Aún nos falta guardar un poco bastante de cosas pero ya son las dos de la tarde y tenemos hambre, entonces John sugiere que vayamos al Alfred's, nadie se opone así que vamos allá. Esperamos por lo menos unos diez minutos más o menos hasta que llegue el bus. Mientras tanto hablamos de como John se cayó un par de veces mientras estábamos saltando y cantando, tuvo unas caídas bastante graciosas. Todos subimos al bus al abrir las puertas. Nos sentamos en el fondo. Pasamos unas pocas paradas y llegamos. Hasta aquí me llega el delicioso aroma de la comida que preparan. En muchas de las citas he traído a Hayley aquí. Este es un lugar especial para mí así que creo que sería bueno compartir este lugar también con ella aunque siempre, será mío y de John. Recuerdo bien la primera vez que vine aquí con él. Fue con nuestras madres, algo que yo nunca voy a olvidar. El recuerdo me distrae y no me doy cuenta que han entrado sin mí, pero Hayley se ha quedado a un par de pasos de la puerta y me está observando con una sonrisita en esos bonitos labios.
– Eres muy distraído
– Lo sé – respondo y le esbozo una sonrisa.Todos nos sentamos en unas sillas giratorias. Si no fuera por esos pocos centímetros, podría alcanzar el piso. Una mesera en patines se acerca a nuestra mesa, lleva una graciosa pero bonita falta que le llega a las rodillas y trae una blusa blanca que hace un extraño juego con los patines. Tiene una tarjetita con su nombre, Génesis.
– Bienvenidos al Alfred's ¿cómo están? – esboza una sonrisa muy cordial – ¿Qué puedo ofrecerle jovencitos?
– Buenas tardes – responde John – Dile a Ángela que nos sirva lo de siempre por favor
– Oh, me temo que Ángela no se encuentra aquí hoy pero voy a ver si puedo conseguir lo que desean, un momento por favor – dice y se va rodando.Qué raro. Por lo general, Ángela está aquí siempre. Le pregunto a John que ha pasado pero él tampoco tiene respuesta. Si no está aquí debe tener una gran razón. Lo bueno es que Alfred, el tío de John, viene aquí a veces y en escasos momentos cuando Ángela no viene. Génesis se acerca de nuevo a nuestra mesa.
– El señor Alfred los ayudará muy gustoso con su orden ¿desean algo más?
– Unas sodas de limón, por favor.
– En seguida.La cordial mesera nos trae la orden en cinco minutos aproximadamente. Creo que la razón por la cual el período de tiempo fue tan corto es porque no hay demasiada gente, de ser así, se hubiera demorado veinte minutos. Disfrutamos de nuestra comida, esta deliciosa. Amo los camarones al ajillo, lo mejor es que Alfred siempre nos deja los camarones ya sin cascaras y así podemos comer sin problemas. Mientras comemos, Génesis se acerca de nuevo a nuestra mesa y nos pasa dos platitos de cartón, uno tiene papas fritas y el otro chili con carne, nos ofrece cubiertos y dice.
– Cortesía – dice y luego se aleja.
Nuestros platos apenas van por la mitad ya que nos han dado una porción grande. No queremos combinar los sabores entonces nos terminamos lo primero y luego si disfrutamos de los platos siguientes que por supuesto también están deliciosos. El Alfred's, además de su gran servicio, se caracteriza principalmente por no tener una clase de comida específica la cual vender. Aquí hay de todo, desde comida chatarra hasta la más fina ensalada y, de los platos más aptos para almorzar hasta los platos más aptos para comer en una fiesta, hay para picar, para llenarse, para calmar el hambre, desayunos, almuerzos, postres, bebidas. Hay de todo en verdad, pero el platillo que más se vende aquí y es el más famoso se podría decir, son los pancakes con miel de abeja y café. Puede ser un platillo bastante común, pero los de Alfred son únicos. Lo mejor que puedes hacer es venir a desayunar aquí y ordenarlos. Podrás decir que tu abuela, tu mamá, tu tía, tu prima o quien sea o en donde también los hagan son muy ricos también pero los de aquí son precisamente los mejores. Y no exagero. Lo único malo es que, cuando no viene Alfred, no son lo mismo ya que Ángela también puede hacerlos, solo que no sabe que es lo que hace su esposo para que a él le salgan tan "especiales". Para aclarar, Alfred trabaja en las mañanas y Ángela en las tardes y noches pero abre a las dos y media y cierra a las siete.
En verdad no tenía ni idea de que teníamos tanta hambre. Después de la "cortesía" hemos ordenado unos sándwiches de pollo desmenuzado y mayonesa, acompañado con otra soda de limón. Cuando al fin dejamos nuestros papeles de cerdos hambrientos, Hayley toma el papel de tesorera y pasa por enfrente de nosotros para que pongamos dinero y podamos pagar. Después de eso todos la esperamos en la puerta hasta que pague. Viene agarrada cuatro caramelos rojos en la mano, pero no tiene cara de niña contenta, sino de desagrado, creo.
– Si alguien quiere un caramelo más pues que tome el mío, yo voy a reventar
Nos pone un caramelo en la mano a cada uno acompañado de cinco centavos.
– Es el cambio
Su caramelo me lo dio a mí y yo se lo di a Liz quien se lo dio a John. Hayley tiene la mano abierta y extendida porque no sabe por qué nos pasamos el caramelo como si fuera alguna clase de droga.
– Si nosotros reventamos – John pone el caramelo en la mano – Tu revientas con nosotros, amiga.
Hayley ríe y acepta el caramelo. No ha estado mal, solo que estamos bastante llenos. Después caminamos hasta la casa de Liz, que no está muy lejos para poder descansar un poco. Es un pequeño departamento al lado de una papelería, ella aprieta un botón y la voz de una mujer responde.
– ¿Si?
– Soy yo, abre, Blair
– Está bien.Suena un ruidito y se abre la puerta. Subimos dos pisos y una puerta está abierta. Supongo que la chica que está ahí es Blair. Es alta, rubia y tiene ojos azules, viste una bonita camiseta azul con estrellitas blancas y un short del mismo color.
–Hola – dice sonriente.
– ¿Por qué te portas cordial? – pregunta Liz – Chicos, ella es Blair, compañera de piso porque sus padres no quieren a una insolente bajo su techo, haceros amigos
– ¿A dónde vas? – pregunta John
– A tomar una ducha ¿vienes?Blair casi escupe su batido que supongo es de fresa pero eso no la detiene y dice.
– Sucia
– ¡Es broma! – responde y luego se ríe al ver la cara de estupefacción de John.
– Vengan a la sala – dice Blair.Todos nos sentamos y conocemos a la amiga de Liz. Es muy agradable, a pesar de que apenas nos está conociendo, nos ha contado la historia de por qué ya no vive con sus padres.
Pues un día como todos, o más bien dicho, noche – cuatro de la mañana – Blair llego a su casa y la riñeron sus padres por ello, ella siempre ha ido de fiesta en fiesta y, cuando terminó la universidad, pasó con las más bajas notas, pero pasó. La universidad a la que acudía es una de las más prestigiosas del estado y por ende, muy costosa ¿qué quiere decir? Pues además de ser sumamente malcriada, a sus padres no les parecía haber hecho tanto esfuerzo para que ella se comportase de tal manera, pues decidieron "botar" a su hija de casa sin ni un solo centavo, suerte para ella que de sus mesadas tenía ahorrado cincuenta y pico de dólares lo cual le sirvió por si pasara algo y tenía una amiga que vivía sola con un cuarto de sobra. Y así fue, ahora vive aquí desde hace tres meses y ayuda a Liz a pagar la luz y el agua, el alquiler, la comida, consiguió un trabajo de medio tiempo y ayuda con el aseo del departamento cuando Liz está ocupada pero sigue sin faltar las fiestas en su vida. La verdad, es más responsable ahora que cuando vivía con sus padres.
Nos hemos quedado un largo rato aquí y ya ha oscurecido. John y Liz insisten en acompañar a Hayley y a mí a casa pero nos negamos porque está lloviendo muy fuerte.
– Déjenme llamar un taxi ¿sí? – dice Blair.
– Es que no tenemos dinero – respondo.
– Tranquilo, les puedo prestar ¡me lo devuelves otro día! No querrás que tu novia se empape y se enfermePor primera vez veo que Hayley se sonroje de tal manera pues ella nunca lo hace y la primera y única vez que la vi, no se notó y se le fue en un instante. La sigo viendo y le rodeo los hombros pegándola a mí. Ella cede.
– No, en realidad no
–Ten – me ofrece cinco dólares.
–Yo te lo devolveréJohn nos acompaña hasta abajo donde ya se encuentra el taxi, nos despedimos y subimos en él. Doy mi dirección.
– Hoy mi amor, dormiremos en mi casa
– ¿Entonces somos novios? – pregunta y pone la misma mirada que ponía al entonar mi nombre cuando nos conocimos.
– Si accedes a fingir besarme en un armario lleno de fregonas, entonces, sí
– Si es así, pues gustosa accedo a fingir besarte en un armario lleno de fregonas.<
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Beat ¿Lo escuchas? ©
Roman pour AdolescentsTodo comienza cuando Adam se gradúa y acude a una fiesta con su mejor amigo John. Ahí conocerá a Hayley, una chica muy peculiar de la cual se enamora. Ambos tendrán su bonita historia de amor y emprenderán un viaje junto a sus amigos antes de tener...