Prólogo.

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-¿Hola? -contestó ella en el teléfono celular.

-¿Cómo estás?

-¿Quien habla?

-Vaya... Uno tiene relaciones sexuales contigo y luego se olvidan de uno.

-Callate, Arturo.

-Jajaja, tranquila cariño, ¿Qué harás esta noche?

-Veo el maratón de mi serie.

-Dejame adivinar, ¿Scream Queens?

-Ya lo sabes.

-¿Quieres que te acompañe?

-Si, te espero. Estoy sola en casa.

-Que interesante... Podemos hacer algo después... Ya sabes de que hablo.

-Tonto -Lucy soltó una risita- Ya vente.

-Llegaré en 20 minutos.

-Vale, la puerta está abierta, puedes entrar sin tocar. Adiós amor.


Lucy colgó el celular. Observó la pantalla del móvil. "Batería baja, mierda", pensó ella.

Caminó a su habitación para recargar la batería del mismo. Subió las escaleras a brincos contándolas una por una. Avanzó 9 pasos hacia la entrada de su recámara abriendo la puerta. Buscó el cargador en su mesa de noche. Nada. Literal, no había nada. No estaban ni sus audífonos, ni su lámpara de lectura, ni su billetera, ni su caja de joyería griega. Nada.

-Vale; Karla, eres una ladrona, no volverás a entrar a mi habitación jamás, se lo diré a papá y mamá cuando regre...

El teléfono de la casa sonó interrumpiendo su amenaza mental hacia su hermana. Ella bajó las escaleras corriendo. No encontraba el teléfono por ningún lado. Dejó de timbrar y volvió a sonar. Recordó haberlo dejado en el sofá de la sala. Movió todos los cojines y tomó el teléfono. "NÚMERO DESCONOCIDO".


-¿Hola?

-Hola... Lucy.

-¿Quien es?

-Arturo no soy.

-¿Iván?

-No.

-Ya, en serio, ¿quien habla?

-Más bien, deberías adivinarlo. Será divertido.

-Jódete, no soy juguete de nadie.

-Fuiste juguete de Arturo cuando te acostaste con él.

-Fue hace 2 meses, además es mi novio, el viernes cumpliremos 7 meses.

-Era tu novio.

-¿Qué? Deja de decir estupideces.

-Calma, sólo bromeo... Aunque técnicamente dejará de serlo en cualquier momento.

-Lo dudo, la relación va mejor que nunca.

-Eso lo veré con mis propios ojos, en poco tiempo sabrás de que me refiero.

-Ok. ¿Y quién eres?

-Ya te dije que si quieres jugar a la adivinanza, pero si no quieres entonces entiendo. No te preocupes, mañana no recordarás nada de esto. Mejor juguemos a las escondidas. Y yo observaré donde estarás.

-¿Observarme?

-Adivinaré, Vaya, que perfeccionísta eres.

-Un poco.

-Muy bien. Ve a esconderte.

-Si. Lo que digas.


Lucy se dirigió al sofá y se recostó.


-No seas aburrida, escóndete.

-Estoy escondida.

-No lo creo, estás viendo la tv.

-Espera, ¿como lo sabes?

-La estoy escuchando.

-Está bien... Voy a esconderme.


Ella subió las escaleras a su habitación. Al llegar arriba escuchó ruidos en el baño. Se acercó poco a poco al baño situado en el fondo del pasillo de la planta alta. Giró la manija de la puerta del baño y la abrió de golpe. El agua de la bañera caía y se desperdiciaba, haciendo charcos en el suelo.


-Joder.

-¿Qué pasa, Lucy?

-Tengo que darme un baño, lo había olvidado.

-No cuelg...


Lucy colgó.

Se quitó la ropa deportiva rápido y se introdujo a la bañera, sentándose en ella y suspirando.

El teléfono volvió a sonar.


-¿Qué?

-Te advertí.

-¿Qué quieres de mí y quién eres?

-Me verás en unos minutos.

-Arturo...

-Ya te dije que no lo soy.

-Mentiroso.

-Oh... Strike 2. Me cuelgas y ahora me llamas mentiroso.

-¡¿Quien coños eres?!

-Una vieja amistad tuya... ¿sabes qué? Ya cometíste el Strike 3.

-¡¿QUÉ?!

-Me gritas... Eso no está bien en una dama.

-¿Que vas a hacerme?

-Saludarte.

-Colgaré.


Hubo un silencio.


-¿Me escuchaste? ¡Colgaré!


No respondió nadie. En cambio, la puerta del baño se fue abriendo lentamente. Lucy cerró los ojos, relajándose.


-Arturo... Que bueno que llegaste. Un tipo me acosaba por teléf... ¡Aaaah!


Pero no era Arturo. Lucy vio a una silueta de alguien con una túnica blanca, una máscara completamente negra sin ninguna facción facial, sólo una cicatriz blanca atravesada en todo el rostro de la máscara.


-Strike 3, estás fuera.


Y la figura misteriosa arrojó unos cables de corto circuito a la bañera.


-Adiós Lucy. Una menos.



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