Capítulo 20

1.4K 63 5
                                    

No hay mucho que decir del día anterior. Me disculpé con Hayley y las cosas se arreglaron. Liz casi me mata al verme pero John le explicó que vine corriendo desde mi casa para disculparme, creo que sintió algo de pena o no sé pero me alegra que no me haya acuchillado. Después fuimos todos con Blair a comer al Alfred's y comimos como si no hubiera un mañana. Paseamos por el centro y después cada uno volvió a su casa y yo fui con Hay a la mía. Me despierto, me doy la vuelta para abrazar al Hayley y esta vez, si está a mi lado.

– Hayley, despierta – susurro

– No molestar – contesta

– Despierta

– Modo avión

Río por lo que acaba de decir.

– Hayley hazme caso - digo mientras me rio

– Apagando dispositivo...

– Está bien

Es lo último que digo y le empiezo a hacer cosquillas mientras digo que se levante y que hoy es su fiesta. Creo que lo ha olvidado porque al decirlo me dijo que pare y que tenemos que ir ya a comprar la comida y todo lo necesario para esto. Nos levantamos para ir a desayunar y luego nos cambiamos. Salimos del departamento y nos vamos al supermercado a comprar todo. Revisamos la lista que hicimos en el desayuno.

* Todos los chips que haya

* Todas las bebidas que encontremos

* Muchos dulces

* Globos

* Alcohol

* Party Poppers

Llegamos al supermercado, yo cojo el carrito de compras y vamos por todos los pasillos por si hay algo que no pusimos en la lista. Cuando ya tenemos todo, vamos a la caja para pagar la fiesta que tenemos en el carrito. La cajera nos mira un poco asombrada por la cantidad de alcohol que cogimos. Mi conciencia está limpia porque yo no tomare ni una gota de eso.

– Si quiere, puede venir a la fiesta – dice Hayley

– Intentaré ir – responde la cajera en tono sarcástico

– La esperamos – agrega Hayley y le lanza un giño

Cogemos las fundas con las compras y paramos un taxi para ir a casa de Hay y arreglar todo. Al llegar, entramos y automáticamente llamamos a John y a Liz para que vengan a ayudarnos. Ambos llegan como en quince minutos y entonces tocan la puerta. Hayley la abre y John está ahí puesto unas gafas, un sombrero de fieltro negro un poco torcido, y con un matasuegras entre los dientes.

– ¿Llamaron a un stripper? – dice con voz seductora

– Eh...No – responde Hayley entre risas

– Que bueno porque yo no lo soy ¿dónde está Adam?

– Aquiii... – digo desde la cocina

– ¡Cochi!

John viene y me abraza. Está muy feliz al parecer.

Empezamos todos a arreglar la casa para que este lista lo más antes posible. Después de que hemos dejado todo listo, avisamos a todos nuestros amigos y luego nos vamos al Alfred's a almorzar. Cuando terminamos cada uno toma caminos diferentes para prepararse. Hayley y yo vamos a su casa para que coja la ropa que quiere ponerse y después volvemos a mi departamento.

– ¿Por qué no te cambiaste ahí mismo? – pregunto.

– No lo sé, me siento más cómoda en tu casa

Llegamos y nos cambiamos. Yo me pongo unos vaqueros negros y una camiseta del mismo color. Me pongo mis converse negros y estoy listo. Voy al baño para arreglarme un poco el cabello pero Hay está adentro maquillándose. Se vistió como en la fiesta de Ryan. La noche que la conocí.

– Hay, pásame el gel

– Dame un segundo

– ¡Hayley no hagas eso! ¡Ten cuidado con tu ojo! – digo horrorizado

– Adam, se le llama rizador, y no hace daño – dice

– Pero es que parece que te fueras a sacar el ojo

– Tranquilízate – dice mientras me pasa el gel

Una vez listo me quedo sentado en el sofá esperando a Hayley. Pasa media hora y no sale del baño.

– ¿Hayley ya?

– Espera me falta el cabello

– ¿Qué? Pero si cuando estaba en el baño contigo estabas peinada un moño muy bonito – digo y mi entonación es un poco quejosa.

– Adam ¿cómo voy a salir así? Estaba mal peinada. Sé que la mayor parte del tiempo no soy así pero, si va a ser la última noche aquí antes de ir a Canadá, quiero verme bien

Emito un gruñido y sigo esperando. Cuando al fin está lista, llamamos a John para decirle que ya puede ir. Hemos llegado diez minutos antes de lo programado así que no falta mucho para que todos los invitados lleguen. Tocan la puerta. Son Liz y John.

– Vine con mi camiseta de fiesta – dice divertido.

Su camiseta es negra y tiene estampado en letras blancas Party Shirt. Esto lo he visto en otra parte.

– Yo igual – dice Liz.

También lleva puesta la misma camiseta pero con los colores invertidos. Pasan como cinco minutos y alguien golpea la puerta. Esta todo el mundo. Todo. Esto luce igual que la primera vez. Literalmente.

– Solo necesitamos dos cigarrillos y salir al balcón para hablar sobre qué esperamos de la vida – le digo a Hayley en el oído porque John ya ha puesto la música.

Ella ríe y me da un beso en la mejilla. Creo que ha entendido lo que intente decirle. Igual que cuando la conocí. Esto se va a descontrolar. Todos como siempre bailamos, reímos, comemos, bebemos – no me incluyo la verdad – fumamos. La pasamos bien. Sobretodo John, que al parecer, se está emborrachando lentamente. Pasa el tiempo tan rápido cuando lo compartes con amigos, con las personas que más amas. Pierdes la noción del tiempo porque en ese momento eso no es lo que importa, sino, lo que haces para perderlo. Salgo un rato al patio. Donde está la ¿piscina? ¿Cuándo puso Hayley aquí piscina? ¿Y cómo llego John al balcón de su habitación?

– ¡Chicos! ¡Voy a saltar!

Hayley me toca el hombro.

– Bebió demasiado – me dice al oído

– Se nota

Todos gritan su nombre, todos quieren que salte. John, definitivamente necesitas un doctor.

– ¡John! ¡Baja de ahí ahora mismo! – grita Liz que también está borracha

– Eso voy a haceeeer

– ¡Pero no desde ahí!

Liz vuelve adentro y parece que va a buscarlo. Se escuchó como gritó el nombre de John. Él grita y salta a la piscina. Liz se asoma por el balcón y John la saluda desde la piscina. Todos gritan emocionados y felices.

– ¡Si! ¡Soy el rey! – grita heroico y luego sale de la piscina ¿No le hará frío?

Salgo de la casa y me siento frente la puerta. Necesito menos ruido un rato. Ya casi son las dos de la mañana. Estoy un poco cansado. John sale, se acerca y se sienta a mi lado. Se ve muy serio.

– Hermano – dice, tiene hipo.

Dios, ha tomado demasiado que apesta.

– ¿Todo bien? – pregunto sonriendo

– Eh, no

– ¿Por qué?

– Alex está aquí, está en la puerta

– No... jodas.





Beat ¿Lo escuchas? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora