—¿Qué voy a hacer? —se decía Dan mientras caminaba desesperadamente de un extremo a otro del aula de matemática—. ¡Dime!, ¡¿Qué voy a hacer?!
—No lo sé hermano —respondió Carl, un amigo que Dan había hecho hace un tiempo —, no pasé por tu situación...
—Ayúdame a pensar en algo... ¿Cómo le explico que la estúpida nota estuvo todo este tiempo en el fondo de mi casillero sin que me eche de su lado?
—¡Sólo díselo! —le gritó su amigo ya cansado.
—¡No es tan fácil!
—¡Si lo es, tú lo haces difícil! —Carl se paró de su asiento y tomó por los hombros a Dan—. Sólo díselo y todo se arreglará.
—No, eso no arreglará que me odie por lo que hice de mí.
—Esa era la razón por la que la citaste en primer lugar —Dice el morocho soltándolo—. ¿No?
—Sí, pero ya olvidé lo que le diría.
—Entonces —vuelve a sentarse en una mesa—, piensa lo que le dirás y practica cómo le explicarás lo de la nota, y cuando estés listo, solo hablarás con ella sin pensarlo y todo se resolverá.
—Sí, tienes razón. Gracias Carl.
Dan tomó su mochila rápidamente y salió del aula dirigiéndose a la enfermería.
—Permiso... —dijo entrando.
—¿Qué te pasa, niño? —dijo la obesa enfermera.
—Me duele mucho la cabeza, ¿podría firmarme un permiso para ir a casa?
—¿Tienes fiebre?
—No.
—¿Vómitos?
—No.
—¿Mareos?
—No.
—Entonces no puedo —y volvió a su revista.
—¿Y mi dolor de cabeza?
—Ah —revolvió en un cajón—. Toma —le extendió una pastilla blanca y redonda.
—Gracias —Dan salió de la enfermería.
Su plan había fallado, hora de buscar otro.
—¡Carl! —lo llamó al verlo en el pasillo.
—Hola.
—¡Golpéame! —le dijo.
—¡¿Qué?!
—Debo ir a casa, ¡golpéame!
—Okay —y le dio un puñetazo en el ojo.
—¡Ay! —exclamó dolorido.
—De nada.
Dan volvió a la enfermería.
—Mirtha, he chocado con alguien —dijo con la mano en el ojo.
—Muéstrame —dijo dejando la revista en la mesa desinteresadamente. Dan destapó su ojo—. Se ve feo. ¿Viste quién te golpeó?
—No.
—Ten, ponte hielo —le extendió una bolsa llena de ellos—. Debo llamar a tus padres —salió por la puerta.
El muchacho celebraba en su interior. Mirtha volvió unos minutos después.
—Van a venir por ti, espera aquí hasta que te avisen.
—Okay.
Piper mientras tanto, a pesar de que la charla con su abuela había sido reconfortante, pasaba todas sus clases pensando en Dan y en por qué no había ido ese día al parque. ¿A caso ya no la quería? ¿Sólo jugaba con sus sentimientos? No lo sabía, y eso la mantenía fuera del mundo real la mayor parte del tiempo.
—Señorita Miller —dice la profesora de Ciencias al notar que Piper no prestaba atención—. ¿Cuál es la respuesta correcta?
—Ehh... N-no lo sé profesora.
—Claro que no lo sabes —dijo levantando la voz—. ¿Desde cuándo no presta atención en clase?
—Lo siento, profesora.
—Esta es una advertencia, Piper —volvió a hablar mas calmada—. La próxima vez que te vea volando en sus pensamientos, voy a tener que sacarte de la clase, e irás directo a la oficina del director.
—De acuerdo —bajó la mirada.
La clase pasaba y Piper seguía en el mismo estado, sólo que ahora lo disimulaba un poco.
—¡Piper! —escuchó que la llamaban apenas salió del salón. Giró para ver de quién se trataba—. Te necesito, por favor.
—Lo siento Lily, no estoy de ánimo. ¿Puede ser luego?
—Claro —respondió desanimada.
Piper siguió su camino hacia la cafetería, cuando un avión de papel aterriza justo en su ojo...
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Súper corto, lo sé.. pero bueno, lo escribí hace tiempo sin mucha inspiración y es lo que salió. Pero tengo algunos capítulos más guardados, así que cuando quieran subo más.
No olviden dejar su voto apretando la estrellita de más abajo, no les cuesta nada y la verdad me motiva a seguir. Mucha gente se fue después de que dije que iba a eliminar la novela y es lógico, pero lo lamento.
Como sea, espero que hayan disfrutado el capítulo.
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Piper Shirley
RomancePiper Shirley, una chica de 14 años que vive su vida normal de secundaria. Cree en el destino, la magia y, sobre todo, en el amor. Piper es una chica especial: Desde pequeña, carga con un don peculiar de reconocer el amor entre otras personas. Aun...