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Toda la pandilla de amigos del Bachiller estaba reunida en casa de Vanessa, la rubia de ojos celestes que a cualquier crío de 17 años le gustaría follar. Ella festejaba su cumpleaños en una tranquila reunión. No era de esperar que no hiciera una fiesta, porque a pesar de ser una tía deseada por muchos, era tranquila, tímida y buena persona, aunque con sus amigos quizás sí se le iba un poco la pinza.

No obstante, en uno de los cinco sillones esparcidos por todo el salón de la enorme casa de la rubia, en uno apartado de los demás se encontraba Eleanor, que con una lata de cerveza en su mano movía al compás de la música de fondo que sólo estaba puesta para dar buen ambiente. Específicamente, High way to hell, de AC DC.

Pero en la otra punta del salón, sentado con sus amigos aunque muy absorto observando detenida pero disimuladamente a Eleanor, se encontraba Rubén. Rubius, para sus amigos. Llevaba varios días, digamos que semanas observando a la hermosa pelirroja que movía su lata de cerveza junto al ritmo de la música.

—Eh, Rubius, ¿estás bien, tío?

Él sacudió la cabeza y sonrió levemente.

—Sí, sí, todo bien.

Sergio se encogió de hombros y siguió tomando su pequeño vaso con vodka. El grupo de amigos siguió conversando normalmente, y Rubén volvió a mirar a esa chica que lo traía tonto desde hacía tiempo.

En multimedia se encuentra Eleanor, y High way to hell, de AC DC.

»beer« rdg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora