03 ➸ "Todo volverá a la normalidad."

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21 de octubre, 2015. Miércoles. Residencia Bieber. 3:05 am.

Antes de entrar a la casa, Justin se deshizo de sus zapatos para tomarlos entre sus manos y no ocasionar un ruido que podría llegar a asustar a su esposa que se encontraba - según sus suposiciones - ya dormida en la cama que compartían. Pero no se esperó nunca que estuviera esperándolo en el sillón, con la mirada perdida y los brazos cruzados.

Un pequeño gruñido de sorpresa se escapó de los labios del chico, dejando caer sus zapatos a su costado mientras cerraba la puerta y dejaba las llaves de la casa en el mueble. "¿Dónde estabas?" La voz de su esposa llenó el vacío que había en esa casa.

"¿De qué me hablas? Sabes que estaba trabajando. Te lo dije hoy en la mañana." Bieber se dio la media vuelta y no pudo evitar sentir nervios floreciendo en su cuerpo cuando la fría e intensa mirada azul de Cassandra recorría su cuerpo por completo.

"¿En dónde estabas?" Volvió a repetir haciendo oídos sordos a las palabras que había mencionado el chico segundos antes.

"No me jodas las pelotas, Cassandra. Te dije que estaba trabajando, no debes controlarme todo el puto tiempo." Cansado de discutir con su esposa, dejó salir un suspiro y comenzó a subir las escaleras con dirección a su habitación.

"Llamé a tus oficinas el día de hoy. Y me dijeron que no fuiste al trabajo." Esas palabras le bastaron para que parara su paso y la mirara por encima de su hombro, dejando su respiración cortarse por unos breves segundos. Hombre muerto.

No quería mentirle más. No soportaba seguir con ella. No se sentía en casa en ese momento, y quería correr a los brazos de Hailey. "Hicimos fotografías en las calles de Nueva York, Cassandra. Por eso no estuve en el edificio."

Las mentiras se deslizaban por su boca como un profesional. Ya estaba entrenado lo suficiente para mentirle a su esposa y no sentir ni una pizca de culpa subir por su estómago hasta carcomer su cabeza. Sabía que estaba bien lo que hacía; cuidar su relación con Hailey.

"No puedo creer que me sigas mintiendo de esa forma." La voz rota de Cassandra hizo que Justin se diera vuelta y bajara los únicos escalones que había podido subir. Ella caminaba rápido y enfurecida hasta la cocina, ocasionando que la madera del piso crujiese violentamente ante sus agitadas y duras pisadas.

Él no quería. Juro disculparse con su novia luego, pero si no quería quedarse con la única persona que lo soportaba a pesar de sus idioteces, no debía hacer enojar a su esposa. Tirando del brazo de la chica y pegándola a su cuerpo, pudo ver como su ceño estaba fruncido y pequeñas lágrimas caían por su rostro.

"¿Qué quieres ahora?" Volvió a gritar su chica, antes de ser callada por los labios de Justin, en uno de aquellos besos que no se daban desde hace tiempo. Ambas bocas se movían como si se pertenecieran, jugando entre ellas con esmero mientras las grandes manos de Justin acunaban las mejillas mojadas de Cassandra.

En el momento que se separaron, y antes que Cassie le incriminara algo, procedió a hablar. "Te prometo que estuve trabajando todo el día. No sé con quién hablaste, pero realmente no estaba informada de nada, al parecer." Besó sus labios nuevamente, haciendo que su esposa cerrara los ojos por acto reflejo. "Lo juro, nena."

Él sabía cómo tocar los puntos débiles de Cassie; cómo hacer que sus piernas temblaran tan sólo con un apodo insignificante como lo era nena.

22 de octubre, 2015. Jueves. New York Magazine. 15:00 pm.

"¿Qué son esas enormes ojeras que tienes, Cassandra?" La voz de Sarah, su compañera y mejor amiga, la hizo despertar de su sueño y dejar de mirar la pantalla del computador, para dirigirse hacia ella.

"¿Qué tal, Sarah?" Aquel sarcasmo característico del mal humor de Cassie estaba a flor de piel en aquel momento. Tal vez no era el mejor momento para hablar con ella, pero realmente quería saber que pasaba por su cabeza.

"Wow. Querida mía. Creo que no estoy tan bien como tu." La risa histérica que soltó Sarah al sentarse frente a ella, logró que Cassandra pusiera los ojos en blanco. "¿Qué es lo que está pasando en tu vida ahora? No te ves para nada bien." Cassandra resopló con fuerza, pasando una de sus manos por su cabello desarreglado para acomodarlo.

"Es Justin, Sarah. Ya te he contado lo extraño que anda en estos días." La chica asintió repetidas de veces, insistiendo para que su compañera siguiera hablando. "Pero juro que la otra vez sobrepasó mi límite. Luego de haber hecho el amor, a las cinco de la mañana, decidió que debía irse porque su compañera de trabajo le dijo que tenían una sesión de fotos." Sarah alzó una ceja y dejó escapar una risa traviesa en su dirección al saber los actos sexuales que su amiga había disfrutado hace unos días, pero se calló al escuchar como terminaba aquel relato. "¡No llegó a casa hasta las tres de la mañana! Yo realmente estaba preocupada, y por la tarde me decidí a llamar a su trabajo... No estaba trabajando. Y hace semanas que no tiene ningún trabajo por hacer."

El mentón de Sarah estaría en el suelo si no fuese porque estaba pegado a su cuerpo. No podía creer lo que su frustrada amiga le estaba contando en ese momento. ¿Bieber mintiéndole a Cassie? Ellos habían sigo una pareja envidiable desde el primer momento que se habían casado, y ella era la primera en tener que combatir con esos celos de mujer soltera.

"¿Lo hablaste con él? Debe haber una explicación para ese acto." Acotó Sarah, ante de acomodar su falda y jugar con los lápices de escribir que estaban en el transparente escritorio de Cassandra.

"Sí, claro que lo he hecho. Según lo que dijo, la chica con la que hablé, no sabía de su trabajo porque estuvo haciendo sesiones de fotos en las calles de Nueva York." Se encogió de hombros y le dio una rápida pero entristecida mirada a su amiga, quien la miró con compasión y tomó su mano suavemente, dándole a saber que ella estaba para lo que necesitase. "Lo único que se me pasa por la cabeza en este momento es que... no sé, tal vez quiere terminar con nuestro matrimonio."

Sarah abrió sus ojos más de lo normal, negando lentamente con su cabeza lentamente mientras palmeaba el dorso de la mano de Cassandra. "No te apresures, cielo. Tal vez sólo tuvo un día difícil y no quería estar en casa. Tal vez necesitaba pensar, y en vez de decirte que quería estar fuera por unos minutos, pensó que sería mejor mentirte. Todo volverá a la normalidad."

Y Cassandra creyó las palabras de su amiga. Erróneamente. Tendría que haberse ido antes de salir más lastimada de lo que ya estaba.






Infiel ➸ jb | OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora