Capítulo 3.

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-Lo siento, Noa. Se me escapó. Se montó en un coche rojo delante de mis narices a dos manzanas de aquí... hay que fastidiarse...y le dio un golpe a la mesa.
-Tranquilo, no pasa nada. Es decir, si que pasa, me han robado mucho dinero y el móvil, pero te agradezco tu gesto. Te honra.
Me senté en la silla, desilusionada. Y él se sentó en la de al lado.
-¿Qué habías pedido antes de que el camarero torpe te empapara?
Me hizo reír, y era de agradecer.
-Dos capuchinos, que por cierto, no había pagado todavía... ¿Crees que tu jefe me dejará volver mañana a pagarlo? O regalármelo, por las molestias sufridas.-Y le guiñé el ojo.
-Mi jefe tiene buen corazón, pero es muy tacaño, mejor te lo pago yo, y otro día de la semana vienes a tomarte otro conmigo o simplemente a que te pueda mojar de nuevo.
Víctor me estaba haciendo reír después de todo lo que me había hecho pasar, y de cierto modo, que me robaran las cosas había sido culpa suya,pero no se lo podía recriminar. Pero de repente caí en algo que se me había olvidado totalmente...
-La cita...-susurré
-¿Qué?
-Había quedado con un chico aquí para conocernos en una cita, debería de haber venido hace una hora y cuarto, pero no ha venido...
-¿Te ha dejado plantada en la primera cita, Sirena?
-Ya lo has fastidiado ves. Me voy a casa. Mañana vendré a pagar los capuchino.
-Vete tranquila a tu "hogar en el mar" yo invito.
Se estaba pasando con tanto bromita, pero me fui, que se fastidie y pague por mí.
Dios, era de noche, no tenía dinero para pagarme el bus o el metro, mi casa estaba a más de una hora andando, y yo helada sin chaqueta y mojada. Y eso sin pensar de que Javi me había dejado plantada. Soy un desastre. Me senté en un banco y lloré. Era de impotencia y de rabia. Se me pasaría.
-Noche fría eh. Espero que tu casa no pille muy lejos.-Ya sabía quién era.-Hasta mañana cuando vengas para volver a verme,Sirena.
Me puse de pie con toda la rabia que estaba aguantando y lo empujé.
-Escúchame. -Pone cara de sorpresa, seguro que no se lo esperaba.-Vivo a más de una hora de aquí. Me han quitado mi móvil nuevo que me había costado muchísimo trabajo ganar, y bastante pasta. Por tu culpa mañana amaneceré con un catarro flipante y con dolor de cabeza por haber estado la tarde de antes aguantando a alguien como tú. Así que si te vas a reír de mí, otra vez corres peligro de que te parta la cara. ¿Me has entendido?. Ahora me voy y ah, me llamo Noa, no Sirena, Sirenita, ni ninguna bobada de esas, pececillo asqueroso.-Salí andando hacia delante. Dios,me había quedado tan agusto.
-Y ahora escúchame tú a mí, Noa.- Gritó para llamar mi atención.-Tengo coche-dijo señalando uno blanco que estaba a mi lado.-Y te puedo llevar hasta tu casa, no te creas que soy tan capullo como parece.
Dudé. Era alto y fuerte. Podía hacerme cualquier cosa sin que a mí me diera opción a defenderme. Pero la verdad es que para llegar a mi casa tendría que pasar por muchísimos callejones si quiero ir más rápido y no morir congelada, y ahí habría también gente peligrosa, quizás más que él, que no parece malo, pienso que solo me mataría de exceso de chulería.
-Gracias.
Monté en su coche, no tenía ganas de hablar, le dije la dirección de mi domicilio y me callé. Pero pasados 5 minutos él retomó la conversación.
-Me llamo Víctor Salazar. Tengo 27 años y vivo en Madrid desde siempre. Trabajo en este bar desde hace dos años, aunque estoy estudiando idiomas en una academia y retomando mis estudios de profesor de Educación Física.
Nadie le había preguntado y me había resumido su vida en pocas palabras. Algo dentro de mí decía que detrás de todo eso ocultaba mucho más, muchísimo. Pero no sería yo quien le preguntara por su pasado, presente y futuro.
-Ahora te toca a ti.
-Me llamo Noa Jiménez. Tengo 23 años. Soy licenciada en Derecho, natural de Sevilla, y vine a vivir aquí hace 11 días. Poco más que decir.
-Por qué será, creo que no es verdad. Tendrías mucho más que decir de ti.
-Por qué será que yo opino lo mismo, pero de ti.
-Te aburrirías de mi vida, créeme. No tengo familia. Ni padres, ni hermanos. Perdí el contacto con mis tíos y mis primos. Vine a vivir con mi tía abuela , que para mí es la que me lo ha dado todo, cuando tenía 6 años. Pero murió hace ya. Tengo amigos, buenas juntas y malas juntas, o quizá yo sea la oveja negra del rebaño, no lo sé me hace gracia pensarlo-y la verdad es que a mí también.-Y tengo muchas amigas, de esas que quieres como a tus hermanas y que darías la vida por ellas. Y luego tengo rollos para pasar el rato...
-Rollos espontáneos les llamo yo.
-Sí, rollos espontáneos, con muchas chicas, pero no me hacen sentir nada debajo del pecho. Si no fuera por lo mucho que se acelera cuando estoy en el gym, diría que hace mucho tiempo que no tengo corazón.
Y me hizo reír. Tenía un humor característico. Pero hizo que por un rato se me pasara todo.
-Bien, te toca Sirena.
Lo miré con una mirada fulminante, pero mi sonrisa me delató.
-Noa, no es mi verdadero nombre...
-Dime que es Ariel, y me quedo sin palabras en este momento.
Que tonto es, pero hasta en los momentos serios ponía esa pizca de felicidad que hacía falta.
-Pues no. Es aún más ridículo, no sé como describirlo sinceramente. Aunque por lo visto a mis padres les gustó. Me llamo Ainoa María.
-¿Has pensado en cambiarlo por Ariel o Sirenita? Te prometo que te queda mejor. -Dijo sin parar de reír.
-He pensado en cambiarlo por Noa, o matar a aquellas personas que me llamen por mi nombre completo en lugares públicos.-Sentí como soltaba una carcajada-. Soy de un pueblo muy pequeñito de Sevilla. Vivía con mis padres y con mis hermanos mayores, Paco, que me sacaba 6 años, y Rocío que era 4 años mayor que yo. Ella murió asesinada cuando yo tenía 15 años.-Pude notar en Víctor que le cambiaba la cara. Puso la misma expresión que cuando me empapó con la copa. Sinceramente no sé porque le contaba esto, pero me lo pedía el cuerpo, aunque de este tema, yo hablaba poco.-Dos semanas después mis padres se separaron. Toda la familia nos fuimos a vivir a Sevilla capital, aunque en diferentes barrios. Nosotros tres vivíamos en una casa en el centro y mi padre en otra a las afueras. Apenas veo a mis padres desde que con 18 años me fui a la Universidad, pero a mi hermano estoy muy unida. ¿Sabes? También vive en Madrid.-Y a los dos se nos escapó una media sonrisa-Y luego está Félix, mi hermano adoptivo, mi mejor amigo desde siempre, el cual ha hecho que yo esté hoy aquí viviendo.
-Pues entonces...Gracias, Félix.
Le dejé caer una mirada y sonrisa tierna. Si le hablaba así a todos sus rollos espontáneos, no me extraña que no le faltaran.
-También tengo una perra, y esto es lo más fuerte de todo, ella sí se llama Sirenita.
Dio un frenazo en seco, tenía los ojos que se le salían de las órbitas.
-¡¿En serio!
-No!-No pude parar de reír, ahora era yo la que le gastaba una broma. Se llama Estrella. Y es mi compañía en mi pequeña casa sola.
-A la que por cierto... ya hemos llegado...-notaba pena en su voz, la verdad, ahora me estaba empezando a caer bien. Creo que no debería, pero no me pude resistir..
-Sí... bueno, creo que esta tarde me has dado una de cal y otra de arena como se suele decir, pero... como la cosa ha terminado bien, podías subir, tomarte algo y conocer a Estrella.
-La verdad es que me encantaría, pero antes...-Se dio media vuelta y parece que coge algo del asiento de atrás.-Toma-Me dice
-No me lo puedo creer... es mi chaqueta, y mi bolso, y mi móvil...-No sabía muy bien como tomarme esto.
-Alcancé al ladrón a los pocos pasos. Era un crio.
Yo lo miraba muy enfadaba, porque lo estaba, lo había pasado súper mal....
-Era para que aprendieras a tener más cuidado y...
-Pero si has sido...-Y me puso la mano en mi boca. A ver quién era el valiente que hablaba así.
-Déjame terminar por una vez Sirenita Ainoa-Refunfuño y me aparto su mano.-Para que pudiéramos terminar bien, lo que tan mal empezó.
Me dejaba sin respiración cada vez que me decía estas cosas. Nunca pensé que un chicarrón como él pudiera ser tan dulce.
-Anda, sube. Pero no te quedes mucho rato-Dije saliéndome de su coche sin poder quitar esa sonrisa tonta.
-Eres la peor anfitriona del mundo.
Y los dos reímos.
Al subir a casa, revisé mi móvil antes de nada.
Tenía 25 llamadas perdidas, fuera quien fuese la persona que me estaba llamando, seguro que me quería matar.
Mi hermano 15 llamadas y Félix, 10 no era de extrañar. De él también tenía un mensaje.
-Pequeña. A Javi le ha surgido un problema y me ha llamado para cancelar la cita, espera que mañana te venga bien, te recompensará por el retraso, espero que sea pagándote él la Coca-Cola. Que pases buena noche, y nos vemos... ¿Mañana? Espero que sí. Un beso. Te adoro.
Que mono es Félix, realmente, le debo tanto. Siempre me ha demostrado amor y cariño cuando quizás a veces ni lo mereciera... Un momento. El mensaje dice que mañana Javi y yo quedaremos, nos conoceremos, ¿dirá de quedar en el mismo bar? ¿Tendré que ver otra tarde a Víctor?
-Debo de hacer dos llamadas muy importantes, tenía preocupados a mis hermanos.
Me meto en la cocina y al primero al que llamo es a Paco, que, como él acostumbra, me grita y me riñe como a una niña pequeña.
-¡Se puede saber dónde te metes!
-Tranquilo...
-¡No me pidas que me tranquilice cuando no sabíamos nada de ti en horas! Ainoa tienes 23 años, compórtate como tal, y deja de dar los problemas que daría una cría de 15.-O de 19, pensé. Sé que como a mí a Paco le dolió tanto o más el asesinato de Rocío, él siempre se ha sentido culpable. Por eso tiene el defecto de controlar a las personas que quiere, por seguridad. Lo que ha espantado a muchas novias, hasta que hace ya unos cuantos años, conoció a la mujer que hoy en día es su esposa.
-Oye, hoy tenía una cita con un amigo de Javi. Pero le surgió un problema. Acabé empapada por que el camarero me bañó con una de sus copas, sin querer-Espero.-Y terminaron robándome el bolso y el móvil cuando fui al baño pero él me lo recuperó. Ahora estoy muerta de sueño, perdóname, mejor, me disculpo el Domingo cuando salgamos a tomarnos algo. Estoy cansada, ¿vale?. Te dejo.
-Me tienes descontento, chica. Duerme, y pórtate bien. Cuando te levantes mañana, me llamas.
-Adiós guapísimo.-Y colgué un poco de peloteo y seguro que se le pasa.
Ahora turno de llamar a Félix.
-¡Qué hora son estas de dar señales!-Por detrás se escuchaba a Natalia llorar, es adorable.-Espero que tengas una buena respuesta.
-Bueno lo de la cita ya lo sabes. Además el camarero del bar me tiró una bandeja de copas encima y me robaron el bolso y el móvil...
-¿Te hicieron algo?.
-No, yo no estaba. Lo olvidé en la mesa. Pero el camarero lo recuperó. Oye, Félix, estoy muy cansada, ha sido un día agotador. Te llamo mañana, ¿vale?
-Me tienes abandonado, pequeña. Ya te enterarás ya.-Se notaba el tono de broma en su voz. Félix perdona más rápido que mi hermano.
-Un beso, y quítale ya el pañal sucio a mi sobrina, hombre, que pare de llorar.
Se rió y colgamos.
-Se te ha olvidado contarles, que esta noche te has traido a casa a un chico mayor que tú, que tiene diez veces más fuerza, al que le has dicho que le tenías asco y lo mejor de todo, lo conoces de un rato.
Y todo era verdad, pero no tenía miedo de él. Ya estaba totalmente segura.
-¿Quieres volver a llamarlos para contárselo?
-Quizás yo sea una asesina en serie. No me subestimes, chico
-O los dos... ¿Quieres guerra no? Tendrás guerra.
-Anda, ve cogiendo cosas y ayudame a poner la mesa.
Cogí el mantel y me dirigí hacia el salón cuando al ponerlo, Víctor me cogió y me puso en su hombro, como quien lleva un saco.
-Eres una asesina de pacotilla.
-¡Suéltame! ¡Nos vamos a caer! ¡Víctor!
Le escuchaba reír sin parar, juraría que se le están saltando las lágrimas. Pero yo realmente le tenía miedo a las alturas.
Y empezó a dar vueltas por toda la casa, abriendo puertas, se notaba que buscaba una habitación en particular. Y llegamos al baño.
-Ahora vamos a ver si realmente, te sale cola.
Me metió en la ducha y puso el agua a una temperatura un poco caliente, lo perfecto para entrar en calor después de todo. Me dejó encerrada mientras me veía al otro lado del cristal y se reía como un niño pequeño.
-¡Abre! Es mi casa, Víctor. ¡Abre!
Y Víctor abrió, pero cuando me disponía a salir, me empujó hacia atrás, fue él quien entró.
-Víctor no tiene gracia vámonos fuera.
-Pierde credibilidad si lo dices con una sonrisa en la cara, Sirena...
-No me llames así, mira, sigo teniendo piernas.
-Pero no te puedes imaginar lo preciosa que estás en el agua... Por lo tanto sigues siendo una sirena.
Y me abrazó. Nunca había sentido tanto calor en mi vida. Me gustaba estar así, estaba apunto de pedirle que no se retirara. Y así se quedó un buen rato, que se hizo demasiado corto.
-Bien-Dijo mostrando su verdadera sonrisa. Y me gustaba. Era preciosa. Le quedaba muy bien.-Ahora yo, ¿cómo me seco?
-Tengo ropa de hombre aquí, es de Félix. Es ropa antigua, de cuando todos los fines de semana nos íbamos de viaje a algún sitio raro. Pero siempre que me translado de casa me la llevo. Creo que te valdrá.
Le dije donde estaba la ropa, y le di una toalla grande para que se pudiera secar bien.
Yo me quedé en el baño. Aún sin poder borrar esa sonrisa tonta de mi cara.
Me sequé el pelo y me lo recogí a modo de moño, de estos que me hago los domingos por la mañana cuando me apetece vaguear en el sofá. Me puse mi camiseta ancha de los Lakers que parecía un vestido, y unos minishorts, que no se veían por culpa de la camiseta. De zapatillas las de andar por casa. Pero entonces entró Víctor, de traje. Era el viejo de mi hermano, me lo regaló hace ya muchos años, por que la verdad es que me encanta. A él le quedaba de fábula, pero a Víctor era como si estuviera hecho para él.
-¿Me vas a hacer arreglarme, no?
Y entonces enseño el brazo izquierdo llevaba un vestido rojo.Mi favorito. No sé ni como lo ha sabido.
-¿Te gusta este?
-Víctor... es mi vestido favorito... trae, me lo pondré.-Dije con una sonrisa y él respiró aliviado
Le dijé que se marchara de la habitación para que me pudiera cambiar y por primera vez no puso pegas.
Me solté el moño, y mi pelo se veía espectacular hacía tiempo que no se me quedaba tan rizado.
Me puse el vestido rojo, me lavé la cara y me pinté los labios a juego. No hacía falta, iba a estar en casa, pero me puse mis tacones más altos y bonitos. Y salí, intenté poner atención en la reacción de Víctor, pero intentó decirlo con palabras.
-Sirenita, quien fuese mar esta noche...-Genial. Otra vez rubor en mis mejillas, algo más a juego con mi vestido.-Estás maravillosa Noa.-Se levantó y me acarició una de las mejillas, yo no quité la cara, cerré los ojos y disfruté el momento.-Eres maravillosa.
Me agarró dulcemente del cuello, y sus labios rozaron los mios. Llevaba esperando este momento desde que lo ví en el bar, o quizás no, el caso es que había pasado, y a mí me encantó. Nos fundimos en un cálido beso, pero a la vez de esos que te dejan helada,duró varios minutos, fue intenso y muy apasionado, hasta que el timbre sonó. No quería que se separara, pero lo hizo.
-Es la comida...
-Pero... ¿qué?
Él pagó y llevó la cena a la mesa.
-Cuando estabas hablando con tus hermanos, miré tu frigorífico y apenas había comida, así que pensé que no te gustaba cocinar y pedí la cena. Solo son unos bocadillos, pero es mejor que nada.
-Eh... sí... supongo.
Era una situación muy extraña aunque creo que él intentó olvidar nuestro beso,y eso no me gustaba.
Cenamos tranquilamente, y pusieron en la tele una de mis películas favoritas.
-Me encanta esta película-Dijo él y supe que era verdad, me lo decían sus ojos.
-Pues veámosla. A mí también me gusta. Él se levantó de su silla, y me llevó de la mano hasta el sofá. Me puse en su pecho, y el pasó su mano por mis hombros.
La película ya iba por la mitad, y ninguno de los dos había hablado.
-Quiero un beso de buenas noches...-susurró a mi oído. Yo giré la cabeza, estaba impactada, y me besó.
Fue mucho más largo que el anterior y diría que incluso más bonito. Giró su cara.
-Buenas noches Sirenita.
-Buenas noches... pececillo.

Madre mía, ¿qué hora es? debí de haberme quedado dormida ayer en el sofá mientras veíamos la película pero... ¿Y Víctor?
Mi teléfono suena y lo cojo sin mirar quien era.
-¿Hola?
-Noa! Buenos días dormilona. ¿Qué tal todo?
Era Nuria, mi única amiga a decir verdad, nos veíamos poco, últimamente más, ya que vivía muy cerca de Madrid. Ella me ayudaba con el caso de mi hermana, también era abogado como yo, nos conocimos en la facultad, y la verdad es que le tengo mucho cariño.
-Bueno, no podría quejarme. La vida en Madrid es mejor la verdad. ¿Y la tuya?
-Me alegro tanto de que te guste la ciudad... Mi vida es un lío, como siempre. Pero bueno no hay nada que no salve una fiesta en Sábado noche. Bueno llamaba para recordarte que me envies los avances que vayas teniendo sobre el caso de Rocío, la semana que viene tendré mucho tiempo libre,así también trabajo yo. Iré a verte una tarde la semana que viene y saldremos de marcha.
-Aquí te espero con los brazos abiertos.
-Bueno, tengo que colgar,Noa adiós, un beso. Hasta pronto.
-Adiós Nuria.
El caso de mi hermana... no hay segundo que no lo tenga presente, pero desde que llegué a Madrid lo había tenido bastante apartado. Bien, me levantaría y me pondría manos a la obra.
Me levanté con dolor de cabeza, ... ya lo decía yo ayer... y había una pequeña nota en la mesa:

Buenos días Sirenita,
te quedaste dormida ayer en el sofá, bueno y yo, pero el deber me llamaba, tenía que ir a trabajar. Espero verte muy pronto
Por detrás, te dejo mi número, envíame un mensaje cuando puedas.
Te devolveré la ropa. Un beso.
Víctor.
PD; Que preciosa estás cuando duermes.

Lo que el destino nos quitó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora