No me comas~

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GakuKai

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–¿Es enserio?

–S-sí- dijo Miku intentando aguantar la risa.

–Jaja, el vestido de Meiko te queda muy bien- Rin se dedicó a acomodar las blancas enaguas junto con el delantal.

Basta, chicas... ¿Por qué tengo que ir yo? Y además vestido así.

–Hey, no te quejes, un buen hermano.

Tener cuatro hermanas no es fácil.
Suspire, y vi a Luka acercarse con una caperuza roja.
"¿Es que esto no se puede poner más raro?"

–Recuerda.. Debes entregar a la abuela todo lo que hay en la canasta

–¿Ninguna de ustedes puede acompañarme?

Nope~- dijeron las tres al unísono

Joder...”

–Regresa antes de que Meiko vuelva y se de cuenta de que te llevaste su vestido.- Rin me dio una canasta y se fue.

–Vale... Nos vemos.

Salí de la casa con cara de molestia.
¿Por que carajos me envían a mi?

Las botas de Meiko son incomodas...
Cuando se de cuenta seguro me golpeara. Seguí avanzando mientras pensaba en las mil maneras en las que me torturaría si se diera cuenta. Y todo por culpa de Miku.

Suspire y el sonido de las hojas rompiéndose me distrajeron haciendo que mirara frenéticamente a todos lados.

–¿H-hola?- Nadie me contestó.

Volví mi mirada al frente y seguí caminado hasta que pude ver a un alto chico de pelo púrpura con... ¿Cola? ¿Orejas? No jodas... ¿El lobo?
Por eso no querían venir las muy...

Okey, okey... Tanquilizate Kaito, no pasa nada...

Parece que el chico comenzó a cantar, tenía una voz muy hermosa. No pude evitar acercarme, quede hipnotizado.

–Que hermoso...- el chico volteo a verme y sonrió. Me sonroje y aparté rápidamente la mirada. –Lo... Lo siento, me iré ahora.

–¿Por qué?- se acercó a mi y yo baje la mirada.

Tengo que... Que ir... Con mi abuelita.- maldición, ¿en serio?

Se alzaron sus orejas y sus ojos brillaron.

–¿uuh? M-me voy...

–No te vayas... Quedate un momento- me acorraló contra un árbol. Acercó su rostro al mío... Demasiado cerca...

–No me comas...- me besó, mis ojos se abrieron como platos y seguramente soy un tomate en este momento. –Nngh.. Basta, no soy una chica.

Sus orejas se volvieron a alzar y me miró con extrañeza.

–¿Ah, no? No te creo. Averiguemoslo - metió las manos bajo mí falda.

He-ey... B-asta.- rozo mi miembro -ah...

–Ah, es verdad. Pero... No estoy del todo interesado en una chica.- se relamió los labios y clavó sus orbes purpuras en mis ojos. –¿Cuál es tu nombre?- mordió el lóbulo de mi oreja.

nnhg... Ka-Kaito..

–Mmn.. Kaito- cuando dijo mi nombre sentí una extraña sensación en mi espalda.–Yo me llamo Gakupo...

–Ga... Gakupo...

El gruñó y mordió mi clavícula. Me estremecí y al parecer se dio cuenta porque se detuvo.

–Relajate... No te haré daño... Creo- esto último lo susurro.

N.E

El peli-púrpura coló sus manos entre la falda de Kaito quien se estremeció al sentir su trasero ser manoseado por las garras del lobo.
Se deshizo de la ropa interior del menor, también se despojo de la parte baja de su ropa.

El peli-azul se sonrojo al ver prominente erección de Gakupo.

–Y... Yo...- sus palabras fueron silenciadas por los labios del mayor, que, demandaban el paso a su lengua.
Una de las nalgas del menor fue apretada dándole paso al húmedo musculo de Gakupo. Los labios de este fueron bajando hasta llegar al escote del vestido.

El mayor puso de espaldas a Kaito y alzó su trasero.

El peli-azul jadeo con sorpresa al sentir su esfínter ser acariciado por la lengua de Gakupo. Los gemidos de Kaito comenzaron a hacerse presentes y sus caderas comenzaron a moverse al compás del humedo músculo que recorría su entrada.

Ya estas listo...- el mayor separo las nalgas de Kaito y lo penetró con fuerza.
Sus garras se clavaron en la carne del peli-azul haciéndolo gemir de dolor. 

–Nngh..!- se retorció bajo las garras del mayor y este lo acalló penetrandolo nuevamente.

La mano libre de Gakupo se escurrió hasta el necesitado falo del menor y este se estremeció ante su tacto.

Ambos intentaban acallar sus gemidos en los labios ajenos.

Las embestidas se volvieron más profundas y Gakupo masturbaba con rapidez al peli-azul.

Los espasmos se hicieron presentes en el vientre bajo de Kaito mientras las embestidas aumentaban.

Kaito llegó a su límite. Gakupo aún embestía el contraído ano de este hasta que llegó a su tan deseado orgasmo.

Ambos se levantaron y se fueron de ahí.

Las hermanas de Kaito voltearon a verlo con extrañeza cuando el volvió a casa con una extraña mueca de satisfacción y con la canasta llena.

–¿No fuiste con la abuela?

–S-... N-no... Uugh...

Rin suspiró con fastidio.

–Para la otra voy yo.

–¡No!- gritó Kaito llamando la atención de todos en la habitación –La próxima vez... Intentaré que llegue a casa de la abuela.

"Fieras". [Yaoi One Shots #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora