Victoria

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Clavo las uñas en la palma de mi mano. Siento el nerviosismo usual que me provoca estar con alguien de mi familia. Camino recto hasta llegar a una mesa con un chico de cejas ridículas, no se inmuta al verme. Me siento frente a él, da un largo sorbo a su bebida.
-Viniste- dice despegando lentamente los labios de la taza para dar un toque dramático.
-Tu me dijiste que lo hiciera- hablo precavidamente.
Me acomodo en el asiento, un fuerte dolor recorre mi cadera, Kureto entrecierra los ojos al ver mi expresión de dolor. Maldigo a Guren en mi mente.
-Te ves nervioso.- comenta juegueteando con un sobre de azúcar.
-Lo normal, hermano- sonrío.
-Entonces, ¿qué has estado haciendo? Cuéntame- demanda en tono autoritario.
-Ir a la escuela, cocinar, limpiar, lo de siempre.
-Haces las cosas de sirvientes- dice por lo bajo.
-No me molesta- levanto los hombros- de hecho es entretenido. La he pasado muy bien.
-¿Y cuándo piensas volver?- me sobresaltó con su pregunta.
Nos interrumpe una mesera y ordenó un café negro para no ser descortés.
-No planeo hacerlo, al menos no en un futuro cercano- respondo cuando dejan el café frente a mí. Doy un pequeño trago para evitar ver la cara de Kureto.
-En ese caso déjame replantear la pregunta. ¿Estás consiente de que si no vuelves ahora, no lo harás nunca?
-Jaja, claro que si, Kureto, padre lo dejó claro. No tienes de qué preocuparte.
-Todo lo tomas como si fuera broma Shinya- comienzan sus regaños-¿No entiendes lo grave de la situación?
-No es como si fuera un hijo legítimo así que no afecta el que deje a la familia o no.
Frunce el ceño, frustrado.
-Eres tan inmaduro como siempre.
Terminamos los cafés en silencio. Agradezco que aún no haya preguntado sobre Guren, no quiero desatar el infierno Hiragi.
-Bien, si no tienes nada más que decir, tengo que irme.- me levanto y el toma mi muñeca. Ese gesto hace que recuerde a Guren, quito la mano violentamente.
-No te vayas. - ordena.
Mis manos tiemblan de rabia, maldito Kureto, maldito Guren.
Se pone de pie y me toma por los hombros.
-Shinya no te vayas, por favor.
Lo empujó.
-Déjame en paz Kureto.
-Vuelve a casa, calmare a padre, solo vuelve. Haré como si nada hubiese pasado.- ruega. Comenzó a reír en su cara.
-Te estás rebajando.- suelto con burla.
Se queda viéndome en silencio un momento para después retomar la compostura.
-Como quieras- acepta sombrío.

Salgo del lugar, cuando llegó a mi auto Kureto está ahí, no me di cuenta de cuando me siguió.
-Ichinose ¿eh?- frunzo el ceño.- siempre estuve celoso de el ¿sabes? Un simple humano inculto...
Me quedo sin palabras. Mi hermano paso de ser una persona amenazadora an cachorro herido en un segundo. Se ve tan abatido. Un escalofrío recorre mi espalda.
-Incluso si no eres legítimo, eres mi hermano, yo siempre te he apreciado. No quería que esto acabara así, porque sé que si no vuelves a casa ahora, no volveré a verte. Por eso quería hablar contigo, para persuadirte. Pero- sonríe -sólo sirvió para ahuyentarte. Ja, qué ironía ¿no?
-No sé qué responder a eso.- susurro. Levanta la mirada, esperaba lágrimas pero no hay ninguna.
-Vete entonces.- patea el carro en un ataque de ira. -¡Vamos! ¡Esto es lo que quieres!
Entro al auto algo asustado, Kureto deja de golpearlo pero sigue gritando cosas. Veo que está revolviendo su pelo desesperadamente cuando me alejo camino a casa de Guren.

Aviento la chaqueta al suelo, aún exaltado, me percato que ya no hay nadie en la sala. Nunca había visto a Kureto perder el control así. Me estremezco al recordarlo. Camino hacia dónde estaba Guren dormido hace unas horas, los papeles ya no están, hay una pequeña nota en el centro de la mesa, garabateado con tosca letra.
«Sube al techo del edificio»

El frío traspasa mi ropa. Hay una silueta viendo la luna, me quedo donde estoy un momento, deseando haber llevado mi cámara, es un escenario tan bello...
El chico voltea con una sonrisa juguetona en los labios, hace un gesto para que me acerqué, lo hago y me rodea con su brazo, besa mi frente.
-¿Dónde estabas?- su voz suena irritada.
-En ningún lugar importante.
-Pensaba que habías escapado- ríe aliviado- pensaba que te había hecho daño. Digo, soy yo. - le golpeó un costado cuando entiendo a qué se refiere- ¡Ay!
-Idiota- me acurruco en su pecho.
-¿Entonces no te fuiste porque nosotros...? - se sonroja y niego con la cabeza. - Bueno.- dice relajado.
-Hace mucho frío acá arriba, pareces un cubito de hielo- ríe con mi referencia.- ¿por qué querías que subiera?
-La luna se ve muy linda hoy.
-Estabas dormido encima de unos exámenes, desnudo por cierto, ¿cómo te diste cuenta de eso?
-Desperté, vi que no estabas, planeaba salir a buscarte, vi el cielo, me detuve
, escribí la nota y subí.
-Básicamente no estabas seguro de sí iba a regresar pero aún así escribiste eso esperando que yo lo leyera.- insinuó.
-Somos pareja ¿recuerdas? No me dejarías solo.
Mi pulso se acelera y lo beso. Sus labios son suaves como siempre.
-Al fin, señor «yo no tengo sentimientos», finalmente lo aceptas.
-¿Aceptar que?- lo golpeó de nuevo.
-Hable con Kureto- le confieso cuando deja de protestar por el golpe.
-Ya lo sé, no tienes nada que hacer aparte de molestarme o pelear con tu familia, era de esperarse.
-Jaja- respondo sarcástico. - Pero en serio, se veía algo... Triste... No, preocupado, desesperado, fue terrorífico.
-No creo que alguien como él tenga sentimientos.
-Tu me dijiste hace un tiempo que si tenía pero los expresaba de manera diferente. Eso sucedió hoy.
-Eso lo dije porque quería llevarte a la cama en secreto.

La noche paso rápidamente junto a él, antes de que nos diéramos cuenta ya estaba amaneciendo, habíamos pasado el tiempo hablando sobre qué pasaría ahora en adelante.
-Como sea, eres mío, lo demás no importa- dice tomando mi mano.
-Eres tan dulce que me da diabetes, Guren, en verdad.
-Cállate.
Me toma por la cintura y me abraza, entrelaza sus dedos con los míos. Un escalofrío recorre mi espalda nuevamente pero esta vez no es por terror sino por emoción.
-Te amo Shinya Hiragi.- susurra.
Eran las 5:30, cuando vi al chico del que había estado enamorado por mucho tiempo, diciéndome con esos labios que tanto deseaba, que me amaba.Tratando de grabar con fuego en mi memoria cada segundo de ese momento, lo bese como respuesta.

El chico de los ojos púrpura - GureShinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora