5. Llega un nuevo profesor, ¡¿y ya me odia?!

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Nota: Siento mucho no haber colgado antes, no sé si alguien aún va a seguir esta historia, si es así me haces muy feliz, si no es así espero que este capitulo les guste a los futuros lectores. Y sabéis el dicho, mejor tarde que nunca, y que más tarde hay que el último día del año? Prometo intentar escribir capítulos más a menudo, ese es mi propósito para el próximo año, aunque ya sabéis lo que se dice, esos propósitos casi nunca llegan a cumplirse así que, ya se verá, un beso a todos

Adiós

Lydia

Mes desperté con el sentimiento de estar en las nubes. ¿Estoy en el cielo? Y un segundo después de pensar eso, como si mi cerebro me tomara el pelo, empezó a dolerme mucho la cabeza. Instintivamente me la toque con la mano. Entonces los recuerdos vinieron a mí como si fueran perros amaestrados que hubiera llamado con un silbido. Me esforcé para abrir los ojos y me encontré mirando el techo de una casa, bueno más bien el techo de SU casa, bueno la casa de sus padres, en fin ya me entendéis. Poco a poco el dolor de cabeza desapareció pero dejo atrás un sentimiento de cansancio. Me pesaba la cabeza, las pestañas, iba volver a ese mundo con bonitas nubes cuando una voz me sobresaltó.

- Al fin despiertas princesa.- Su voz resonó por toda mi cabeza, haciendo que volviera a poner una mano sobre ella. Hubiera preguntado qué había pasado pero ya me acordaba de todo, la cuestión era ¿qué hacer ahora? Me empecé a poner nerviosa y a asustarme, sentía que mi armadura de hielo contra él empezaba a ceder. Solo me queda una solución. En cuando me decidí sentí una vocecita en mi cabeza que me decía que era una mala idea, pero no le hice caso, y me encerré. Pero no literalmente, emocionalmente. Fue algo que descubrí con la muerte de mi papá. Sí, mi papá está muerto, otro día os contaré esa historia. Simplemente dejas de sentir los sentimientos: dolor, tristeza, vergüenza... ¿parece práctico no? Pero también tiene sus gajes que son el no sentir tampoco alegría, amor, etc. Pero en ese momento me venía perfecto. Poco a poco sentí como la vista decaía un par de centímetros, los suficientes para no tener que verle el rostro, y deje que mi mente vagara en la nada. Me envolví en una niebla mental con la que no sentía nada, no pensaba nada, nada me molestaba, solo había nada, ¿qué irónico no? Qué queréis que os diga, modestia aparte, soy una gran poeta, nah es broma, ya me gustaría. Justo entonces Justin volvió a abrir su gran bocaza:

- ¿Qué pasa, tanto placer te he dado que aún lo estas disfrutando?- Preguntó, intentando "ligar" conmigo, otra vez. Pues la primera vez consiguió que llegaras a su cama, me reprimió mi consciencia. Oh cállate, nadie ha pedido tu opinión. Además eso eran circunstancias distintas, yo no quería nada con él y no había venido a su casa para nada de eso. Ya, pero fuiste tú la que se estiró en su cama, contraataco mi consciencia. Ah dejémoslo, parezco una demente discutiendo conmigo misma.

- ¿Te pasa algo?- Volvió a preguntar él. Aunque he de admitir que esta vez sonaba un poco preocupado.

- No, no me pasa nada.- Le respondí yo, con voz neutra. Ese cambió en mi pareció llamar su atención.

- Como sea, ya puedes ir a ducharte y mi madre te está secando la ropa.- Me informó. Ahí fue cuando me fijé en él. Llevaba puesta una camiseta gris de manga corta, ni muy apretada ni muy ancha, normal, pero le quedaba bien. Y luego unos pantalones cortos de gimnasia azules y negros, como si se fuera a correr. Subí la vista para ver su cara. Llevaba el pelo mojado de una ducha supongo. Sus ojos verdes multicolores me observaban divertidos, y por último sus bonitos labios, con los que casi me había besado. Al oír ese pensamiento de mi cabeza desvié rápidamente la mirada y dije:

- Gracias.- Normalmente me habría costado decir esa palabra, pero en ese momento no sentía nada.

- ¿Por?- Preguntó él, cruzándose de brazos y levantando una de sus perfectas cejas seductoramente, aunque no le funcionó.

Memorias de una fantsama©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora