Llegamos a casa de Blas. Entré y me quedé de pie hasta que me pidió que me sentara junto a él. Estaba nervioso, muy nervioso.
-Te juro que me había propuesto olvidar todo esto, seguir con Carlos, quererle. Pero no puedo alejarte de mí. Simplemente... No puedo, Álvaro.
Se acercó a mí y yo me quedé quieto, mirándole.
-Cuando Carlos me contó lo que había pasado... Tenía que ir a tu casa, tenía que verte, tenía que saber que estabas bien, ¿entiendes? –Acarició mi cara y cerré los ojos. –Es como si necesitara protegerte...
-Pero Blas...
-Deja los peros, Álvaro. –Suspiró. –¿Es que no entiendes que me da igual todo? Que te quiero.
-Yo también te quiero. Te quiero mucho.
Me lancé a él y me acogió entre sus brazos. Hundí la cabeza en su cuello mientras él acariciaba mi pelo con delicadeza.
-Y sé que te sentirás fatal ahora mismo, por todo, pero es que la situación no es fácil. –Me hizo mirarle a los ojos. –Pero nada es culpa tuya, ¿vale?
-Claro que es culpa mía. Si no hubiera sido tan imbécil... Si no hubiera llamado a Izan porque te echaba de menos...
-Ahora estoy aquí, contigo. –Sonrió. –Eso es lo que importa.
-Sí, pero volverás a irte. Con Carlos. Y no te culpo, pero soy yo el que va a quedarse solo.
-No pienso dejarte solo. –Unió su frente con la mía. –Voy a estar contigo siempre que quieras. Solo tienes que llamarme, da igual lo que esté haciendo, iré contigo. Pero tienes que entender que no puedo dejar a Carlos...
-¿Y no está mal que estemos juntos sin que él lo sepa?
-Me da igual lo que esté bien o lo que esté mal, Álvaro. No puedo dejaros... A ninguno.
-Está bien...
Blas sonrió y me besó, despacio, recorriendo mis labios con su lengua. Enredó sus manos en mi pelo y me atrajo hacia él. Sus manos acariciaban mi espalda por debajo de mi camiseta.
-No, Blas, por favor...
-Está bien. –Sonrió. –Tranquilo.
Me abrazó y besó mi mejilla con dulzura.
-Y-Yo...
-Eh, eh. –Blas acarició mi cara. –Tenemos todo el tiempo del mundo.
Sonreímos y de nuevo le abracé. Me sentía a gusto entre sus brazos, me sentía a salvo.
Volví a casa y le conté todo a mi hermana. Había vuelto a tener esa confianza con ella que creía haber perdido. Me escuchaba, me entendía.
-Álvaro, ¿sabes que vas a pasarlo mal?
-Lo sé. –Asentí. –Pero también sé que Blas hará que merezca la pena.
Me metí en mi habitación y me puse alguna serie. No dejaba de mirar mi teléfono esperando algún mensaje de Blas. Pero viendo que no llegaba, decidí mandárselo yo.
Álvaro: Buenas noches, bebé. Te quiero..
Pasó un buen rato hasta que respondió.
Blas: Buenas noches, mi vida. Descansa, te quiero mucho.
Sonreía como un idiota mirando el móvil. Releyendo sus mensajes. Y sonreía al pensar que, de alguna forma, era mío.
Las semanas siguientes fueron como un sueño. Blas y yo estábamos juntos prácticamente todos los días. No hacíamos nada especial, simplemente nos íbamos a su casa y nos tirábamos en el sofá. A veces veíamos películas, otras ni siquiera eso. Y otras solo nos comíamos a besos.
Una de esas tardes, mientras estábamos abrazados viendo una de Harry Potter, apareció Carlos por sorpresa. Me escondí en la habitación de Blas.
-¿Qué haces? –Dijo Carlos al entrar.
-Nada, viendo una película.
-Ah, con que esa era la cosa tan importante que tenías que hacer y por la que no podías quedar conmigo.
-Carlos...
-No, Blas. Estoy cansado. Llevas semanas ignorándome. ¿Qué cojones te pasa?
La voz de Carlos sonaba enfadada y triste. Se me encogía el estómago al oírle así.
-No me pasa nada, cariño.
Entreabrí la puerta y vi cómo Blas abrazaba a Carlos. Y como le besaba.
-Te echo de menos. –Susurró Carlos.
-Mañana nos vemos, ¿vale?
-Sí... Vamos a casa de David. Hace una de sus fiestas. Ya he avisado a Álvaro.
-Genial. Hasta mañana mi amor.
Se despidieron con un largo beso en la puerta. Cuando cerró volví a salir. Me quedé frente a Blas, sin saber qué hacer o qué decir.
-Blas... -Susurré.
-No digas nada. –Se acercó a mí y me abrazó. –Solo quédate, por favor.
Asentí y besé su cuello, sus hombros, su cara y por último sus labios. Nos susurramos cuánto nos queríamos entre beso y beso, sin parar. Estuvimos así hasta que me marché a casa.
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Doubts || Blálvaro ||
Fanfiction¿Qué pasaría si un día descubres que no eres quien crees ser? Blálvaro || Blarlos.