando todo el día como los crié, qué cosas les enseñé, que pude haberles enseñado y no lo hice, qué cosas hicimos juntos. Amaba cada mañana cuando iba a sus cuartos y con un beso en sus mejillas los levantaba y les decía: "Levantense mis pequeños tormentos".

Aveces me pregunto, si todo sería diferente si Liss estuviera aquí. Quizás mis noches de agonía serían menos oscuras, quizás mis horas de llanto serían llenas de alegría. Liss siempre fue para mí lo máximo, ella me llenaba de vida, aunque realmente, ella era mi vida. Recuerdo como si fuera hoy, que el día de nuestra boda le dije que mi último suspiro lo daría abrazado a su mejilla y sería un "te amo". Esos 57 años de nuestra vida que estuvimos juntos supe amarla y respetarla como lo que siempre fue y como siempre yo le decía hasta el día de su partida " mi princesita". Amaba verla sonreír en las mañanas, amaba sentir su calor cuando la abrazaba, amaba poder mirarla a los ojos cuando quedábamos en silencio en medio de la nada. Pero aquí estoy, sentado en mi balcón, admirando la grandeza del cielo, pensando en que maravilloso lugar se encontrará el amor de mis amores, Liss.

Soy, sólo soy yo, un simple anciano, olvidado por sus hijos, al cuál la vida le quitó lo que más amaba, su esposa y que ahora pierde su tiempo pensando en todo lo que hizo, en todo lo que dejó atrás y todo lo que ya no tiene marcha atrás.

Una Mirada En El OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora