Capitulo 4: Los Prisioneros

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Tres jóvenes avanzaban por el camino en la oscura noche. La luna en cuarto creciente, casi llena, los acompañaba guiándolos al brindarle su luz. Kim había llorado un poco al huir de la ciudad, corriendo hasta que el fuego quedo atrás, pero sus compañeros no lo sabían. O mejor dicho, sus alumnos. Ella no sabía de magia, tenía problemas para conjurar e incluso olvidaba el nombre de las magias, por lo que recitaba lo que le salía por instinto. Sin embargo, eso salvó a sus amigos de la cacería élfica. ¿Acaso estaba bien ser su maestra? Aunque iba delante, sus acompañantes estaban atentos por si tenían que defenderla.
La lanza de Carol descansaba en su espalda, protegida por una funda de cuero que Nain había guardado en su mochila.
A ambos lados del camino había un bosque, por si tenían que esconderse les sería útil. Aún así, las copas de los árboles se mantenían lejos del camino, lo que no haría que se perdieran.

-¿Creen que alguien más sobrevivió? -Carol rompió el silencio luego de que aminoraron la marcha.
-Supongo que algún día lo sabremos... -Nain no había perdido las esperanzas, pero tampoco podía afirmar que alguien más saliera con vida. -Quizás deberíamos descansar en algún lugar seguro.
-Si lo hacemos, -Kim se soltaba más al hablar en la oscuridad, ya que nadie le veía bien su rostro. - es posible que nos encuentren.
-Aunque descansáramos, dudo mucho que podamos dormir bien... -Carol recordaba que ese día había matado un ser vivo. Claro que sus compañeros habrían hecho lo mismo, pero aún así le pesaba. Nadie debería elegir quien vive y quien muere, pero tuvo que defenderse.
-Miren, -Kim se detuvo y señaló más adelante en el camino. -una fogata.
Avanzaron más lentamente, podían haberse adentrado al bosque, pero aquello era mucho más peligroso. Lograron divisar cuatro tiendas de campaña, dos de ellas bastante grandes. En la entrada de una de ellas había un estandarte de color rojo.
Nain hizo señas a sus amigas para que guardarán silencio mientras se acercaban. Lograron divisar restos de comida, allí había gente. El campamento estaba en medio del camino, como si bloquearán el paso, o esperarán a alguien.
-Escuche un llanto. -La voz de Kim sonaba chillona cuando hablaba despacio. -Por allí.
Los demás no tardaron en notar el breve llanto que provenía de una de las tiendas grandes. Pero si se adentraban alli podrian caer en una trampa. Primero debian revisar las tiendas pequeñas. Nain sacó su cuchillo, "debí traer algo más grande, pero por ahora servirá" pensó. Kim se frotó las manos y tomó su estoque, pero no lo desenfundó, e hizo señas a Carol para revisar una de las tiendas.

Mientras las chicas entraban en la primera, Nain se dirigió a la siguiente. La luz del fuego permitía ver por dentro algunas figuras. Un cofre, un maniquí, un escudo... Y dos camas con personas durmiendo en ellas. Se acercó lentamente para confirmar sus miedos: eran elfos. Miró para afuera y al volver la vista descubrió una espada élfica, pero no de las ordinarias, sino las que tenían cuando atacaron Ferral. Esa hoja recta, que después quiebra para formar una pequeña guadaña, una especie de rayo con la punta curva. Un arma que claramente no era fácil de manipular. Aquellos habían formado parte del ataque.Volvió a mirar al elfo. "Esto es por todos" pensó, recordando a quienes habían muerto cerca de él, acuchilló por la garganta al elfo al mismo tiempo que le tapaba la boca para que no pudiera alertar a nadie. Pero el otro elfo escuchó el forcejeo y despertó.

Kim y Carol encontraron armas y raciones de comida, así que se dedicaron a guardar todo lo que pudieron. Quesos de diferentes tipos, carne de jabalí, salmones y agua fresca en cantimploras. Ambas se miraron al ver el pan blanco que allí había: pan élfico. Estaban saqueando una tienda del enemigo, sin embargo afuera no había guardias. ¿Tan confiados estaban que no cuidaban sus recursos? Afuera no había más ruido que el sonido del fuego y el viento. Si era una trampa, claramente no era para ellos. Así que una vez que tuvieron provisiones y con peso extra, salieron de la tienda.

El elfo no lo dudo un instante, se abalanzó sobre Nain pese a estar desarmado. En sus ojos se podía ver un fuerte naranja rodeando su iris. El joven tuvo que tirarse para atrás para que el elfo no pudiera atraparlo, pero su cuchillo quedó en la garganta del primer elfo. Necesitaba un arma y lo más cercano que tenía era aquella extraña arma. La tomo con su mano izquierda, pese a nunca haber sostenido nada igual. Con el filo hacia afuera y una extraña sensación de comodidad con el peso, esperó el ataque de su oponente. Un cuchillo ensangrentado tomado de la garganta de su compañero fue el arma elegida para atacar de manera vertical. Nain sólo tuvo que mover un poco la espada para frenar el ataque por la parte donde se partía la hoja, después sólo tuvo que girarla hacia la izquierda para dejar a su atacante completamente desarmado y de un segundo tajo hacia la derecha logró matarlo. Tuvo que respirar unos segundos antes de salir de allí. Sin embargo llevaba su nueva espada consigo.

El Nigromante RenegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora