Una vez más.

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Habíamos faltado estos dos días al colegio y terminando este finde terminaban las clases, directamente descartabamos el colegio.

Hoy es el festival, a las 21 empieza , son las 14 y seguimos sin hablar...
Le escribí, me anime y le escribí.
-Hola Carla, como estas? Quería hacerte acordar que hoy a las 21 es el festival, vas a ir?

Era de contestar tarde pero ahora directamente ni el visto tenía activado...
Me contestó, tres horas después.
-Hola Fede. Sí, todo bien, vos? Dale, nos juntamos?

-Si... segura que estas bien? - le insistí

-Si, muy. En 20 nos encontramos en la Plaza - contestó cortante como siempre

-Dale, nos vemos.

Me cambie, agarré las entradas y me fui a la plaza.
Estaba sentada, solita, mirando el pasto. Que raro que estuviera a horario.
La salude y nos fuimos en bondi al reci.
Todo estaba muy tensioando, muy estructurado y faltaban horas para el recital... digamos que no iba todo muy bien.
Estaba cruda, fría, distante, algo le pasaba, era obvio. No quise preguntarle ni nada, quería que en el recital se le pasara todo eso.

Llegamos, mucha gente, mucho olor a rock. Tocaba la beriso, kapanga, el bordo y algunas que otra bandas under.
Ella cambió, se le vino una sonrisa, unos ojos brillantes y una cara de placer. Entramos al predio y empezó...
Realmente íbamos a despejarnos más que otra cosa, ninguno era taaaaan fan de esas bandas. Compramos vino y nos pusimos a tomar (la felicidad que tenia esa piba era inmensa, que curioso como sus problemas los guardó en la cajita y sacó la felicidad que tenia guardada, eso era la realidad, era feliz en un recital, escabiando, conmigo!)
Empezó Kapanga, era pura fiesta. Sonaron temas buenísimos, sonaron muchos clásicos y sin dudas en "el universal" la miré de otra forma..
pero lo único que todos queríamos era que tocara el más conocido... "el mono relojero".
Estábamos parados, tomando y pogueando tranqui en algunas canciones... hasta que sonó...
Tiró la caja de vino, me agarró la mano (por primera vez y que placer por favor) y nos metimos al pogo... nos agarrabamos la mano cada vez que podíamos, yo trataba de cuidarla pero ni ella ni yo nos dabamos cuenta de que estabamos en nuestro mundo, la felicidad que me transmitía verla agitar y saber que nos dabamos la mano era de otro planeta. Sin duda ese pogo fue amor, ese pogo nos unió.
Faltaba la beriso y lo que nos esperaba, ni te la cuento.

Eran las 5 de la mañana y desperté tirado en una plaza abrazandola, ni se como, ni se donde, no se nada.
Estábamos los dos abrazados, con un candombe de resaca, y para no arruinarla, decidí qudarme acostado al lado de ella, era lo único que me importaba.
Tirados, acostados, después de un reci, abrazados, ella y yo. No existía un mejor cielo que el nuestro.

Una vez más, terminamos de la mejor manera.

Fichando por vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora