Natalie caminó por la ciudad a oscuras, detrás de Anthony. Después de ese beso estaba algo avergonzada y no quería mirarlo a la cara. Él no parecía tampoco muy deseoso de hablar con ella de alguna cosa, por lo que marchaba delante con paso decidido pero tranquilo. No sabían dónde estaban y no había ni una sola alma a esas horas por allí.
—¿Será difícil encontrar un sitio para que comas a estas horas? —preguntó Anthony al aire, deteniéndose en la esquina.
—No lo sé, ¿qué hora es? —respondió ella con la voz contenida. Anthony alzó la cabeza para mirar las estrellas.
—Calculo que cerca de las once de la noche.
—Entonces sí, debe de haber algo todavía.
—Quizás abarcaríamos más terreno si te cargo. —Se dio la vuelta y caminó hasta ella. Natalie lo miró recelosa y él le devolvió una mirada inocente, como si no supiera qué diablos había pasado sobre ese árbol.
—¿Planeas saltar por los techos, o algo así?
—Exactamente —dijo él con elocuencia—. Tu ritmo de caminata me aburre, además... yo también tengo hambre —Se rascó un poco la cabeza— y supongo que no quieres que te muerda.
—Claro que no. Tienes muchos humanos por aquí, fácilmente puedes encontrarte uno.
Anthony sonrió automáticamente y se inclinó hacia ella, dejando sus rostros muy cerca. Natalie se retiró hacia atrás, pero él ganó espacio, aprisionándola.
—Sí, me parece que sí. Creí haber visto unas lindas señoritas dos calles atrás.
La reacción fue automática. Natalie sintió como dentro de ella la sangre caliente se arremolinaba en torno a su corazón enfurecido y a la vez dolido. Así que le gustaban las señoritas, ¿eh? Frunció tanto el ceño que sus ojos casi quedaron ocultos bajo sus cejas.
Anthony ensanchó la sonrisa victoriosa.
—Oh, sí, me encantas celosa —comentó y se alejó de ella rápidamente, sujetándose las manos detrás de la espalda.
—¿Celosa? ¡UF! —se burló Nat, en cuanto pudo volver a respirar. Cada vez que él se acercaba, su aroma le nublaba los sentidos, por lo que prefería contener el aire—. Yo no soy celosa.
Anthony se detuvo nuevamente en la esquina. Se volteó y ladeó la cabeza.
—Por favor, Nat. Deja de sacar orgullo de hasta donde no tienes. Sabes que estás celosa porque, claro, me adoras. —Se encogió de hombros, mientras su sonrisa divertida se volvía cada vez mas malvada.
Natalie apretó los puños y rechinó los dientes. Bueno, sí que él con sus comentarios iba ganándole últimamente, y al parecer su mal genio no la estaba ayudando. Debía encontrar una forma de restregarle en la cara que ella no era ninguna estúpida.
Sintió profundos deseos de causarle tantos celos como ella sentía cada vez que mencionaba una cosa como esa. Tal vez realmente debía provocarlo.
Tomó aire profundamente.
—Mira —puntualizó de mala gana—, me importa un bledo a quién te cenes, mientras yo cene lo mío y duerma bien. Así que... ¿por qué no hablamos de esto de una vez por todas, eh? ¿Hasta cuanto me vas a llevar contigo? Si soy un estorbo, mejor dejarme en la primera parada, ¿no?
—Me extrañarías, cielo —contestó él simplemente, volviendo a sonreír con maldad.
Natalie volvió a tragarse el veneno y arqueó las cejas. «¡Vamos!», se dijo a sí misma, debía cerrarle la boca de una vez.
ESTÁS LEYENDO
Mi príncipe vampiro [Version2013/borrador]
VampireVERSION 2013/BORRADOR Natalie cree que es valiente, lista, aventurera y que podría atravesar cualquier obstaculo que se le presentara. También cree que su oportunidad de demostrarlo está en Inglaterra y en ese castillo viejo que sin duda debe ser di...