La falsa guerrera dragón

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Ha pasado tres meses desde la batalla contra Xavier, Po y Tigresa estaban mas unidos siempre, Po estaba ayudando a Tigresa a entrar en su forma de guardiana pero le era muy difícil al menos intentar hacerla o que pasara un simple destello, ese día Tigresa y Po estaban en la gruta del dragón entrenando usando La Paz interior para comprobar si Tigresa podía transformarse o no, las horas pasaron y Tigresa no cambio en todo el día.

Dime como te sientes? -dijo Po tranquilo, Tigresa estaba sentada en la roca-

Yo...yo..-Tigresa estaba titubeando al hablar, alzo la vista, tenía las mejillas infladas y hacia pucheros- ya no puedo mas -se tiro al suelo de espaldas y comenzó a lanzar patadas y golpes al aire haciendo un berrinche- entreno y entreno todos los días y no logro nada! Por que? Ya no quiero hacer mas esto! Es cansado y no tengo frutos de esto! Iza lo logro en una semana tu en un mes y yo ni en tres meses! -Tigresa se dio la vuelta quedando acostada boca abajo, comenzó a lanzar golpes y patadas a la roca sobre la que estaba acostada mientras lloraba y soltaba quejidos, Po solo estaba sonriendo nervioso y con una gran gota de sudor en la cabeza-

Esta bien relájate creo que es hora de un descanso -dijo Po sonriendo pero Tigresa solo estaba boca abajo haciendo pucheros- si te levantas y vamos a descansar te dejare hacer todo lo que quieras incluso si es conmigo en público -Tigresa sonrío y alzo la vista moviendo la cola de forma alegre-

Es enserio?! -dijo Tigresa sonriendo con estrellas en los ojos, Po asintió tranquilo y Tigresa le salto encima abrazándolo con fuerza, los dos cayeron al suelo y Tigresa ronroneaba-

Esta bien déjame levantarme -dijo Po sonriendo, los dos se pararon y fueron al palacio por algo de dinero cuando se toparon con Hinata-

Maestro a donde va con mi hermana mayor -dijo Hinata sonriendo mientras que Po alzo una ceja confundido y luego vio a Tigresa la cual estaba sonriendo-

Me podrías explicar eso de hermana? -dijo Po tranquilo y Tigresa asintió-

Verás cuando Hinata, tu y yo viajamos por unos cuantos suministros los habitantes se me acercaban y me preguntaban si era nuestra hija y yo decía que no, pasaron muchas veces pensando que Hinata era mi hija así que tuve que decir que era con mi hermanita -dijo Tigresa sonriendo-

Y yo acepte por que no tenía hermanas y es la primera vez que veo a otra tigresa que no soy yo, siempre quise tener una hermana -dijo Hinata sonriendo y Po asintió entendiendo- bueno y a donde iban?

Pues Po me invito a hacer algo en el valle por mi fuerte esfuerzo -dijo Tigresa sonriendo-

Aaaa no es justo! -dijo Hinata en forma de queja- quiero que me de un regalo por mi esfuerzo al entrenar usted me lo prometio -Hinata inflo las mejillas algo molesta y Po asintió-

Esta bien puedes venir y te daré algún dulce -dijo Po tranquilo y Hinata sonrió abrazando su pierna derecha- esta bien vamos pero necesito esa pierna para caminar -trato de caminar pero Hinata no lo soltaba y él seguía caminando con Hinata sujetada de su pierna, después de una hora tratando de bajar las escaleras con Hinata en su pierna los tres habían llegado a la aldea, Po le compro a Hinata y a Tigresa algunos dulces de recompensa por haber terminados sus entrenamientos y para calmar sus enojos del día, durante el camino algunos aldeanos no dejaban de ver a Tigresa con algo de miedo y confusión, un pequeño conejo se paró frente a ella pero su madre apareció rápido y lo abrazo, Po lo noto un momento y decidió acercarse- sucede algo malo?

No es nada maestro Po es solo que -la coneja estaba viendo preocupada a Tigresa la cual estaba comiendo tranquila pero los aldeanos no dejaban de verla, Po se dio cuenta de algo y ese algo era desconfianza-

Que no pasa nada? Ven a mi novia con desconfianza -dijo Po serio y los aldeanos bajaron la cabeza avergonzados-

Oigan que pasa por que me ven así? -dijo Tigresa tranquila, vio a una familia de conejos pero los padres abrazaron al pequeño que tenían con ellos, trato de acercarse a un par de cabras un macho y una hembra, pero esta pareja se alejó con cada paso que daba, se detuvo y se asusto un poco, estaba reviviendo sus días en el orfanato cuando todos le tenían miedo-

Kung fu TigresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora