Thomas
Todavía no comprendo porque Connor tuvo la repentina idea de visitarme. Podría haber elegido cualquier otro día, pero él tuvo que venir justo hoy. Le repetí varias veces que no se acercara porque si lo hacía saldría todo mal, para ambos. Así fue.
Con mi padre estábamos tranquilos, hablando, a punto de armar las cosas para la familia(comida,decoración, etcétera), cuando la visita inesperada llegó. Mi padre a penas lo vio se tiró encima de él y quiso golpearlo, pero yo me metí entre ellos y me puse tan nervioso que no pude evitar ponerme a gritar.
-¡Alto! ¡Acéptalo! Yo no amo a Ellie. Yo amo a Connor.- dije.
Se enojó tanto con ese comentario mio, que no tardo nada en tirarse arriba mío y comenzar a golpearme, Connor quiso parar la pelea y lo único que ganó fue un gran golpe. No tuvo alternativa, con desesperación pidió ayuda. Luego de un tiempo, un tiempo en el cual gane una gran golpiza, pude ver que dos chicas habían llegado y quitaron a mi padre de arriba mío. Él, enojado, pateó el árbol de navidad y luego lo prendió fuego. Lo único que se me ocurría para calmar las aguas era ir a la playa, el único lugar tranquilo en el mundo y en mi vida.
Nos sentamos en la arena desierta y de la nada, la lluvia comenzó a mojar nuestras cabezas. Las olas se agitaron, el viento se elevó, llovía torrencialmente. Era toda una tormenta. Los rayos no tardaron en sumarse a la fiesta, y la única opción era ir a algún lugar techado. Nos dirigimos a esa pequeña casita de madera gastada que se encuentra en el medio de las playas, donde los salvavidas se sientan y miran el revoltoso mar.
Podíamos ver como los rayos caían por todos lados, sin que nadie les dijera que hacer. Entre nosotros no nos dirigíamos la palabra, estábamos callados observando como el mar se volvía cada vez más turbulento. Decidí romper el hielo.
-Gracias.-dije
-De nada.- contestaron a unísono.
De nuevo, el silencio se hizo presente. Parecía que las chicas querían irse, pero no querían mojar su cabello. Ambas tenían cosas raras, una era muy flaca, esqueléticamente flaca y la otra usaba buzos largos y capucha, como queriendo ocultarse. No la culpo, tampoco me gustaría estar con alguien al que acaban de darle una paliza por ser gay.
-Bueno, es tiempo de irse. Cualquier cosa...llama a la policía.- dijo la chica castaña, la de buzos largos.
Luego, se agarró de la capucha y se fue caminando por la playa, podía ver como se empapaba y como se perdía en el horizonte. La otra chica, la "Huesitos" se quedó un rato más observando todo a su alrededor, después alzo la cabeza, nos miró y dijo:
-Es tiempo de que me marche, mi hermana está sola. Nos vemos luego.- también se colocó la capucha y, como pudo, se fue hacia las colinas.
Con todo lo que había pasado, decidí que era tiempo de alejarme de los que quería, para no sufrieran algún daño, y con eso me refiero a Connor, iba a decirle adiós, para siempre. No podía pasar lo mismo que había ocurrido hace un rato, mi padre nunca nos aceptaría. Era tiempo de terminar todo, seria doloroso para mí y para él. Pero luego me lo agradecería, conocería a alguien mejor, alguien con el cual pueda pasar el tiempo sin que un tercero lo discrimine.
Aun continúo pensado porque hay tanta gente homofóbica. Es estúpido, es como discriminar a los zurdos porque escriben con la mano izquierda ¡Vamos gente! Estamos en el siglo XXI, dejen amar libremente.
Lo ideal en mi vida sería que cualquier persona pudiera ser capaz de amar a quien quisiera sin sentir miedo, inhibición u obligación. No puedo andar por la calle con la cabeza abajo y pensando en que la gente no me ve, se lo que ven y sé que les desagrado. Yo sé con precisión que cuando vuelva a mi casa en aquella colina, todo será distinto.
Tendría que forzarme a amar, tendría que pretender que quiero a Ellie, aunque todos sabemos a quién realmente amo. Pero así es la vida, así es la gente.
Connor se fue con la guardia arriba y con el mentón en alto, pero pude ver en sus ojos que estaba destrozado, y era por mi culpa. ¿Acaso la vida me odia? ¿Qué he hecho para merecer esto?
Al volver a mi "hogar" lo que pensaba era que mi padre me estaría esperando acostado con una botella de whiskey en la mano y que cuando me viera me la estrellaría en la cara. En vez de eso, mi padre estaba en la mesa. Al ver que llegue me hecho una mirada de desagrado, y ya saben lo que dicen: una mirada vale más que mil palabras.
Lo único que se me ocurría en ese momento era sumergirme en mis pesadillas, olvidar el día de hoy y olvidar, por mi bien, que alguna vez me sentí atraído por un hombre. Olvidarme de todo, ser otra persona. Ser una persona que no quiero ser. Pero es por mi bien. Si me duele en lo más profundo, tendré que encerrarme en un baño y largarme a llorar. Ya no dirían, ni me harían, cosas hirientes.
Solo tengo que olvidar lo que alguna vez fui.
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Mouths
Teen FictionConoce a Roxanne, a Thomas y a Lisa. Tres adolescentes que sufren, sufren lo que muchos hemos sufrido: depresión, trastornos alimenticios o el simple hecho de la discriminación. Siente como ellos, piensa como ellos. Todos a veces necesitamos ayuda...