"Fieras". [Yaoi One Shots #1]

Amores imposibles (3/?)

Policía y Criminal

La lluvia nocturna caía sobre la melena peli-azul de un agente policiaco que corría por las desoladas calles de la ciudad.
Intentaba dar con la dirección de donde se había cometido un asesinato. La llamada fue inmediata y salió corriendo de la comisaría apenas le avisaron.

Al fin llegó a la escena del crimen. Una patrulla auxiliar había llegado antes para acordonar él área y evitar cualquier otro incidente.

–Es todo tuyo Raymond.

El policía entró al lugar; era una casa bastante bien arreglada y muy estética.
Pero eso no era el punto. Agitó su cabeza y comenzó a buscar pistas que concretaran sus sospechas.

El asesino siempre dejaba una nota, así fue como comenzó a sospechar.

«No he podido olvidarle agente Raymond»

Encontraron ese escrito en el primer asesinato que había cometido el “escritor”, —así decidieron ponerle por mote—.
Ya que la nota contenía su nombre todos los demás policías creían que debían de protegerle pues era de los más valiosos en todo el departamento.

Sin embargo, sin importarle el riesgo que corriera, convenció a su jefe de que le otorgara el caso, a el y solo a el.

Si era alguien conocido le sería más fácil encontrar al culpable pues sólo necesitaba rebuscar en su memoria y recordar a cada uno de sus amantes.
Considerando el contenido de la nota era pobable que fuera uno de sus compañeros de una noche.
O tal vez no

¿Un compañero de aventuras?
¿Un amor frustrado?

No lo sabría con seguridad hasta descubrirlo.

Avanzó examinando cada uno de los muebles, buscando la próxima nota que pudiese llevarle a el escritor.
Cada vez se acercaba más, las notas eran cada vez más especificas.

Cómo si quisiera que lo encontraran.

«No me he ido» leyó el escrito que estaba cuidadosamente doblado y puesto sobre la barra de la cocina. Tenía una huellas dactilares en ella hechas con sangre.

Examinó el lugar y vio el rastro carmesí que iniciaba desde la cocina y subia por las escaleras. Se apresuró a seguir el camino que lo llevaba a la habitación principal, sobre la cama yacía un cuerpo y un enorme charco de sangre.

Quiso acercarse más pero una algo se lo impidió.Un pañuelo impregnado con cloroformo le fue colocado en el rostro y cayó desmayado en los brazos de un pelirrojo. Quién sonrió al encontrar a su preciado tesoro.

Raymond comenzó a removerse.
No podía ver nada y tampoco moverse. Estaba esposado a cada extremo de la cama semi desnudo.

–Agh... Su-eltame...– para suerte suya no estaba amordazado.

–Al fin despertaste~. Oww mirate te ves tan delicioso.

Esa voz...

–Joder... ¡Sueltame!