Capítulo 5.

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Miré el reloj, las 1 de la tarde ya, pienso en Víctor y en que todavía no le he dado ninguna señal de vida. Dudo muchísimo que esté preocupado, pero como me dejó su número le envío un mensaje.
Hola Víctor, soy Noa. Buenos días. Yo también espero que nos veamos pronto. Gracias por recoger la comida de anoche. Que se de bien el trabajo. Un beso.
Justo se lo envío y mi móvil suena. Es Félix, le dije a él y a mi hermano que al despertarme, los llamaría pero me olvidé lo cojo y pongo voz de dormida.
-¿Diga..?
-¡Todavía estás acostada!
-Félix ya te dije que me dolía la cabeza necesitaba dormir
-Bueno, en ese caso,no te grito. Te explico, Javi me ha llamado, dice que quiere quedar contigo esta tarde.

Dios mío. Víctor había hecho que se me olvidara por completo mi cita con Javi. ¿Y ahora que hago? ¿Acepto o lo rechazo?
-Eh... bueno, vale. ¿Te ha dicho hora?
-Sí, a las 4. En el mismo bar de ayer.

No, eso sí que no. No podía tener una cita con un chico delante de Víctor. ¿Por qué? No lo sé y eso era lo peor. Ayer estaba muy emocionada en conocer a Javi, hoy ni siquiera me acordaba de él. Pero quería tener esa cita, quería darme una oportunidad a mí sin pensar en nadie más. Víctor es más de rollos espontáneos, no llegaríamos a nada serio, pero yo ahora mismo necesito estabilidad en mi vida, Félix lo sabe, y creo que por eso me ha recomendado a Javi...

-Félix tienes que decirle que no puede ser en ese bar. Dile que venga al que hay en la esquina de debajo de mi calle... pero en ese bar no puede ser
-¿Lo dices por el camarero que trabaja allí, no?

El corazón se me encogió. ¿Cómo demonios Félix sabía tanto?

-¿A qué te refieres, Félix?-mi voz sonó aterrada, no lo pude remediar.
-Al imbécil ese que te empapó de bebida.

Dios, que susto. Pensaba que lo decía por que pasé la noche con él...

-Ah, sí, claro.-Respiré aliviada soltando todo el aire de mis pulmones en un suspiro.- Bueno, Félix díselo, por favor. Te llamo luego, ¿Vale?.-y colgué

Estaba súper alterada, tendría que relajarme. En unas horas conocería a Javi.

-"Noa, tienes que sacarte a Víctor de la cabeza por un rato".-me dije.

Llamo a mi hermano antes de comer, y hablamos una hora entera. Me vuelve a reñir por no dar señales de vida anoche, así que no le cuento el avance en el caso de Rocío. Tampoco quiero hacerle ilusiones por si no lo resolvemos...
Cocino rápido y mal. Y sonrío, me acuerdo de que en unas horas Víctor descubrió muchísimas cosas de mí, como el hecho de no saber cocinar. "No, bórralo de tu mente, por favor". Y canto. Como hago siempre en estas siguaciones. Canto para evitar acordarme de él y parece que lo consigo.
Son las 3, debo de ir a arreglarme. Cojo una falda ajustada y una camiseta con encaje blanca. Los tacones negros. Dos días seguidos llevando tacones, sabia que mañana no podría ni andar, pero me encantaban estos zapatos.
Me maquillo poco, me da un toque más elegante. Ya eran las 4, pero no me doy prisa por bajar, ayer Javi me dejó plantada, así que ahora que espere él... pero no puedo evitar pensar en Víctor mientras bajo la calle... "He conocido a alguien maravilloso por culpa de un plantón" En verdad, en el primer momento en que lo miré a la cara era como si ya nos hubiéramos visto antes, no sé. El mundo es un pañuelo, quizá no sea la primera vez que nos encontramos... el caso es que tenía que sacarme a Víctor de la cabeza antes de llegar al bar, mi cita se merecía una oportunidad. Entré al bar y por desgracia, estaba lleno, ¿y ahora como sé yo quien es Javi? Me senté al final de la barra mirando en todas direcciones cuando un hombre se acercó a mí.
-Disculpa, ¿por casualidad eres Noa?
-Sí, soy yo, tú debes de ser Javi,¿no? encantada.- y nos dimos dos besos. Era guapísimo. Rubio, metro ochenta o más, bastante fuerte, una sonrisa "vitaldent", pelo largo y rubio. Ojos azul claro, y grandes. Me encantaban. Creo que Víctor era un poco más alto y fuerte, pero él por el contrario tenía el pelo corto y negro y una mirada intensa de ojos color café.
-Sentémonos ahí-Dijo señalando a una mesa aislada un poco del resto.-Oye, te pido disculpas por lo de ayer, espero que no esperases mucho rato.
-Oh, no, no lo sientas. No pasa nada. Se hizo amena la espera...- y otra vez, la sonrisa tonta...
Empezó a contarme detalles de su vida, él tenía 26 años y era arqueólogo, actualmente trabajaba en el museo de Madrid, pero que había viajado muchísimo por su profesión. Me contó que tocaba el piano, que le encantaba el deporte sobre todo nadar, a mi también, cosa que no le dije a Víctor para que no siguiera con lo de "Sirena" aunque llevara un poco de razón. Le encantaba leer y viajar. Preguntó por mí, y yo le di detalles, le dije que mi hermana murió, ya que él me había comentado que eran 5 hermanos, pero no le especifiqué como hice con Víctor. El tiempo pasó volando. Me encantaba estar con él, era alguien tan simpático, tan guapo y que desprendía tanta seguridad que me hubiera tirado así toda la vida...
Javi se fue un momento al baño, y recordé la pasada noche, me había olvidado completamente de Víctor, estaba sorprendida. Lo había conseguido. Miré mi móvil y para mayor sorpresa, tenía un mensaje de él.
Buenos días Sirenita dormilona. Espero que te lo pasaras bien anoche. Yo llevo toda la mañana recordando, sin parar de reír la verdad. Si tú también tienes ganas, entonces ¡Hay que verse!, supongo que hoy querrás descansar de mí... no me extraña, aunque si no tienes planes y te apetece, tú llámame, para ti estaría disponible, y si no, pues, mañana espero verte. Tú decides. Un beso.

Lo que el destino nos quitó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora