Capítulo 5: Dioses Paganos

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" Las mentiras más crueles son dichas en silencio. - Robert Louis Stevenson "

- ¿Dónde estuviste? - Preguntó Shane con su boca atestada de nachos. Y aun así se veía genial la gran maldita.

- La Sra. Ryan me retrasó un poco- No sé por qué pero me sentía incómoda contándole acerca de mi encuentro con el idiota; decidí omitirlo por ahora –. Sólo fue un pequeño percance – dije en respuesta a su cuestionamiento silencioso.

Ella continuó masticando hasta que algo pasó por su mente, que hizo que se enderezara y se atrancara al tratar de tragar todo de una sola vez.

- Oh por Dios, casi se me olvida contarte – Agitó las manos con emoción–. ¡Sarah lo vio!

­­­-¿Qué vio?- respondí frunciendo el ceño.

Me dio un leve codazo.

- Ya sabes, al chico nuevo, ¿verdad, Sarah?

La porrista olvidó por un segundo su papel de perra molesta y empezó a asentir como una marioneta; llevaba la sonrisa más soñadora y estúpida que se pudo haber creado. Bueno, la segunda más estúpida después de la de Gillian Ryan.

- ¿Qué chico nuevo?- Interrumpió Ashton. Espejito, espejito...- ¿Y qué tiene de especial?

Todas las chicas lo miraron acusatoriamente, bueno casi todas y luego empezaron a soltar sus parloteos.

"Sus ojos son increíbles"

"Su cabello se ve muy suave"

"Dicen que su voz es muy sexy"

Rodé los ojos, sin embargo no pude evitar darle la razón. Sus ojos eran increíbles, tal vez demasiado. Y su voz...

Una mancha de color rosa se movió frente a nosotros antes que Jenna, otra de las animadoras, empezara a despotricar.

- ¡Ahí viene, ahí viene! - Y pues creerías que susurró de tal manera que sólo nosotros pudiésemos escucharla, pero no lo hizo, hasta las chicas góticas sentadas en la esquina de la cafetería, se giraron a ver la entrada triunfal del chico nuevo.

Él entró con la mochila al hombro y una sonrisa arrogante. Vi como Ashton se irguió como un macho alfa en vista de otro león imponente, podía ver su imperio caer poco a poco. Estaba mal que me diera risa aquella escena. Lo sé, lo sé... Bahhh a quién le importa.

Escondí mi sonrisa tras mi mano, nadie evidenciaba la expresión iracunda de Ashton excepto yo y bueno, él. Mientras lo vi escanear la habitación, me agaché, tratando de evitar que me captara. Pero al parecer soy demasiado narcisista, porque al encontrar a un chico de cabello claro en la mesa de la esquina contraria a la mía, se dirigió a tal lugar. Al enderezarme me golpeé fuertemente contra la mesa blanca del comedor, supongo como una especie de castigo del destino.

Vale, eso fue un poco pretencioso... ahora que lo pienso, debe ser contagioso. En fin, estoy segura que de haberme visto, él se habría dirigido hacia mí. Bueno, eso creo. Gah, es molesto esto de ser arrogante.

Me removí incómoda en mi asiento, la mayor parte de la cafetería tenía sus ojos pegados en el chico nuevo, ya sea los chicos con miradas envidiosas o las chicas con restos de saliva en sus barbillas.

Vi algunas valientes ir a acercarse a su mesa, mientras otras analizaban el terreno para atacar en la segunda bandada de buitres salvajes y hambrientos. Hambrientos de carne.

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