Leyenda

55 3 0
                                    

Cuenta la leyenda, que hace mucho, mucho tiempo, tanto tiempo que nadie lo puede contar, hubo cinco poderosos reyes, hijos de el hombre más fuerte y sabio del mundo. Tenía fuerza, inteligencia y valentía, todo lo que un rey debía tener.

Su reino, Howdor, ocupaba una pequeña parte de lo que los grandes muros rodeaban, al rey le encantaba tener esas enormes laderas en las que se podría construir muchos reinos más, pero a él le gustaban así, sin nada más que algún que otro salvaje o campesino que por mucho que lo intentaran no conseguían vivir en la civilización.

Vivían en paz y tranquilidad, aislados de cualquier peligro existente en aquella desconocida época.

Pero el apuesto rey se enamoró de una bella mujer de pelos claros y grandes ojos brillantes.

La mujer acepto encantada. Ambos se morían de amor el uno por el otro, y cuando al fin la reina embarazada se quedó y un príncipe traería al mundo, tras el parto, falleció, dejando al rey con una criatura con los oscuros ojos de su padre y el claro cabello de su madre.

El rey, cansado y desesperado, tras la muerte de su querida reina, hizo venir a las cuatro mujeres más bellas del reino.

A la primera, de cabellos rojizos y ojos verdes, le llamó Verano, pese a que ese no fuera su nombre.

A la segunda, de pelo oscuro, casi negro, y unos enormes ojos azules la llamo Invierno.

La tercera tenía el cabello castaño y brillante, y unos ojos verde esmeralda.

Le recordó tanto a la Primavera, que así la llamó.

Por último a la bella mujer de pelo rojizo y ojos marrones, la llamó Otoño.

Y así, una tras otra, en las cuatro estaciones del año, cuatro poderosos y apuestos príncipes nacieron.

Y llegó el día en que los príncipes crecieron, y el rey envejeció. Quería dejarle el reino a su primer hijo, ya que era el único hijo que pudo tener con su amada reina, pero sabía que ella hubiera querido igualdad entre los cinco hermanos, pese a que lo único que tenían en común fuese la sangre de su padre, que eso ya era mucho.

Tras meses pensando en que hacer, al rey se le ocurrió una buenísima idea: el reino se dividiría en cinco partes iguales, la del norte, se la quedaría el hijo del invierno, la del sur, el hijo del verano, la del oeste, el de la primavera, la del este sería para el otoño, y la del centro, el reino de su padre, sería para el mas mayor de los cinco.

Los príncipes aceptaron la idea, pero había algo más: el rey entregó un huevo de dragón a cada uno de los príncipes que su amigo hechicero le regaló hacía ya mucho tiempo.

Los dragones tan solo se veían detrás de los muros, por lo tanto nadie los vio jamás hasta entonces. Cada rey tuvo su propio dragón, y un amuleto que hacía saber a los dragones que les debían guardar respeto y lealtad.

Los cinco reinos crecieron en perfecta armonía, los dragones también crecieron rápido y la gente del pueblo les quería.

Pero como toda historia de reinos, tiene que haber guerra, normalmente, como es en este caso, causada por la avaricia y el egoísmo.

El rey del Sur, el Verano quiso tener más de lo que tenía, y así, a sus hermanos llamó para pedirles ayuda en tirar el muro y ampliar su reino.

Los hermanos de Este y el Oeste, aceptaron pensando en luego hacer lo mismo ellos, el rey del medio también ayudó, pero no mucho, ya que el no podría agrandarse. Pero el sabio rey del Norte, no quiso saber nada de ese tema, dijo que tirar el muro era una locura y era muy peligroso, por las criaturas que vivían más allá del muro.

Sus hermanos, ofendidos e indignados por sus palabras, derrumbaron el muro ese mismo día de invierno, sin hacer caso a las advertencias de su sabio hermano Invierno.

Los hermanos, como la mayoría de población, no creía que hubiera nada mas allá del muro, pero Invierno sabía perfectamente que así era, tan solo eran mitos, leyendas, cuentos, nada real para sus hermanos, peligros para él.

Cuando decidieron derrumbar el muro, el Norte cerró todas las puertas del reino, y refugió a todos los salvajes y aldeanos de los alrededores en el, para estar seguros.

Sus ignorantes hermanos se dispusieron a derrumbar el muro, con el único pensamiento en la cabeza de como seria el nuevo y mejorado Sur, cuando las advertencias del Invierno realidad se hicieron y extrañas e increíbles criaturas dejaron entrar.

Minotauros, trolls, gigantes, unicornios, dragones, fénixes, grifos, hadas... Y todas las criaturas mágicas que vivían más allá del muro.

Las criaturas estaban enfadadas, ya que los reyes querían quitarles territorio a ellas. Así pues empezó la guerra entre los reyes y las criaturas, los dragones de los reyes, dado que los debían lealtad lucharon de su parte, hasta que sangre de unicornio vieron, que tiene un poder tan fuerte, que rompe cualquier signo de lealtad.

Entonces fue cuando el dragón del norte también vio la sangre y se escapó volando. En ese momento el Norte se unió a la guerra, pero esté lucho de parte de las criaturas.

Así mataron a sus propios dragones, o los dejaron escapar hasta que finalmente, consiguieron echarlos y reconstruir el muro.

El Norte se retiró mucho antes de que acabase la guerra, pues sabía que no llevaría a ningún sitio todo eso.

Finalmente los reyes decidieron no volver a salir del muro, y pusieron guardias en el gran muro, ya que las criaturas hacían visitas no deseadas de vez en cuando, en busca de venganza. Las nombraron como "las cuatro guardias" : la el Norte, la del Sur, la de Este, y la del Oeste.

En cuanto a los amuletos que su padre les dio, ya no les servían para nada, y así, el rey Verano, en el Volcán Magno lo arrojó, el rey Primavera, por el bosque Perdido lo lanzó, el rey Otoño, a la montaña más alta subió; Lotus y al vacío lo lanzó, el rey Invierno por la nieve lo enterró, y el rey del centro al mar Azul lo arrojó.

Todos esperaban que algún día, alguien digno de ellos los encontrase, ya que con esos amuletos, maravillas podían hacer.

Estaciones, reinos, amor y dragones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora