Perdido

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- ¡Cariñooo! - grité al ver a Diana, mi mejor amiga que estaba en el pasillo. Corri hacia ella y ella también corrió para alcanzarme.

- ¡Linduraaa! - nos dimos un abrazo - ¿Cómo estas?

- Eres una perra - me separé de ella dándole un leve empujón en su hombro.

- ¿Ahora qué hice? - preguntó sonriendo sin saber a que me refería.

- Samuel... solo me usó para una estúpida apuesta y tu fuiste la que insistió que esté con él. Te odio - caminamos por el pasillo hasta llegar a las escaleras.

- ¡¿Que?! ¿Hablas en serio? - subimos por las escaleras hasta llegar al segundo piso.

- Sí, lo escuché hablando por el celular ayer con unos de sus amigos. Me la vas a pagar.

- ¿Como mierda querías que lo sepa? Si lo veo o a algunos de sus amigos, los voy a golpear tan fuerte que ni podrán pestañear - exageró y me hizo sonreír.

- Sí, claro - le dije rodando los ojos.

- Te lo juro - frunció el ceño y entre cerró sus ojos mostrando su molestia - No puedo creer que lo haya hecho, es un bastardo.

- Realmente lo es

- ¿Y qué hiciste?

- Mmmh - desvié mi mirada y lo dije en voz baja - Oliver lo golpeó.

- ¡¿Qué?! ¿Cómo que...? Entonces, ¿ya se amistaron otra vez? - me dijo acercándose a mí con una pequeña sonrricita - Cuéntame todo y exagera - me reí y le conté exactamente lo que pasó. Me gritó como 400 veces sorprendida de todo y de cómo no le puede escribir en ese preciso instante y cómo no le puede tomar foto a lo que sucedió.

Ese día paso mas rápido de lo que me esperaba, fue divertido.

El último timbre sonó y todos salimos del aula, eran las 2:30 pm y me moría de hambre, solo quería llegar a casa a almorzar.

- ¿El viernes iras a la fiesta?

- ¿Fiesta? ¿Cuál fiesta? - pregunté sin saber a cuál se refería.

- La de Jhonnatan, te lo dije la semana pasada - me respondió algo fastidiada.

- ¿Y yo qué te dije?

- Que ibas a pedir permiso - yo reí.

- No lo hice, pero de seguro me dejan ir - ella rodó los ojos - ¿me irás a recoger?

- No puedo, el auto esta en el taller. Yo tendré que ir en taxi - dio un pequeño suspiro y bajó su cabeza.

- Bueno, haré lo mismo entonces - bajamos las escaleras de la entrada y nos despedimos. Caminé hasta la parada de buses y esperé a que uno llegara.

- Ya llegué - cerré la puerta y caminé hacia las escaleras - ¿Oliver?... - nadie contestó. Subí a mi cuarto y dejé mi mochila en la cama para luego subir al cuarto de Oliver. La puerta estaba entreabierta pero la luz estaba apagada, empujé la puerta lentamente y presioné el interruptor de la luz. El cuarto se iluminó y pude ver el desorden que había, era un desastre. Sus libros y cuadernos entraban regados en el piso, su espejo pequeño estaba roto y su ropa estaba desordenada.

Decidí llamarlo y preguntarle lo que le había pasado pero no me contestaba, creo haberle llamado más de cinco veces sin embargo no respondió a ninguna timbrada.

Alguien Que ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora