"La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda. - Thomas Fuller"
Durante el almuerzo me senté en la mesa más pequeña, vacía y alejada del ojo público que pude encontrar. Tuve que hacer una labor maratónica para llegar tan rápido como para que Shane no me arrastrara a su mesa, junto a ella, sus amigos... y ya sabes: el enemigo.
Lo bueno era, dejando a un lado el olor, que nadie me notaba. Las miradas heladas de Ashton y su séquito de brujas del Oeste no llegaban hasta acá, lo que lo hacía un lugar especialmente cálido.
Por ese pequeño instante todo estuvo bien, en control. Quité el pitillo de la cajita de jugo y la clavé en él.
Por el rabillo del ojo vi a Xander entrar en la habitación atestada de estudiantes y olores yuxtapuestos. Distraída, le di un mordisco a mi sándwich de pavo que traje de casa y tomé un sorbo del ponche de frutas. Mastiqué lentamente, esperando su próximo movimiento.
Su mirada escaneó toda el área de la cafetería, hasta posarse en mí; sus ojos se demoraron un poco más, antes de acercarse a una mesa cercana a la puerta.
Allí, una joven, que supongo pertenecía a noveno, lloraba inconsolablemente mientras un grupo del mismo grado reían. Las lágrimas de la pobre muchacha arrugaban mi corazón. Mis manos habían soltado el emparedado y se encontraban en puños en la mesa. Estaba a un segundo de alejarme de las sombras para meterme en problemas con esos chiquillos, cuando me di cuenta lo que sucedía.
Todas las risas se fueron apagando gradualmente al notar la presencia del chico mayor; fue cómico ver como absorbían su aspecto e iban mostrándose más sumisos con cada palabra que salía de su boca. Su actitud jocosa fue reemplazada por el miedo y respeto.
La chica que había estado sollozando, se hallaba confundida con el suceso, pero totalmente absorta en él. Sus ojos enrojecidos, estaban como platos cuando Xander extendió una mano hacía ella, como una invitación silenciosa a su mesa, dónde su amigo con lentes esperaba pacientemente.
Él se sentó mirando hacia el enorme ventanal (que coincidentemente estaba a mi espalda) y palmeó el asiento a su lado. La joven tenía las mejillas encendidas de una manera bastante adorable. Ella llevaba una sonrisita y los ojos en su regazo, avergonzada de estar con "los chicos grandes y guapos", sin embargo, Xander hacía todo lo posible por hacerla reír e integrarla en su conversación. Incluso, su amigo, quien no tenía fama de ser muy accesible, le sonreía, simpático. Ambos tratando de hacerla sentir a gusto.
La tensión de la niña fue disminuyendo al tiempo que su sonrisa iba ampliándose; una, bastante contagiosa, en mi opinión. En ningún momento levantó la mirada, menos mal, habría sido bastante vergonzoso, porque seguí su interacción como una acosadora.
Al ver que recogían sus cosas sentí un alivio inundándome. Debería trabajar en la CIA, fue un trabajo completamente limpio. Fui como una sombra, este sujeto, Ethan Hunt estaría ruborizado por mi actuación. Quiero decir, sería como James Bo...
Y justo cuando se levantaban, alzó la vista.
Mis ojos se abrieron como platos y me quedé tiesa como una tabla.
¡ABORTEN! ¡LES DIGO! ¡¡ABORTEN!!
GAH... Pensándolo bien, creo que como Maxwell Smart.
No obstante, mi aliento se ralentizó al ver que paseó su mirada por toda la zona sin dar señal de reconocimiento. Ya iba a cantar victoria, cuando nuestros ojos se encontraron; los de él se arrugaron en las esquinas, así como si me hubiese atrapado. Lo hizo, susurró mi consciencia. Me dio una sonrisa conocedora y se alejó con su porte arrogante.
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AWAKE
Teen FictionLas mentiras son algo cotidiano y banal. Salen sin precaución ni medida. ¿Alguna vez has pensado en no hacerlo? Es difícil cuando lo hemos hecho toda una vida. Por el contrario, Willa, no puede tolera las mentiras: no soporta escucharlas, no soport...