Capítulo 9.

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Dipper

La película había acabado, y me puse de pie para encarar a Bill y preguntarle si le había gustado.

-¿Y? -sonreí- ¿Te has asustado?

-¿Acaso me veo asustado? -se cruzó de brazos con una sonrisa ladina- Tal vez el asustado seas tú.

-Oh, por favor -habló Mabel haciendo un ademán de manos como diciendo "no inventes"-. Dipp y yo hemos visto esta película muchas veces, ya no nos asustamos luego de verla.

La sonrisa de Bill se alargó, debía admitir que su sonrisa transmitía desconfianza, terror y que algo muy malo nos esperaba.

-¿Y esa sonrisa? ¿Por qué sonríes de ese modo? No me gusta esa sonrisa -habló rápidamente Mabel, claramente estaba nerviosa.

-Tengo una idea -habló lento y calmado el demonio-. ¿Y si nos divertimos? -extendió ambas palmas hacia cada uno, como si intentara crear un trato doble.

Dirigí mi vista hacia Mabel, notando que ella había hecho lo mismo en busca de ayuda. No sabíamos qué hacer, la palabra "diversión" no tenía el mismo significado si se trataba de Cipher.

-Está bien, Bill -aceptó Mabel, dándole la mano al rubio-. Sólo porque no quiero que me llamen cobarde.

-¿Y tú, Pino? ¿Quieres que te llamen cobarde? -sonrió con malicia.

-¡No! -exclamé dándole la mano.

Firmamos nuestra sentencia de muerte.

Por un segundo sentí que mis pies no tocaban el suelo, justo antes de que se me revolviera el estómago al transportarnos inmediatamente a una extraña estructura de paredes grisáceas y violáceas, con las maderas rotas y los muebles desechos.

Habían cuadros de personas que sus ojos me seguían adondequiera que vaya, y sonreían levemente y más cuando las contemplaba de cerca.

Los muebles grandes, como armarios o cajoneras, retumbaban, temblaban y vibraban en todo momento; sin mencionar que se oían golpecitos dentro, como si alguien estuviera atrapado allí.

En el centro de la casa estaba una cocina más que destruida, con las copas y vasos de vidrios en miles de pedazos, y los platos flotando en medio de la habitación.

Nuestra única fuente de luz era la luna llena, que ingresaba por algunos huecos en el techo, en las paredes o en las ventanas cubiertas por madera que dejaban una pequeña abertura por la que podía observar el bosque oscuro que nos rodeaba.

-Bill, ¿dónde estamos? -preguntó aterrada Mabel, sujetándose fuertemente por el brazo del rubio.

-Tranquila, no les pasará nada -habló Bill, con un tono similar al cariñoso que Stan normalmente utilizaba con ella-. No los traería aquí si hubiera algún riesgo.

-¿Qué es este lugar? -hablé, observando el tétrico candelero de cristal oscuro que colgaba del techo junto a la escalera.

-Una extraña dimensión que encontré hace poco, al parecer se adapta a lo que más temes -habló, observando la casa con satisfacción-. Debo admitir que este lugar me da escalofríos.

-¿Por qué es una casa tenebrosa? -murmuró Mabel, soltándose lentamente del brazo del demonio.

-Quizás mezcló todos nuestros temores creando la casa de nuestras pesadillas -dije, acercándome a Mabel sin quitar la vista del techo.

-No sabía que podía viajar por dimensiones hasta el problema de las copias -rió Bill.

Miré rápidamente al rubio, quien estaba a punto de subir por las escaleras.

Conociéndome a mí mismo ||BillDip||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora