Capítulo 9: Enfermedad

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En el fondo siempre estuvo solo, y seguiría así toda la vida, eso también lo intuyo desde hacía bastante tiempo. Nadie nunca haría el esfuerzo de conocer sus razones. Ni siquiera una vez.

Todos se condenan unos a otros, todos quieren ser dios.

Armin bajo el arma por fin consiente de su derrota.

-Ella lo tiene encerrado -susurro Armin- conoces la dirección, seguramente Eren no soportara mucho tiempo.

El pelinegro no espero ninguna otra explicación, salió corriendo sin importarle nada más, ni siquiera Armin. Este fue resbalando de la pared donde se encontraba apoyado hasta quedar sentado en el piso. Levanto una mano para aferrase al teléfono de la cómoda.

Las teclas hicieron eco en la habitación, una espera insoportable marcó la línea.

-Mi nombre es Armin Arlet -dijo el rubio sabiendo que esta sería su última confesión-. Le interesara lo que tengo que decir, ustedes son el grupo que buscó por años a los asesinos de la familia Ackerman ¿cierto?

-¿Quién es usted y porque está al tanto de nuestro caso? -preguntaron del otro lado. El oficial al mando se impaciento al escuchar la suave risita del menor- ¿Esto es una broma?

-Calle 47 décimo piso -la voz de Armin fue distorsionándose un poco-. Ella lo tiene ahí encerrado, alguien tan testaruda como Eren tratara de luchar pero la verdad será la única que lo mate. Deberían apresurarse o cierto estúpido que fue en su rescate terminara muy mal.

-¿Podría darnos su ubicación por favor? -el jefe a cargo se mostró impasible, diez años en la unidad le enseñaron que bromas como esa se dan todos los días. Más que todo si se trata de algo tan grande- ¿podría?

-Ella es una Ackerman. La única que sobrevivió y ustedes dieron por muerta.

-Entonces hable -dijo con solemnidad el oficial.

-Solo diré cosas concretas -Armin fue sacando una a una las balas del revolver- yo mate a muchos -termino de sacar todas las balas dejando solo una-estoy tan acostumbrado que cuando no veo sangre me duele la cabeza.

Por un momento hubo un tenso silencio.

Cuando el alma muere de dolor, primero vez todo negro, como si estuvieras encerrado dentro de un pozo oscuro sin fuerzas para trepar.

-No voy a creer nada hasta que me de esa coordenada -indicó el jefe policial, estaba hablando de una clave que solo sus subordinados, y algunos rebeldes del estado, utilizaban para referirse al caso A.

-Esos niños enfermos de sangre.

Toda la estación se detuvo, las personas que estaban atentas a la conversación comenzaron a organizarse. Quien parecía ser el líder, un hombre moreno y calvo de mirada petrificada comenzó a coordinar la captura de la señorita Ackerman Mikasa la única que podría resolver el caso.

La estación quedó vacía a excepción del oficial.

-Señor. Comenzaremos el rescate, Keith pregunta por usted -dijo la mujer alta de cabello rubio corto.

-Me quedare atendiendo esto.

-Sí.

Cuando sientes que no tienes fuerzas para luchar por tu vida, y siempre, quieres estar escondido.

-¿Cree en la magia...? -el rubio titubeo un poco-... no se su nombre.

-Mike, mi nombre es Mike. Y no, no creo en la magia.

-Deacuerdo, entonces ¿Crees en el amor?

-No lo sé -Mike se limpió la barbilla inquietamente- desearía que me aclare las preguntas que...

4 Dias Para Amar (Riren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora