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Los labios de Eleanor y Rubén se acariciaron por el movimiento que hizo él. La pelirroja lo observó durante los primeros segundos. Sus ojos se chocaron con la mirada fugaz de Rubén, y cuando comprendió lo que estaba pasando, comenzó a cerrar los ojos poco a poco.

Claro, él sí que estaba más nervioso que ella, porque al ver que no cerraba los ojos, sólo dos opciones pasaron por su cabeza: o no tiene idea de qué está pasando, o me va a dar una hostia. Él hubiese apostado a que era una combinación de ambas, pero sólo era la primera.

Eleanor movió un poco los labios, incitándolo a seguir. Rubén le siguió el juego, mientras ella colocaba sus manos en el cuello de él, e intensificaba la situación. La lengua de Rubén pidió permiso para entrar en su cavidad bucal, y la pelirroja con gusto se lo concedió. Sus lenguas danzaban enérgicas y con ganas de más. Un escalofrío recorrió la espalda de cada uno, e inconscientemente de acercaron más uno al otro. Rubén apoyó la mano que tenía libre en la cintura de la pelirroja, y ésta entrelazó sus dedos en el cabello de él, masajeándolo en la parte de la nuca, además de acercarlo más a ella. Su narices se rozaban tiernamente, mientras Eleanor acariciaba la mandíbula de Rubén con el pulgar, causándole cosquillas, a lo que él respondió con una leve sonrisa durante el beso. Éste había permanecido intenso, pero aún así lento y placentero para ambos, sin pasar a más que eso. Un beso.

Al separarse, fueron abriendo los ojos despacio. Rubén se había apoyado nuevamente en el sillón, pero Eleanor aún seguía en la misma posición, lo que hacía que él se pregunte qué es lo que pasaba por su mente.

Ella, usando la buena estrategia de que él había vuelto a acercar la mano donde tenía la cerveza, se la quitó de las manos, y de un tirón se tomó todo lo que quedaba. Con los cachetes inflados, le dedicaba una mirada a Rubén y él admiraba la capacidad de ella de poder tragarse todo lo que quedaba de la Heineken. Dejó la lata sobre la mesa, y soltó el típico "ahhh" que se dice cuando acabas de tomar algo refrescante.

Eleanor se apoyó en el sillón también, aunque algo girada para poder mirarlo bien, además de la corta distancia que los estaba separando que hacía que la respiración de Rubén se irregularizara.

—Juegas sucio.

»beer« rdg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora