Goma de mascar~

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Todo en el dulce reino era paz y tranquilidad, el príncipe Gumball vigilaba, como cada noche a sus súbditos para asegurarse que estaban bien. Iba a revisar por quinta vez hasta que registró una anomalía en su habitación.
Podía ver un cuerpo tumbado en su cama, -aún con la poca iluminación que entraba por la ventana-. Tuvo una ligera idea de saber quién era.
-¿Se va tan pronto, majestad?- le interrumpió Mentita en la puerta.
-Ah, sí... Ten linda noche- sonrió y se dirijio a su habitación intentando procesar como es que la reina helada había burlado, -nuevamente-, la seguridad, si según el la había incrementado.
-Fuera de mi casa... - Dijo sin prestar mucha atención al bulto -no lograrás nada, largo antes de que llame a Fi...
-¿Llamaras a Fionna?- dijo una voz bastante conocida -como si ella pudiera hacer algo contra mi...- dijo levantándose y volteando en su dirección -te estaba esperando...
-Marshall... ¿Qué haces aquí?
-¿Qué no oyes? Te estaba esperando...
El príncipe vio la puerta cerrarse tras el e inmediatamente sentir los brazos del vampiro rodearle por la parte de atrás.
-Te extrañé - el moreno percibió el típico olor dulce de su amante.
Que lastima que fuera muy tsundere como para admitir que entre ellos había algo...
-Marshall... Ahora no, estoy muy cansado...- con un fuerte rubor en el rostro se alejó de el. El mayor se negaba a dejarlo escapar está noche, ya había esperado demasiado.
Lo tomó por la cintura y acercó su cuerpo al peli-rosado, comenzó a restregar su erección en el trasero de el menor. Gimió. La vergüenza era demasiado grande.
-Marshall...- aunque no lo admitía, lo necesitaba, con sus acciones lo demostraba.
Se giró para quedar frente a frente con su pareja, acto seguido, besó sus labios con fiereza. Sus lenguas jugaban frenéticamente, chocaban en ambas bocas para después pasar a un beso más húmedo. Puesto que las lenguas no podían mantenerse el las bocas por siempre, ahora jugaban en el exterior.
Las respiraciones se agitaban cada vez más, caminaban -sin separarse del beso-, hacia la cama para caer en ella.
El vampiro dejó la cavidad bucal del menor para seguir recorriendo la, literalmente dulce, piel del príncipe. Comenzó desde la comisura de la boca de este para después ir desvistiendo el cuerpo que tanto deseaba.
Bajo desde el rostro hasta el cuello de Gumball, para seguir con el ya desnudo abdomen de el mencionado.
El peli-rosado solamente gemia sonoramente ante los avances del mayor.
Marshall, por su parte, logró recorrer el abdomen de el príncipe hasta llegar al inicio de su pantalón. Rozó con su nariz la notable erección de este.
-nn... M-Marshall...- liberó el miembro del príncipe.
-¿Hmmm?
-P-por favor... D-duele...- el moreno sonrió para después liberar su propia virilidad y juntar ambas haciendo fricción. El mayor continuó restregando ambos sexos y prosiguió a masturbarlos.
El placer se hacía incontrolable. Gumball se aferraba a las sábanas mientras qué Marshall se seguía con el delicioso proceso.
-Hahh...- El mayor beso los labios del peli-rosado, acallando unos pocos gemidos.
-Tan... Du-lce... Como siempre...- ante esas palabras el menor no tardó en alcanzar el orgasmo junto con su pareja.
Marshall procedió a besar los labios de el príncipe para poder continuar.
Gumball tomó la mano de el vampiro y continuó lamiendo dos dedos que más tarde este usaría para dilatar la entrada de el peli-rosa.
No había palabras, solo el sonido de sus respiraciones agitadas y de vez en cuando algún movimiento brusco.
-Aahhah...- el moreno lo penetró con ambos dedos previamente lubricados.
Jugó con ellos haciendo círculos y tijeras en el. Cuando pensó que fue suficiente continuó por poner la punta de su falo en la pequeña zona que esperaba por el.
De una estocada logró meter la mitad. El príncipe ahogó un grito.
-¿Estás bien?
-Continúa... - Estaba lo suficientemente molesto y avergonzado como para exigir que se detuviera. Pero no quería, ansiaba nuevamente esa sensación llenandolo.
Marshall continuó con el proceso: entraba con embestidas fuertes, hacia un par de movimientos circulares y salía de el. Mientras que el peli-rosa solo seguía el ritmo.
-Nn... Hah...- bingo... Había encontrado la próstata del menor -Hahh... M-Marshall...-
Lo embistió nuevamente y Gumball se corrió. Las paredes de su ano se contrajeron haciendo presión en el miembro del mayor, el cual volvío a embestirlo con más fuerza que antes y esté liberó su extasis dentro de el príncipe.
Cayó sobre el, lo abrazó con fuerza y le susurró un pequeño "Te amo" al oído. Gumball se sonrojo y sólo respondió: "También te amo" antes de quedarse dormido.
Marshall se sorprendió, era la primera vez que lo escuchaba decir una cosa como esa. Antes de que pudiese decir algo más se dio cuenta que estaba dormido.
Sólo sonrió y se recostó a su lado.
-Te amo más, mi dulce príncipe.-

"Fieras". [Yaoi One Shots #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora