Capitulo 21 [SIN EDITAR]

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Natalie sacó las fotos recién reveladas del sobre de papel, mientras salía del local de impresión. Las giró e hizo un puchero: había puesto el dedo sobre la lente en la foto que más le interesaba.

¡Genial! Quiso decir en voz alta. ¿Cuándo sería la próxima vez que visitara el gran cañón? Bufó, sabiendo la respuesta. En miles de años claro. La oportunidad de crear una épica fotografía quedó arruinada por su estúpido dedo.

Molesta por su estupidez, metió las fotos en un morral bordo y avanzó por las calles frías y ventosas. Las fotos eran del verano pasado y había tardado tanto en revelarlas porque, gracias a su poco orden en su PH, había perdido el rollo.

Aquella había sido su prueba con la vieja escuela de la fotografía. Su cámara digital había quedado en casa durante el viaje y se molestó en gastar insumos en la vieja pero profesional cámara de fotos de su madre. Si no hubiera perdido el rollo, hubiera sabido antes que la fotografía era un caso perdido.

Se acomodó el sombrero que hacia juego con su bolso, un regalo de su tía abuela, que adoraba con ganas, y se detuvo en seco al ver una niña jugando con su perrito, en medio de la calle peatonal empedrada. Sujetó rápidamente la cámara digital, también profesional, que había comprado hacia pocas semanas con todos sus ahorros, y captó el momento justo en el que el animalito besaba la nariz de la pequeña.

Era una imagen algo trillada, pero tierna. De todas formas el trabajo de un fotógrafo era ir por todos lados captando momentos que le parecieran espectaculares, luego se editaban las fotos restantes.

Dejó la cámara colgando de nuevo de su cuello y siguió avanzando. Tenía que hacer las compras para la cena y además, se le había acabado la comida para gatos. Gigi no sería capaz de comer papas con crema.

Compró el alimento y se dio un paseo por el Starbucks, antojada de un Moka late.

Su celular vibró antes de que pudiera salir de la tienda.

—Que hay, bonito —saludó riendo.

—¡Ay! ¡Ya te dije que no me llames así! —Se quejó una voz de chico del otro lado, muy femenina, a su pesar— ¡A que no sabes!

—Pues la verdad no —admitió Natalie, sosteniendo la puerta del Starbucks con el codo—. ¿Qué paso?

—¡Conocí a "El chico"!

Ella frunció el ceño, confundida.

—¿Te refieres a que crees que es el amor de tu vida? —sonrió después—. Asegúrate de que esta vez sea gay, Kyle.

—Lo pasaré a mi lado —aseguró Kyle con voz coqueta—. De lo que estoy seguro es de que no es gay, pero en realidad, pensaba en dejarlo para ti. Si no lo quieres, ahí sí que me lo agarro.

Natalie negó con la cabeza y avanzó por las calles.

—No más chicos, Kyle. Apenas puedo soportar a Gian.

—Que Gian sea un idiota no quiere decir que debas olvidarte de tu príncipe azul, cielito.

Ella hizo una mueca, y sujetó el celular con la otra mano. Si de príncipes azules quería hablar...

—No dije que me vaya a hacer lesbiana, tonto. Solo no quiero hombres por ahora. Hago todo lo posible por alejarme de Gian, pero el muy molesto sigue llamándome. Hoy me dejo siete mensajes, ¿puedes creerlo? Tengo ganas de golpearlo, si es que quisiera verlo.

Escuchó a Kyle quejarse.

—Ya te dije que lo dejaras públicamente, pero no, tú quieres que todo sea así secreto.

Mi príncipe vampiro [Version2013/borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora