7. Una fiesta a la que me prometí no entrar ni muerta (2nda parte)

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Nota: Aquí les dejo la segunda parte de las tres que me he propuesto escribir com un regalo de año nuevo para vosotros y como un proposito de año nuevo para mí. Espero que os guste, un beso y un abrazo

Adiós

Lydia

Llegamos por ahí las once de la noche y la música ya se podía oír desde fuera. Bajé del coche a regañadientes mientras Ash de aseguraba de que iba bien peinada a través del retrovisor del coche, lo sé, muy estúpido. Porqué a la gente le importaba ir bien peinado o maquillado si al final, ¿cuándo encontrabas a una persona con la que acostarte te despertabas despeinado y con el maquillaje fuera o corrido? Y no lo digo por qué me haya pasado, que conste. Ya os dije que era virgen y seguía siéndolo. Entramos a la fiesta después de decirle a él tío de la entrada que Marcos nos había invitado. Dos segundos después de que cruzáramos el umbral de la puerta, Ash se vio rodeada de chicos y alejada de mí lado, aunque eso para mí era ya normal. Intentando no ser aplastada por la multitud de cuerpos que había en medio del salón bailando, llegué a la barra donde le pedí al camarero una Coca Cola SIN alcohol. Sí, yo no bebo. Me parece bastante estúpida la idea de nublarse uno mismo la mente, además que no me gusta el gusto amargo del alcohol. Mientras me esperaba a que me sirviese la Coca Cola observé mejor el lugar. Tenía que admitirlo, era una casa muy grande. El salón era el lugar principal donde había más movimiento. Al lado contrario de la entrada estaban los altavoces emitiendo la música a un nivel que no podía ser sano de ninguna forma para los oídos de todos. A la izquierda de los altavoces estaba el bar donde el camarero servía las bebidas a todo el mundo, independientemente de la edad que tuvieran. Además había gente con parejas, gente con su grupo, y luego estaba yo, mortalmente aburrida. La multitud del centro bailaba, unos apretujados contra otros, piel contra piel, sudor por todas partes. Okey, ahora me sabía mal por Marcus. Después de esto tendría que gastar litros y litros de ambientador. Dos olores dominaban el ambiente, el olor a alcohol y a tabaco. Otra cosa por la que no me gustan las fiestas, apestan a tabaco por todos lados y yo odiaba el olor. Lo siento, hay gente que nace para nadar, hay gente que nace para liderar y luego hay gente como yo, que nace con un odio irreparable hacia las fiestas. Noté como poco a poco la temperatura de la sala iba aumentando. Por suerte me había puesto manga corta y pantalón corto. Justo después de tener ese pensamiento el camarero me sirvió la Coca Cola. Esperé un momento a que dejara de prestarme atención y la olfateé, sí, leyeron bien, la olfateé. Y tal como pensaba el olor amargo e inconfundible del alcohol dominaba todo el líquido. Suerte que le había especificado que fuera SIN alcohol, sino ya no sé qué me habría dado el hombre, ¿la botella de alcohol directamente quizás? Retiré la copa asqueada y cabreada a partes iguales. Entonces fue cuando Ash volvió con dos chicos detrás de ella. Uno moreno con pinta de gilipollas que me escaneó de pies a cabeza descaradamente, y otro rubio castaño de ojos miel que no le quitaba la mirada a Ash, como si fuera la cosa más interesante del mundo.

- Es está. Aquí tenéis vuestro jugador que os falta.-Dijo ella, muy seria mientras me señalaba, ¿A MÍ?

- No está mal.-Se limitó a responder el rubio mientras seguía embobado con Ash.

- No lo sé.-Respondió el moreno, mientras volvía a violarme con la mirada.- ¿Estás segura que querrá participar?- Continuó, supongo que dudando por mi elección de vestimenta. No pude evitar darme una palmadita mentalmente por mí elección de ropa, no podría haber sido mejor. Y esta vez sin sarcasmo, lo pensé de verdad, y aún lo pienso.

- Sí, ella lo hará, ¿no te lo he dicho ya?- Respondió mi amiga, empezando a impacientarse. Y antes de que yo pudiera discutir me cogió del brazo y me arrastró escaleras arriba, seguida de los dos chicos. Me llevó a una gran habitación que contenía principalmente una gran cama de matrimonio. Tengo que admitirlo, lo primero que pensé fue: Si esperan que participe en ellos en una orgia lo llevan claro. Pero por suerte no fue el caso. En la habitación había dos chicas más que saludaron animadamente a Ash. Una de pelo más oscuro que el mío, entre castaño y negro, top rosa y vaqueros largos grises. La verdad es que le quedaban bien. Otra pelirroja, top amarillo y tejanos largos negros, guapa también. Las dos eran muy parecidas y por cómo se comportaban yo habría dicho que eran hermanas o primas. Y sí, también había otros dos chicos. Adivinen quienes eran...Seh Marcos y Justin, como no. ¿Lo adivinaron no? A mí personalmente me pareció obvio, y malo, muy malo. Los dos iban vestidos con playeras de color negro y gris junto con tejanos. No muy arreglados, con un toque de dejadez que les daba aún una imagen más sexi. Sí, dije sexi. Dejen que les cuente un secreto. Como más se empeña uno en negar una cosa más se le mete dentro esa cosa, hasta que termina siendo peor que si lo hubiera aceptado des de un principio. Por eso yo aceptaba que ellos dos estaban buenos, y así podía seguir con mi vida y pensar en otra cosa. Así de simple. Al vernos Marcos hizo una sonrisa de oreja a oreja, bueno más bien al ver a Ash, creo que el único que de verdad se fijó en mí fue Justin, y eso no era precisamente un consuelo.

Memorias de una fantsama©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora