Capítulo 1.

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Iba paseando por una de las calles más antiguas de Madrid. La verdad, me resultaba una ciudad bonita, y eso que Sevilla, mi ciudad natal, para mi es algo espectacular.
Joder, ¿qué digo bonita?. Era jodidamente alucinante y maravillosa. Ahora empezaba a tener sentido eso de, "De Madrid al cielo".
Claro que iba a echar de menos Sevilla, nunca había salido de mi provincia y muchísimo menos, de mi Andalucía querida, pero tenía esa sensación en mi corazón de que esta ciudad me iba a aportar una serie de cosas, que haría mi estancia aquí muchísimo más llevadera.
Me licencié el año pasado en Derecho, en la facultad de Sevilla. En la vida se me pasó por la cabeza ser abogado, yo me veía más como enfermera o psicóloga a decir verdad, pero cuando eres joven y ocurre un suceso en tu vida que lo cambia todo, supongo que hasta tu orientación profesional da un giro de trescientos sesenta grados. Hoy por hoy, creo que elegir esa carrera fue una de las mejores elecciones de mi vida. Siento que así ese hueco en mi interior, va estando cada vez más completo cada vez que avanzo un pequeño paso en el caso...
Hasta ahora no me ha faltado trabajo, he ido trabajando para ciertas personas cercanas a la familia y a mi entorno cuando se han metido en algún lio, y eso me ha hecho ir ganando cierto dinero.
Félix es mi mejor amigo desde el día en que nací, es de mi pueblo, y siempre hemos sido como hermanos y puedo decir con una sonrisa de oreja a oreja, que ha estado tanto en las buenas cuando me sobraba gente, como en las malas cuando me sentía triste, hundida y bastante sola. Él tiene dos años más que yo, y es hijo único, hoy por hoy es un gran empresario, gana mucho dinero y lo mejor de todo es que vive en Madrid. Después de unos años volvemos a vivir cerca, aunque sin él yo no estaría aquí. Fue él quien me recomendó a mi nuevo jefe, fue él el que me movió hilos para que yo entrara a trabajar aquí, fue él quien me dio ese empujoncito que necesitaba para dejar Sevilla. Sin duda Félix lo es todo para mí.
Hoy es Viernes, me instalé en mi pequeño piso hace 11 días y ahora voy camino a un bar a conocer a la persona con la que mi amigo me ha programado una cita. Sí, el muchacho se encarga hasta de mi vida amorosa. Yo llevaba bastante tiempo sin pareja, o al menos, una relación estable, ya que rollos espontáneos como a mí me gusta llamarlos, no me han faltado. La verdad es que una persona en mi vida no me vendría nada mal por eso he aceptado venir a la cita. Félix se terminó casando con Elena su amor de la infancia, también del pueblo, era un año menor que yo y mi relación con ella siempre fue buena. Ahora tienen una hija pequeña, que me llama tita, y a la que yo quiero como si llevara mi sangre.
La pequeña Natalia. Me alegra poder pasar ahora mucho más tiempo con ella.

Ya he llegado al bar, me siento en una mesa cerca de la puerta de entrada y espero a Javi, es lo único que sé de él,su nombre, ni su aspecto, ni su edad, ni su profesión, nada. Aunque no estoy nerviosa. Si Félix me lo ha recomendado es porque seguro que es buena persona.
Yo físicamente no soy nada del otro mundo. Mido algo más de metro sesenta y cinco, ni muy delgada, ni gruesa, eso sí, con curvas. Ojos verdes, pero no muy grandes. Llevo gafas desde que era pequeña, pero nunca me ha importado, por eso no soy de utilizar lentillas, y tampoco me opero de la vista ahora que tengo edad.
Me gustan mis dientes, la verdad es que están bien colocados, mi trabajo me costó llevar dos años aparato. Y ¿el pelo? Largo, ahora larguísimo, cada vez se acerca más a mi cintura, ondulado y castaña claro.
Estaba en mi mundo como de costumbre y entonces sentí. muchísimo frío en mi parte delantera.
-¡Pero qué haces, idiota!-grité sin apenas darme cuenta. El camarero me había derramado toda la bebida que llevaba en la bandeja por mi camiseta.

Lo que el destino nos quitó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora