Capítulo 2: El maestro

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Nain golpeó la puerta. Nadie respondió. Si, en cambio, la puerta se abrió sola. Por dentro se veía un pasillo pequeño, dos puertas a los costados y un patio de fondo. Por dentro todo blanco, impecable tanto las puertas como la cerámica.
El joven esperó unos segundos y se adentró en la casa.
-Isenga... Maestro Isenga?
-Oh! Hola querido.
El saludo del hombre desconcertó a Nain. Un rostro azulado con lentes de circunferencia pequeña lo observaba muy de cerca con sus ojos de color cobre, estudiándolo.
-Yo... Eh...
-Parece ser que me estabas buscando hijo -a juzgar por la manera de hablar y las ligeras arrugas en su rostro, el hombre debía rondar los 50 años, pero se lo veía con mucha vitalidad. -Soy el maestro Isenga.
-Así es, vengo de parte....-Nain dudaba que contarle al recién conocido maestro- De un amigo suyo... Willbench.
-Willbench! Por favor pasa, ¿Porque te mando a verme?
-En realidad no lo sé, -ambos entraron e Isenga cerró la puerta. Se dirigieron al patio que estaba a sólo un pasillo pequeño de distancia. -Fue asesinado anoche por elfos y me pidió que te buscara.
El maestro se quedó mudó antes estas palabras, claramente era una noticia que no esperaba. Camino despacio hacia el patio y buscó donde sentarse como si pensara como resolver un rompecabezas.
El patio, no muy grande, contaba con una mesa blanca hecha de metal, junto con su correspondiente juego de sillas. Más de eso no podía haber entrado en ese espacio, aún así el viento soplaba suave sobre sus rostros, perfecto para el día nublado. Curiosamente desde esa ubicación la casa parecía tener un sólo piso. Isenga le ofreció asiento a Nain, aún así este comenzaba a sentir hambre.
-Los elfos nunca vienen por estos lados, y los rumores aumentan. Varios grupos han atacado aldeas y casas cercanas. No sabemos porque, pero Willbench... Él no tenía que morir de esa forma, incluso había ayudado a miembros de su especie.
La puerta volvió a abrirse. Dos mujeres jóvenes entraron, como si estuvieran acostumbradas y supieran que la entrada no estaba con llave. Se sorprendieron al ver a un desconocido, con parte de su ropa cubierta de barro. El aspecto de Nain no era el mejor, y rápidamente se levantó para saludar, pero Isenga lo detuvo, -chicas, tenemos un invitado. Por favor Kim -señalando a la que parecía más joven, prepara algo de comer para... Ehm, no me has dicho tu nombre joven.
-Nain Kek, señor, señoritas. -Los modales de Nain hicieron sonrojar a Kim. -si quiere puedo preparar...
-De ninguna manera, sos nuestro huésped, al menos hoy, aunque bien podrías quedarte unos días luego de lo ocurrido.
-Carol Gauco, permiteme mostrarte donde puedes asearte y vestirte más decente. -la joven era más alta que Kim, su rostro más bronceado y de ojos púrpuras. -No solemos tener visitas, pero estamos preparados.
-Perfecto, que venga a comer con nosotros cuando esté limpio, tenemos mucho que hablar.
Ambos atravesaron el patio, mientras Kim volvía a la entrada. Isenga parecía seguir pensando mientras murmuraba cosas, pero no se podía escuchar porque lo hacia muy bajo. La sala continúa al patio era bastante grande, con suelo de madera de roble y algunos elementos extraños en ella. Había báculos y espadas de madera, arcos, y espacios para sentarse en el suelo cubiertos por alfombras principalmente de color rojo y negro. -¿Que es este lugar? Preguntó Nain al ver como cambiaba la casa que había visto desde afuera.
-Acá es donde el maestro y nosotras pasamos las tardes. No hay mucho que hacer en esta ciudad así que buscamos como pasar el tiempo.
Por último estaban las habitaciones, la del maestro primero y luego una larga donde estaban las camas de los estudiantes. Había ocho camas, pero sólo dos estaban a medio armar. "Son las de Kim y Carol", pensó Nain.
-Acomodate donde gustes, por la puerta de atrás están los baños. En esta ciudad hay desagües, así que tenemos agua para bañarnos.
Kim entró con unas prendas en las manos -Para él... El maestro... Emm...- A juzgar por el nerviosismo de la joven, no tenían muchas visitas, pero le llevó algo de ropa.

Luego de haberse quitado el barro y vestido con una camisa blanca y unos pantalones de cuero pudo regresar al patio, donde lo esperaban para el almuerzo.
Kim había preparado carne de cerdo, acompañado por verduras y semillas. Un jugo que Nain no pudo distinguir condimentaba el manjar, un poco picante, un poco dulce, pero humedecía perfectamente la comida.
-Así que Nain, ¿Como conociste a Willbunch? ¿Compañeros de viajes quizás?-Isenga parecía disfrutar de la comida, como si hubiera olvidado de repente la muerte de su amigo.
-Lo conocí anoche, llegó con la tormenta al que era mi hogar.
-¿Willbunch, el que te ayudo a expandirte por la capital?-El maestro asintió con la cabeza - ¿Que pasó?-Kim tomó un vaso de agua sin respiro luego de preguntar.
-Willbunch nos contó que estaba investigando acerca de la magia y que los humanos podríamos utilizarla cuando llegaron los elfos... -Nain bajo la cabeza- Yo me escondí arriba pero mi... La dueña de casa se quedó con Willbunch. No se que paso después, cuando baje había fuego. Y ellos...
-Esta bien muchacho, no sigas. Es sorprendente que hayas llegado hasta acá.
-A esa señora le debo mucho. -volvió a levantar la mirada- fue lo más cercano a una madre que tuve. Me gustaría saber porque los elfos la asesinaron...
-Sospecho que buscan algo. Pero aún no sé que puede ser. ¿Dijiste algo de magia?-Con la pregunta del maestro Kim empezó a toser y Carol casi se atraganta con un pedazo de carne.
-Si... Algo de humanos usándola. Pero eso sucedió hace mucho tiempo, ¿No?
-Dime, ¿Que harías vos si pudieras usar magia?
-No lo sé, -Nain había escuchado mucho sobre magia, pero muchas veces había dudado que fuera real. O por lo menos de las personas que lo oía. -La magia no es algo que debamos usar los humanos, somos más codiciosos que los elfos.
-Tenés respeto por la magia, eso es muy bueno. -Las palabras de Isenga calmaron a las chicas.
Luego de una pausa continuó.
-Hace un par de años la magia encontró una nueva fuente y está volviendo a surgir. Muchas criaturas lo sentimos. Un día estaba yo en mi estudio y presentí que algo sucedía. Mi sangre tiene antepasados trolls, por lo que pude conjurar una explosión de electricidad, no era mucho, porque nunca me entrené ni sospechaba que podía hacerlo, además a mi edad no soy tan poderoso con esas cosas.
-Nosotras aprendemos magia, el maestro nos instruye. -Las palabras de Carol dejaron perplejo a Nain. ¿Acaso era posible? Lo sucedido en las últimas horas y haber pasado mala noche no le dejaban conectar bien la información en su cabeza -Aún no logramos la gran cosa, pero es un comienzo.
Cuando terminaron de comer, el maestro tomó algunas cosas y se fue a su estudio en la parte delantera de la casa. Pero antes de desaparecer les dijo a las chicas "Muestrenle, ahora es uno de nosotros."

Kim y Carol lo llevaron a la sala grande. Al observarlo mejor Nain comprendió que allí practicaban las chicas la magia. Algunas de las alfombras presentaban círculos y pentagramas, otros tenían escritura antigua que él no pudo comprender. También había maniquíes hechos de paja y cuero, posiblemente para practicar con las armas. No estaba muy ordenado, pero como sólo habían sido dos personas, tres contando a Isenga, no necesitaban tenerlo todo acomodado. Carol tomó un arco y comenzó a disparar a los maniquíes.
-Yo nací en Cosarg, -La voz de Kim sonaba armoniosa cuando no se ponia nerviosa. -una ciudad un poco al este de acá. Mis padres compraban pociones al maestro, por lo que mi familia lo conocía bien. Pero un día fallecieron. Tuve suerte de que el maestro me ayudara.
-Vaidyuta! -Dijo una Carol que se quedó sin flechas. Una pequeña descarga eléctrica salió del arco, pero falló en su objetivo.
Kim corrió hacia una parte y se puso a buscar entre unas cajas que contenían pergaminos. Bastantes pergaminos. De ellos escogió algunos para mostrarle a Nain.
-Carol se nos sumó al poco tiempo y no tardamos mucho para que el maestro nos enseñara algunos de estos. -Dejó algunos pergaminos en el piso, otros los abría repasándolos.
-Adelante, toma uno, a ver de que sos capaz. -Lo desafío Carol mientras se sentaba y hacia mover una esfera pequeña de energía alrededor de ella.
Nain tomó uno de los pergaminos, sin elegir mucho entre ellos, se sentó y lo abrió para aprender. En su interior sólo había dibujos y una sola palabra: "umbra". Los dibujos describían a un hombre puesto de lado que extiende su brazo, con la palma de su mano hacia arriba. A continuación un orbe oscuro estaba en su mano. Por último las imágenes mostraban lo que eran 3 caminos para hacer con el orbe, el orbe se mantiene quieto con la mano quita, en cambio el orbe avanza si se colocan los dedos índice y mayor hacia el frente y la última imagen muestra que al levantar los dedos, sin voltear la mano, el orbe sube. Además junto a cada imagen había marcas extrañas que Nain desconocía.
-Umbra! Nain extendió su brazo como en la imagen, pero nada sucedió.
-Umbra? -Carol comenzó a reír -¿Que clase de ma...
La habitación se oscureció y la voz de Carol se vio opacada. Unas extrañas voces parecieron surgir, pero no provenían de ningún lado. Nain las sintió en su cabeza, pero no estaban en ese lugar. No emitían palabras, o ,si lo hacían, estaban en un idioma extraño e incomprensible para todos.
Cuando la oscuridad se disipó el maestro estaba junto con ellos
-Parece que tienes talento natural para estas cosas chico. Aún así deberías tener más cuidado.

El Nigromante RenegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora