Capítulo 17.

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Mabel

  Podía notarse claramente que Bill estaba en desacuerdo con respecto al ponerse una máquina sobre la cabeza. Ford había examinado a Bill de pies a cabeza y no halló nada raro ni fuera de lo común, así que supuso que el problema estaba en la mente del rubio.

—Esto es estúpido —masculló con los brazos cruzados.

  Me giré hacia una pantalla que mostraba algunas palabras que significaban mucho para aquel que usara la máquina, según Ford.

  Pude ver las palabras diario, cabaña, estrella fugaz, pino y algunas otras que no alcancé a leer.

—Dipper, ¿puedo hablar contigo un momento? —Ford se retiró, seguido de mi hermano.

—Veo que tienes mucho en qué pensar —murmuré con la vista puesta en la pantalla.

—La verdad no entiendo la mayor parte de esto —señaló el monitor.

  Se oyó un ligero zumbido proveniente de la máquina y la palabra DIPPER se repitió al menos diez veces en la pantalla, pasando de un lugar a otro con muchísima rapidez.

  Sonreí pícara y miré a Bill, quien tenía los ojos abiertos como platos y las mejillas completamente rojas.

  Era la primera vez que lo veía sonrojado.

—Eh... yo... —se rascó la nuca, antes de fruncir el ceño y ponerse de pie—. Esto es estúpido —se sacó el extraño casco y lo dejó a un lado.

  Empezó a caminar hacia la salida, cuando Ford entró a la habitación y lo detuvo.

—¿A dónde crees que ibas? —rió— Aún no sabemos qué pasa.

—Claro que sabemos, me has drogado y me he enfermado —se cruzó de brazos—. Me voy al bosque.

  Ford gruñó levemente y se hizo a un lado para dejar que Bill saliera del laboratorio rumbo al bosque. Yo sólo llamé la atención de Dipper y le sonreí con diversión, causando que me mirara confundido.

—¿Me he perdido de algo? —me susurró.

—Ni te lo imaginas —reí, antes de hacerle un gesto con la cabeza indicando que me siguiera.

  Salí de la habitación hacia el elevador, no sin antes despedirme del tío Stanford con una sonrisa, siendo seguida por Dipp.

  Una vez que llegamos al elevador, giré mi rostro hacia la izquierda, conectando mi mirada con la de Dipper.

—Estoy absolutamente segura que Bill se ha enamorado de ti —sonreí, y empecé a pellizcar sus sonrojadas mejillas.

—Basta, eso es mentira —quitó suavemente mis manos de su rostro, antes de sobarse donde le pellizqué—. Él es un demonio y no tiene sentimientos, y dudo que eso cambie.

—¿Y lo que pasó en su cuarto?

—E-eso... sólo pasó porque es un pervertido —desvió la mirada, intentando fallidamente ocultar sus rojas mejillas.

—¡Dopper ama a Bill! ¡Dopper ama a Bill! —canturreé casi gritando, golpeando su cabeza con mis manos, provocando que su gorra prácticamente bajara hasta su nariz.

—Ya, deja de decir tonterías —se acomodó la gorra y salió del elevador.

  Lo seguí con una sonrisa, molestándolo una y otra vez con la misma canción —si podía decirse así—, sólo porque me gustaba verlo molesto y con las mejillas rojas.

  Bill es una mala influencia.

—¿Por qué no vas al bosque y lo buscas? —me arrojé a los pies de su cama, observándolo de cabeza.

—Porque estoy ocupado —estaba sentado en el piso, acomodando unas fotos que había tomado en el bosque—. Estoy casi seguro de que el Cambiaformas está rondando por el bosque.

—Lo habíamos congelado, ¡olvídate de él! —propuse, sin dejar de observarlo de cabeza.

—Mabel, tus mejillas están rojas, la sangre se te está subiendo a la cabeza. Siéntate bien —dijo sin siquiera mirarme. ¿Acaso era un brujo?

—¿Cómo lo sabes? ¡Ni siquiera me has mirado!

—Sólo hazme caso —se puso de pie y guardó las fotos dentro de una cajita de metal para esconderlas bajo su cama.

—Buuh —abucheé, antes de girar mi rostro hacia la puerta, donde Wendy nos sonreía con Pato en brazos—. ¡Pato! —me lancé hacia él y empecé a hacerle mimos y caricias.

—Me lo encontré cerca del pueblo, huyendo de unos perros —sonrió despreocupada, como era común en ella.

—Cerdito malo, ¿qué hacías en el pueblo sin mí? —lo elevé sobre mi cabeza y lo regañé juguetona.

—Hey Wendy, no te habíamos visto los últimos días —comentó Dipper, sentándose al borde de mi cama.

—Sí, papá me sorprendió con un viaje de pesca fuera de Gravity Falls con mis hermanos y como supuse que me aburriría, Soos fue conmigo —se encogió de hombros.

—Nosotros pudimos haberte acompañado —sonreí abrazando a Pato y juntando nuestras mejillas.

—Pero Dipper a penas había llegado, no podía alejarlos de aquí.

—Supongo que tienes razón —reí levemente, antes de tomar un cojín y arrojársela a Dipper—. Plop.

  Él sólo rió y me devolvió el golpe con más fuerza y precisión que yo, para luego reír burlonamente.

—¿Algo nuevo que contarme, chicos? —Wendy se sentó junto a Dipper, manteniendo distancias.

  Miré rápidamente a Dipper, recordando que Wendy no había estado el día que trajeron a Bill a la cabaña, y que Ford no quería que nadie supiera sobre su amnesia.

—Emm... creo que no —reí nerviosamente, colocando a Pato en el suelo.

—Mabel no sabes mentir, solo cuéntamelo —se cruzó de brazos con una pequeña sonrisa.

—¿Re-recuerdas a Bill Cipher? —preguntó Dipper, retorciendo sus dedos.

—¿El demonio demente que casi destruye el pueblo y convirtió en piedra a todos? Seguro, como olvidarlo —dijo tranquilamente, sin ninguna pizca de odio o rencor.

—Stanford lo trajo a la cabaña, ahora vive con nosotros —se rascó la nuca—. Él dice que es casi inofensivo.

—¿Tu tío enloqueció? —frunció el ceño, apoyando su espalda por la pared con los brazos aún cruzados— ¿Y si decide vengarse y nos mata a todos?

—No lo hará porque... no recuerda nada antes de que lo trajéramos —sonreí con nervios, abrazando mis codos de igual forma.

—¡Mabel! —me regañó Dipper, con los ojos más abiertos de lo normal.

—¡Tiene derecho a saberlo! —me excusé, mostrando mis palmas.

—Wow esperen, ¿quieren decir que Bill está viviendo aquí sin recordar todo lo que hizo? —preguntó divertida, a lo que asentimos— ¿Y sus poderes?

—Aún los tiene, pero ahora están fuera de control por alguna razón —se encogió de hombros Dipper.

—Oh, esto es importante —sonreí—. ¡A Dipper le gusta Bill!

  Luego de decir aquello, empecé a carcajear mientras corría fuera de la habitación oyendo las maldiciones de Dipper y sus pasos persiguiéndome.

—¡Mabel voy a matarte!

Conociéndome a mí mismo ||BillDip||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora