Capítulo 14. Marcos.

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Numero 25. Paulina.

Estuve tan desconectado con lo que era real y con lo que era falso. Lamentablemente en el fondo sabía que todo era real aunque no lo quisiera creer.

Blackface se sentó en sus pantorrillas al agacharse para hacer a un lado el cuerpo de Paulina. Se levantó riéndose y se quedó de pie, en posición frente a nosotros. Lorena tragaba saliva y aguantaba el llanto, la sujeté de la mano. Su mano sudaba, al igual que la mía. La apreté más fuerte. Fue ahí cuando empezó a llorar, y ver llorar a Lorena provocó que yo llorara también. Se veía angustia y melancolía en su rostro y en la energía que emanaba su cuerpo completo, y sobre todo su mano que estaba con contacto en la mía.


-¿Qué? -dijo Blackface con tono estricto y postura firme y retadora- ¿no van a hablar? Les pregunté sobre quién quiere ser el siguiente.

-Vete al diablo, ¡¿porqué nos haces esto?! -gritó llorando Lorena.

-Es lo que se merecen. No saben el daño que han ocasionado en más de una vida. Sólo estoy haciendo que paguen vida por vida.

-¿Qué estupideces son esas? Nadie mató a nadie, ¡excepto tú! Tu estas acabando con la vida de muchos.

-Ingenuos, están muy cegados todos ustedes, con lo que acabo de decirles deberían saber quien soy.

-Eres Alex, ¿cierto?

-Quien sabe.


Literal, me ponía los nervios de punta, él se encontraba a más de 5 metros de nosotros pero me llenaba de temblores, rabia e ira.


-Has matado a mucha gente...

-Yo no fui la única persona en asesinar. Tu difunto ex novio Chester le quitó la vida a muchas personas, pero yo ya acabé con él, fue el numero 22, antes de que lo asesinara, él amenazó a su amiga Rebeca a matar con él está noche, y aún así la asesinó. Es la peor persona que pudiste haberte encontrado.

-Y ahora nos asesinarás tu.

-Si aplican fuerza y resistencia sí.


En ese momento llegó Javier con América. Tenía ganas de gritarle que regresara al auto, no lo dejaría ahí frente a esta situación.


-Javier, regresate al aut...

-No. No te dejaré sólo.

-Estoy con Lorena.

-No es suficiente -me dijo.

-¡Oye! -exclamó Lorena- yo soy fuerte.

-Ya cállense todos -dijo Blackface.


Y todos nos callamos, volteándolo a ver con la cabeza en alto, a pesar de que moríamos de miedo.


-Sólo asesinaré a uno de ustedes que están vivos. Ustedes decidan a quien.


Nadie dijo nada.


-Bien, entiendo que no quieren que nadie muera pero, Javier, ven.


Javier se puso pálido. Tragó saliva y negó con la cabeza. Pero terminó dando dos pasos al frente.

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