Beat ¿Lo escuchas? ©

Capítulo 10

– Creo que Liz olvidó aquí una vez un paquete de toallas.

– Gracias – susurra.

Hayley entra al baño y no sale como por diez minutos. Se tumba en la cama y suspira.

– Mucho mejor – dice – Buenas noches, Adam.

– Buenas noches, Hayley.

Me levanto para hacer el desayuno. Solo hay café y con poco de pan. Sirvo todo en la mesa. Estaba a punto de llamar a Hay para que venga pero ella se me adelantó.

– Hola

– Hola

– No tengo hambre

– Mmm... Toma por lo menos el café

– Tienes un cigarrillo.

– No

– ¿No me darás un cigarrillo?

Está actuando mal y muy descortés. Me parece que es su maldito mes y no me parece razón para que me trate así. Aunque, tal vez solo exagero.

– Es que no tengo

– Mmm...

Enciendo mi teléfono y marco a John. Da cuatro timbrazos. Contesta.

– Por el amor de Cristo, ven aquí

– ¿Qué pasa, Adam?

– Tiene el mes.

John se queda en silencio.

– No recuerdo que sea así de exagerado

– Estoy allá en diez minutos

Cuelga. Hayley se ve decaída. En serio no recuerdo que las cosas sean así de exageradas, es muy... ¡Exagerado! Se va al cuarto diciendo permiso. Luego escucho como se ha tirado en la cama. Después de quince minutos alguien llama a la puerta. Abro sabiendo que es John, esta con Liz.

– Tiene cólico ¿verdad? – dice Liz.

– Supongo, está exagerando. Pasen, por favor.

Bien, Hayley está tumbada en la cama boca bajo y con los pies fuera de la cama. John y yo no podemos evitar reír.

– Pareces una niña drogada – suelta John.

– Pareces un niño con síndrome de estupidez estúpida – responde

– Eso no existe y no da gracia

– Y tú tampoco

– Ya, ya, déjenla ¿Hayley, te duele mucho?

Ella solo asiente. Parece tan solo una chica de catorce años a la que le ha llegado por primera vez. Mimada, indefensa, exagerada, difícil, enojada. Pero ¿por qué lo digo así? A mí nunca me ha llegado el mes. A veces, pienso literalmente, cosas demasiado tontas.

– Ten te traje una pastilla – dice Liz con una voz dulce y maternal.

Hayley la toma. Liz dijo que en un rato le hará efecto y le dejara de doler. Entonces se relaja. Ya después de un rato, vamos a almorzar al restaurante al que Hayley me llevó en nuestra primera cita. Comemos muy rico. Al terminar, solo damos un paseo y vamos al cine a ver si hay alguna película interesante. La fila no es muy grande así que compramos unas palomitas pequeñas y unas sodas del mismo tamaño.

La película en sí estuvo muy graciosa, me gustó. Son las cinco y cuarenta. La tarde ha pasado volando. Hayley nos ha pedido que la ayudemos a pasar sus cosas a su nueva casa mañana y todos accedimos ya que no tenemos ningún plan en especial. De regreso a casa, Hay me hizo un "tour psicológico" de su nueva y humilde morada, lo digo así porque solo me decía que imagine mientras ella menciona cada rincón. Ya listos para dormir Hayley me queda mirando con ojos juguetones y se lanza sobre mí haciéndome caer en la cama. Ella ríe y le planto un beso el cual acoge.